GM y Ford investigan el impacto en sus coches del fraude de Kobe Steel
La compañía falseó durante años los certificados técnicos de sus productos Más de 200 empresas usan los materiales de la compañía nipona, entre ellas Mazda, Toyota, Nissan y Honda
General Motors y Ford anunciaron ayer que están investigando el impacto en sus vehículos de los metales con especificaciones – sobre durabilidad y resistencia– falseadas de Kobe Steel. Las 20.000 toneladas de materiales que la metalúrgica japonesa distribuyó desde enero hasta agosto fueron utilizadas por más de 200 empresas, entre ellas Mazda, Toyota, Nissan y Honda, que aún no se han pronunciado al respecto.
Fueron las especificaciones del cobre y del aluminio las que hicieron saltar la liebre el pasado domingo, pero a medida que transcurrían los días el hierro, la limadura de hierro y materiales de pulverización catódica (para pantallas de cristal líquido y DVD) se unieron a la lista.
Hasta ahora se desconoce el alcance del fraude, pero ya ha trascendido que el fabricante de maquinaria pesada Mitsubishi Heavy Industries utilizó los materiales de Kobe Steel en el cohete espacial que lanzó el pasado martes. Sin embargo, la empresa declaró no haber detectado fallos relacionados con el engaño.
La empresa ferroviaria Japan Railway usó metales de la siderúrgica en algunos vagones de trenes de alta velocidad. Subaru, que construye los aviones de entrenamiento del Ejército nipón, incluyó los materiales de la acería en la fabricación de sus productos, incluidas las alas para aeronaves Boing. Incluso el Ministerio de Defensa japonés puede verse afectado por el escándalo, según Efe.
El presidente de Kobe Steel, Hiroya Kawasaki, reconoció ayer que no se descarta que pueda haber otros productos afectados. “Lo principal ahora es confirmar la calidad y seguridad de los productos que han sido distribuidos”, declaró Kawasaki a la televisión estatal NHK. Además, resaltó que las investigaciones se están llevando a cabo dentro y fuera del país.
La tercera metalúrgica más grande de Japón también produce maquinaria, como compresores, máquinas de procesamiento de plástico, grúas y robots soldadores. El presidente se mostró rotundo ante este episodio: “la credibilidad de la compañía ha caído hasta cero”.
Los responsables de la empresa aseguraron que no esperan que por ahora se retiren aviones o automóviles y afirmaron que todos los clientes mantienen sus perdidos. El Gobierno japonés instó a la compañía a llegar al fondo de la cuestión y a determinar las medidas a tomar necesarias en un plazo estimado de un mes.
La de Kobe Steel es la última confesión de fraude en la industria nipona, en la que se acumulan los escándalos. Hace escasas semanas, Nissan admitió que técnicos sin la certificación necesaria según la ley japonesa habían inspeccionado vehículos durante tres años. Esta revelación llevó a la compañía a analizar más de un millón de coches.
El año pasado, Mitsubishi Motors se enfrentó a una espiral de dificultades financieras derivadas del falseo de los datos de consumo de algunos de sus vehículos. La automovilística recibió dos prohibiciones de venta por parte del Ministerio de Transporte en cuestión de pocos meses. La primera afectó a determinados minicoches y la segunda a modelos tan conocidos como el Outlander o el Montero.
Mitsubishi publicó en sus catálogos que los coches eran un 4,2% más eficientes que las mediciones reales. En ocasiones este margen aumentó hasta el 9%. Nissan acudió entonces al rescate para ayudar a la compañía a reponerse del golpe económico.
También en Suzuki hubo una polémica protagonizada por las mediciones de consumo de combustible. Estos cálculos irregulares no afectaron a los datos finales de eficiencia de los automóviles, pero pusieron en tela de juicio la fiabilidad de los controles internos de las compañías japonesas.