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Rusia absorbe la energía política de la Casa Blanca

La atención que se presta al caso puede afectar al desarrollo económico El plan de infraestructuras desapareció del foco en beneficio de los vínculos del equipo de Trump con Moscú

Paul Manafort, ex jefe de campaña de Trump, el lunes tras salir del TribunalFederal de EE UU, en Washington DC.
Paul Manafort, ex jefe de campaña de Trump, el lunes tras salir del TribunalFederal de EE UU, en Washington DC.REUTERS

La cuestión de si Rusia se inmiscuyó en las elecciones de EE UU de hace un año está absorbiendo un valioso ancho de banda económico. Uno de los primeros imputados es Paul Manafort, ex jefe de campaña de Donald Trump. Eso desvía recursos que podrían dedicarse a cosas más útiles.

Manafort está acusado de ocultar cobros por su trabajo como agente no registrado para el gobierno ucraniano y los partidos ucranianos prorrusos. Supuestamente, eso duró de 2008 a 2017, que cubre el período en que Manafort dirigió la campaña presidencial de Trump, e incluye movimientos de más de 75 millones de dólares a través de cuentas en el extranjero. Los cargos parecen no estar relacionados con el trabajo de la campaña. Pero otro asesor de la misma se ha declarado culpable de mentir al FBI sobre contactos rusos que dijeron que habían echado “basura” sobre la rival de Trump, Hillary Clinton.

Para los funcionarios de la Casa Blanca, es una carga no deseada en una semana ya intensa. El recorte fiscal de los republicanos, la principal prioridad nacional de Trump, se dará a conocer hoy. Los inversores también esperan ansiosamente un anuncio sobre su candidato para dirigir la Reserva Federal, que podría llegar mañana. Al día siguiente, el presidente se va a un viaje de 12 días a Asia, incluida una parada en Pekín, donde la Administración espera anunciar avances en la cuestión de Corea del Norte y en las negociaciones comerciales.

La investigación podría distraer al presidente de su papel como vendedor de la reforma del impuesto de sociedades, pero también podría tener un impacto a más largo plazo. En junio, la Casa Blanca dedicó una semana a lanzar el plan de 1 billón de dólares de Trump para reconstruir carreteras y puentes, pero la atención se la llevó el testimonio del exdirector del FBI James Comey, que dirigió la investigación de Rusia hasta que lo despidió Trump. El plan de infraestructuras no está en el calendario legislativo de este año.

La Casa Blanca no puede darse estos lujos. Se prestará mucha atención a las personas implicadas en la cuestión rusa, pero si eso afecta a la regulación y a las negociaciones comerciales, la economía de EE UU también sentirá el efecto.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de Cinco Días.

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