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Tribuna
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Momento dorado para la economía global

Los rebotes en EE UU tras la victoria de Trump han llegado a Europa, aliviada tras sus elecciones

El presidente de EE UU, Donald Trump.
El presidente de EE UU, Donald Trump.REUTERS

El regreso de la confianza ha sido la clave. La economía mundial vuelve a mostrar síntomas de desarrollo empujada por los datos positivos en EE UU, el repunte de los índices de consumo y una mejora de las perspectivas en Europa. Los rebotes en EE UU– surgidos tras la elección como presidente de Donald Trump– también se ha expandido a otras regiones del mundo, como Europa, que respira aliviada tras los resultados electorales en varios Estados miembros.

Este ambiente favorable también ha permitido una recuperación del comercio internacional y ha favorecido un desarrollo positivo en EE UU, Asia, Europa y Japón, además de un repunte del gasto corporativo y del consumo privado. Las medidas proteccionistas anunciadas por Donald Trump no han sido implementadas, por lo que el fuerte impacto en la globalización que iban a tener solo se ha visto en México y en algunos sectores específicos en Canadá.

EE UU, por su parte, está viviendo un buen momento en su economía y según las previsiones crecerá en torno al 2%-2,5%. A pesar de ello, el consumo fue moderado en el primer trimestre y que la creación de empleo fue muy volátil. Estos dos indicadores no deben ser considerados como un preludio de un descenso de la demanda doméstica, sino como una respuesta a la falta de reformas significativas por el Gobierno de Trump. Sin embargo, los datos de empleo muestran un escenario en el que la escasez de mano de obra se incrementa significativamente en un contexto de pleno empleo que había venido mostrando la economía durante varios trimestres.

Estos datos vienen junto con el anuncio de le FED de futuras subidas de tipos. Una segunda subida de tipos del 1,25% se hizo realidad el 14 de junio y una tercera se espera para finales de año en paralelo con la decisión de disminuir el balance, que debería anunciarse en 2018.

Los mercados emergentes se están comportando de forma dispar ante estos acontecimientos. Existen objeciones con respecto al sector bancario e inmobiliario chino. Sin embargo, nohay indicios de un riesgo sistémico al respecto, ya que las autoridades están vigilando cuidadosamente estos dos sectores. Asimismo, ni los mercados de Rusia ni de Brasil están respondiendo de la forma esperada, en cierta medida debido a su delicada situación política y a los precios del crudo. Los mercados del sudeste asiático, en cambio, sí que se muestran atractivos para los inversores. Países como Malasia, Filipinas o Indonesia se muestran como buenas oportunidades para los inversores en renta variable. En cuanto a los bonos, la deuda local de los emergentes está dando resultados positivos a corto plazo debido a la debilidad del dólar, pero, aun así, se recomienda ser precavido, ya que la FED continúa ajustando su política y esto podría parar la caída del billete verde a medio plazo.

La política ha sido una fuente de preocupación en los últimos meses. Sin embargo, últimamente ha habido señales positivas. La elección como presidente de Trump generó una gran expectación en torno a las reformas políticas y fiscales, así como en relación a la reindustrialización de la economía norteamericana y las políticas proteccionistas. Aunque se han puesto en marcha algunas reformas, la globalización no ha sido desmantelada y el mandatario estadounidense se ha mostrado cauteloso en sus relaciones con China y Europa. Además, ha adoptado un tono conciliador con la OTAN. Dicho eso, en el Partido Republicano parece haber más división de la esperada en asuntos como la sanidad, y las medidas de estímulo fiscal y las reformas siguen estando bloqueadas en los debates del Congreso.

La incertidumbre alrededor de la política estadounidense y las perspectivas del brexit han reforzado las preocupaciones en la eurozona, y eso, paradójicamente, ha reforzado la necesidad de una renovación del proyecto europeo. La elección de Manuel Macron en Francia, por un lado, ha marginado a los partidos anti-UE mientras que, por otro, ha supuesto un éxito para el relanzamiento del eje franco-alemán. Parece que los riesgos han disminuido, especialmente en la eurozona, lo que está impulsando la confianza y marcando el inicio de un ciclo económico más positivo en varios países junto a Alemania.

Esto quiere decir que la economía global se encuentra en una coyuntura positiva y que tanto los países desarrollados como los emergentes deberían experimentar un crecimiento continuado que se beneficiará de políticas monetarias y presupuestarias sumamente acomodaticias. Consecuentemente, podría decirse que, transcurridos unos 10 años desde el inicio de la crisis financiera, estamos pasando página en la historia de la economía global.

Patrice Gautry es economista jefe de Union Bancaire Privée (UBP).

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