Nadal fuerza la destitución del presidente de Omel, Pedro Mejía

Fue designado por un mandato de seis años, prorrogable El holding dueño de las gestoras del Mibel integran 22 accionistas

Alejandro Meraviglia

El consejo de administración del operador del mercado eléctrico (Omel) acordó ayer el cese de su actual presidente, Pedro Mejía, que ocupaba este cargo desde 2009. Fuentes empresariales aseguran que detrás de esta decisión están las presiones del ministro de Energía, Álvaro Nadal, que ha exigido la cabeza de Mejía, al que se le acaba en breve el mandato de seis años que establece el Convenio entre España y Portugal sobre la creación del Mibel (Mercado Ibérico de la Electricidad), pese a que este permite una prórroga de otros seis años. Formalmente, la presidencia de Mejía se remonta a 2011, cuando entró en vigor el acuerdo de constitución del Mibel, que se firmó en la ciudad de Braga en enero de 2008.

Omel es una holding tenedora del 50% de las acciones de OMI, el operador del Mibel (Portugal tiene su propia holding e igual participación). Este se divide, a su vez, en dos gestoras: el denominada Polo-Español, OMIE, y el Polo Portugués, OMIP. La tenedora de acciones es una sociedad sui géneris, con un total de 22 accionistas: una decena de agentes del sector, como las cinco grandes eléctricas, Unesa, Acciona o Repsol y, el resto, entidades financiaras y de otras áreas, como los principales bancos o la patronal del sector del automóvil, ANFAC.

Con una retribución procedente de los ingresos del sistema eléctrico (ha recibido este año casi 15 millones de euros de la factura de los consumidores), Omel es teóricamente una empresa privada.Ningún inversor individual puede tener más de un 5% de su capital, salvo los gestores de las redes portugués, REN, y español, REE, que tienen participaciones cruzadas del 10%, así como las propias gestoras, que también tienen un 10% cada.

Los presidentes de las holding son, a su vez, presidente y vicepresidente de OMI, cargos en los que se van turnando cada tres años. Su elección es responsabilidad conjunta de los órganos societarios, previo acuerdo “de ambos Gobiernos”, según establece el artículo 4 del Convenio del Mibel.

La decisión del titular de Energía de no permitir una prórroga en la presidencia de Mejía ha sorprendido a los accionistas, quienes creen que con tanta precipitación el Gobierno parece demostrar su poca fe en agotar la actual legislatura. La presidencia de Omel “es una pera en dulce en la que el Gobierno quiere colocar a alguien de su entorno”, comentan fuentes del sector, tras recordar que su sueldo "ronda el medio millón de euros".

Candidatos

En las quinielas, figuran el expresidente de Aena, José Manuel Vargas; el actual presidente de Mibgas, y exdiputado del Partido Popular por La Coruña, Antonio Erias y Diego Rodríguez, persona afín a Álvaro Nadal, que abandonó recientemente el consejo de la CNMCtras la finalización de su mandato. En cualquier caso, un secreto muy bien guardado.

Pedro Mejía fue designado presidente de Omel en 2009 a petición del entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián, en cuyo departamento había desempeñado el cargo de Estado de Turismo y Comercio durante las etapas de los ministros José Montilla y Joan Clos.

Aquel relevo, que se produjo antes de la creación del mercado ibérico de la electricidad, no fue precisamente pacífico: además de la intervención directa del Gobierno, que fue mal vista por no estar respaldada legalmente, la antecesora en el cargo, María Luisa Huidobro, se negó a dimitir y forzó la celebración de una junta extraordinaria. Huidobro, que llevaba 12 años en la presidencia de un operador del mercado entonces nacional, es hoy directora de la filial energética del Grupo Villar Mir.

Según justificó entonces el propio Gobierno, Pedro Mejía fue designado para impulsar la fusión de los operadores de los mercados español y portugués dentro de los acuerdos de creación del Mibel y el reparto de funciones: OMIE actúa como gestora del mercado diario (físico) y OMIP del mercado a plazo Financiero).

El proceso de fusión de los dos operadores ibéricos, cuya función es la de organizar y gestionar el sistema para las transacciones y liquidaciones en el Mibel, es enrevesado. Para conseguir un equilibrio de poderes entre los dos países, la base para la creación del OMI son los dos holding citados.

Una estructura-espejo complicada que permitió limar las deferencias entre ambos países y la susceptibilidad portuguesa, con la cual los dos países son dueños de todo, están en todos los consejos y toman juntos todas las decisiones en común.