BBVA ultima la venta del 20% de su inmobiliaria Anida a Cerberus por 400 millones
El banco vende una filial dueña de pisos, promociones, oficinas y locales Sigue las senda de otras entidades para rebajar su exposición al ladrillo
BBVA continúa despegándose de su exposición al ladrillo. Tras varias operaciones de venta de carteras y traspasos a sus participadas Metrovacesa y Testa Residencial, ahora está a punto de vender parte de los activos de su plataforma inmobiliaria Anida por cerca de 400 millones de euros al fondo estadounidense Cerberus.
El banco presidido por Francisco González se suma así a los pasos dados por la gran parte de las entidades financieras que han vendido en los últimos años total o parcialmente sus servicios inmobiliarios.
La operación, según fuentes conocedoras del proceso, está a punto de cerrarse. En este caso, BBVA vende a Cerberus una sociedad filial de Anida, llamada Anida Grupo Inmobiliario S.L., que incluye únicamente una cartera de activos inmobiliarios y deja fuera créditos dudosos (conocidos en el sector financiero como NPL o no performing loans). La entidad ha enviado este jueves a la CNMV un hecho relevante en el que señala que, en este momento "no se puede determinar si las conversaciones concluirán o no en un acuerdo, ni los términos o condiciones de éste, si se alcanzara".
BBVA se ha asesorado para esta operación, llamado proyecto Sena, con PwC; y Cerberus lo ha hecho con la consultora JLL. El valor nominal de la cartera supera los 1.000 millones de euros, pero como sucede en este tipo de operaciones de venta a fondos oportunistas se negocia un precio con un fuerte descuento por ser habitualmente activos que provienen de adjudicados.
La cartera incluye activos granulares, es decir, pisos sueltos, además algunas promociones completas de viviendas, oficinas y locales comerciales. La sociedad que va a ser adquirida por Cerberus cuenta con un valor de alrededor del 20% de Anida, según las mismas fuentes, lo que equivaldría hipotéticamente a tasar a la inmobiliaria en unos 2.000 millones.
La banca cada vez tiene más presión por parte del Banco de España y Banco Central Europeo para rebajar su exposición al ladrillo y BBVA no es una excepción. Ya ha realizado este año varias desinversiones vinculadas al inmobiliario. En febrero, se deshizo de 3.500 viviendas, que acabaron en manos de Blackstone, un proyecto al que bautizaron como cartera Buffalo. Estos activos contaban con un valor contable de alrededor de 300 millones. La cartera estaba distribuida en un casi 30% en Cataluña, un 20%en Andalucía, un 18% en Valencia y más minoritariamente en Madrid, Canarias y Castilla-La Mancha.
Un mes después, vendió otra cartera, denominada Boston, de 14 edificios de oficinas y valorada en alrededor de 300 millones, al fondo estadounidense GreenOak y a la promotora y gestora alemana FREO. Esos activos sumaban 116.000 metros cuadrados en Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana.
BBVA también este año ha sacado del balance viviendas en alquiler que ha traspasado a su participada Testa Residencial. En febrero, los bancos accionistas de la socimi (Santander, BBVA y Popular) realizaron una ampliación de capital no dineraria de 3.300 viviendas y un valor de 665 millones. Tras esa operación y la integración de un paquete de casas de Acciona, el banco de González controla el 26% de la inmobiliaria.
También cerró en julio otro traspaso a su participada Metrovacesa, concretamente 1,5 millones de metros cuadrados de suelo edificable, equivalente a terrenos para 12.000 viviendas, por 430 millones.
Fondos en los ‘servicers’ bancarios
BBVA es prácticamente el último banco en dar juego a los fondos en sus plataformas inmobiliarias que manejan activos adjudicados de las entidades financieras. Popular, Santander, Caixabank, Bankia... Solo Sabadell, de momento, no ha seguido ese camino con Solvia.
Servihabitat, ligado a Caixabank, dio entrada en el capital al fondo TPG. Blackstone adquirió la antigua plataforma de la extinta Catalunya Caixa, llamada Anticipa. Bankia, por su parte, cedió a Cerberus este negocio, que sirvió como germen de Haya Real Estate.
Popular, por su parte, vendió a Kennedy Wilson y Värde parte de Aliseda, aunque fue recomprada con la llegada de Santander, que a su vez la revendió a Blackstone en agosto.
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