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Jaime Silos: “Al final, la integridad es la esencia de todo”

“Se está generando una prima de riesgo para las empresas peor gobernadas” “La transparencia radical no nos parece la vía más adecuada”

Pablo Monge
Rafael Durán Fernández

La asociación Forética, que promueve la gestión ética y responsable de las empresas, puso en marcha el año pasado el Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad, que agrupa a 48 grandes empresas de tipología muy diversa. Su objetivo no es solo hablar de buen gobierno, asegura Jaime Silos (Madrid, 1978), director de desarrollo corporativo y financiero de Forética y coordinador del clúster, “también preparar a las organizaciones para el proceso de síntesis de las distintas responsabilidades corporativas en una nueva función que llamamos internamente área de preservación de valores”.

El clúster aboga por que las grandes empresas no cotizadas, que son el 96% de estas compañías, deben adoptar prácticas de las cotizadas para ser más transparentes y, por tanto, más competitivas. Por eso acaban de presentar el informe Avanzando la agenda de transparencia, buen gobierno e integridad en empresas no cotizadas. Guía práctica. “Las empresas con un perfil de mayor calidad de criterios ASG (ambiental, social y de gobierno corporativo) tienden a tener mejores márgenes comerciales y mejores tasas de crecimiento”, afirma Silos.

R. ¿Cuál es la nueva función de la empresa?
R. Hay tres tendencias que se han materializado en los últimos 10 o 15 años. Una es el auge de la transparencia extrafinanciera, donde utilizamos este acrónico que se ha puesto tan de moda en el mundo de la inversión, ASG. Otra es la parte de requisitos de buen gobierno y de integridad, que los golpes de timón regulatorios han hecho que se progrese mucho. Y la tercera pata es la gestión de riesgos, enfocados tradicionalmente al impacto financiero directo y que ahora se está ampliando a estos riesgos sociales, ambientales y de integridad. Y lo que estamos viendo es que ahora las compañías necesitan perfiles que sean capaces de hablar estos tres lenguajes, en un proceso de síntesis que veremos en los próximos años.
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R. ¿Por qué fija el foco en las no cotizadas?
R. En el clúster estamos trabajando con empresas que están muy avanzadas en estos temas. Y nos piden que aseguremos que en sus cadenas de valor puedan tener partners de referencia que vayan trabajando en el mismo lenguaje. En estas cadenas de valor hay muchas pymes. Hay un desequilibrio entre la presión regulatoria y mediática sobre las empresas cotizadas con respecto a las no cotizadas. El 99,6% del tejido empresarial español son pymes, y si haces zoom a las grandes empresas, el 96% no cotizan. Tenemos el reto, sobre todo en el perfil de gran empresa no cotizada, de inculcar herramientas y prácticas que las pongan al mismo nivel que las cotizadas. Hemos ido observando tanto a nivel macro como micro, cómo las empresas con un perfil de mayor calidad ASG tienden a tener mejores márgenes comerciales y mejores tasas de crecimiento y al final, los inversores, en el caso de que coticen, estén dispuestos a pagar una prima por ellas. Se está generando una prima de riesgo para las empresas peor gobernadas. Apostar por el buen gobierno es, sin duda, la mejor estrategia.
R. ¿Las herramientas de la guía son aplicables a cualquier pyme?
R. Lo que hemos intentado, porque la tipología de empresas es muy variopinta, desde el gran grupo familiar, pasando por una empresa unipersonal, es desplegar todas las herramientas disponibles para que cada una se haga su mapa.
R. ¿Están inspiradas en las normas actuales?
R. Toda la experiencia de la gran empresa la volcamos en la pequeña. Lo que intentamos hacer es adaptarlo. En el caso de una pyme, hablamos de redes sociales, de información corporativa… de manera que cada uno a su nivel y a su escala pueda hacer avances en este sentido.
R. ¿La transparencia ha de ser total?
R. La transparencia radical, aunque seamos un clúster de transparencia, no nos parece la vía más adecuada. Si tienes un mercado muy pequeño, a veces la transparencia en exceso puede generar una pérdida de competitividad. Nosotros nos referimos a los temas que son más relevantes, de impactos sociales, ambientales, de mecanismos que tienen para supervisar la toma de decisiones, más ese tipo de cosas.
R. ¿Y reflejarlo en un informe de sostenibilidad?
R. En el caso de las pymes no es tanto hacer un informe de RSC, que tiene un coste muy alto. Apostamos por hacer lo que llamamos fact sheets, folletos pequeños donde pongas tus principales impactos. Al fin y al cabo, si eres una pyme, el cliente lo que te está preguntando es lo que haces en tu entorno local. Están surgiendo plataformas en las que se están pidiendo a las empresas información sobre sus cumplimientos laborales, sobre sus certificaciones ambientales y de calidad. Y aquellas que no estén preparadas para poder reportar en estos ámbitos lógicamente pierden elegibilidad en las cadenas de valor.
R. La guía profundiza en el buen gobierno de las empresas.
R. Nos importa sobre todo la parte de buen gobierno de la empresa familiar, porque no está tan acostumbrada a herramientas que son más de gran empresa. Lo que queremos es inculcarlo. Ir dando pasos, plantear tu misión y tu visión, como paso previo para ir luego dando pasos posteriores. Nos parece fundamental que haya sistemas de incentivos que estén alineados con la creación de valor a largo plazo. El preparar una empresa para el mañana, en el caso de una empresa familiar, es qué pasa si no está el fundador, si hay paquetes accionariales que son de herederos, y ahí es donde suele haber una criba importante de empresas familiares. Lo que queremos es evitar que esto ocurra.
R. ¿No es el cumplimiento normativo en muchas ocasiones una mera formalidad?
R. Hay que ser un poco benevolente con el mundo del compliance porque ahora estamos en la primera ola de avance. Lo que se está haciendo es empujar y a veces se produce esa mala práctica de cortar y pegar; coger el código del vecino o del sector y aplicarlo en tu compañía. Creemos que independientemente de la parte formal en estos sistemas de prevención lo más importante es la cultura. Al final y lo mencionamos un poco en la guía, la integridad es la esencia de todo. Si lo viéramos visualmente como capas de cebolla, en el corazón está la integridad, luego vendría el buen gobierno. No puedo gobernarme bien si no tengo un modelo íntegro, y luego la transparencia. No puedo reportar nada si no están antes esas dos piezas. A nosotros nos preocupa que estamos todavía en una época legalista, basada en el cumplimiento, más que una época de potenciar una cultura de integridad.

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Sobre la firma

Rafael Durán Fernández
Lleva más de una década a cargo de los temas de sostenibilidad en la sección de Buen Gobierno, tarea que compagina con la edición de CincoDías. Aterrizó en el periódico en el año 2000 y pasó una temporada en la sección de Opinión. Antes, en El Siglo de Europa y El Nuevo Lunes. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

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