La deuda pública de las entidades locales chinas, gran reto de Xi Jinping
Xi Jinpign consiguió en el congreso del Partido Comunista en octubre consolidar su posición como el líder con más poder desde Deng Xiaoping y situar a sus protegidos y aliados en todos los estamentos políticos. Pero incluso Xi ha reconocido que la deuda de las entidades locales Chinas (sus 31 provincias, 330 prefecturas y 2800 condados) y la deuda de las empresas estatales son la mayor amenaza a la estabilidad financiera del país. La deuda de las administraciones locales asciende a 24% del PIB debido a la ausencia de un impuesto sobre la propiedad, el endeudamiento de dichas administraciones durante los últimos años mediante instrumentos opacos (denominados vehículos financieros de las administraciones locales), su imposibilidad de emitir bonos hasta 2014 y a la relación de desconfianza entre el gobierno central y las administraciones locales. El gobierno aporta el 50% de los ingresos, pero las provincias, prefecturas y condados son resposables de dos terceras partes del gasto. Preocupado por dicha dinámica, Xi anunció en el congreso una reforma del sistema y la introducción del impuesto sobre la propiedad. Pero a Xi le costará controlar las finanzas de los entes locales, que recurren a todo tipo de trucos para que sus deudas no aparezcan en sus balanzas. Y el problema fundamental es la ausencia de democracia en China. Si los ciudadanos pudieran elegir a sus representantes en las provincias, prefecturas y condados, les podrían exigir que proporcionaran buenos servicios a cambio de pagar impuestos. Pero no se atisba ninguna apertura política, ni tan siquiera a nivel local. China ya sólo crece al 6,5% a nivel anual. La deuda de sus empresas estatales y administraciones públicas es una asignatura pendiente.