El partido más difícil de Neymar
Es la estrella mediática del fútbol en estos momentos. Todas las miradas están puestas en el nuevo jugador del PSG, el fichaje más caro de todos los tiempos, que tiene por delante un reto: convertirse en un líder
Ya es una estrella mundial. Lo comprobó Neymar (Mogi das Cruzes, São Paulo, Brasil), este viernes, cuando aterrizó en París y descubrió la expectación generada en el Parque de los Príncipes, donde fue presentado por Nasser Al-Khelaïfi, presidente del Paris Saint-Germain (PSG), que esta semana pagó al Barcelona 222 millones de euros por el traspaso del delantero francés. A escasos siete kilómetros, en la tienda del club, en el corazón de los Campos Elíseos, centenares de personas esperaban pacientemente, desde primera hora de la mañana y en ordenada fila, custodiada por vigilantes de seguridad, para hacerse con una camiseta, con el número 10, cedido por el argentino Pastore, del nuevo astro del fútbol francés.
Una vez pasen los fastos de celebración, se espera que este sábado el club muestre a su nuevo jugador en el centro de París, con la Torre Eiffel de testigo, a Neymar le queda el partido más difícil. Ya se ha enfundado la nueva camiseta, ahora tiene que ganársela. El gran reto del jugador, además de llevar a su equipo a ganar títulos, es pasar de estrella a líder. Es el trabajo más difícil. Por un lado, deberá dejar a un lado una de las principales plagas de los vestuarios: el ego. Mucho se ha hablado estos días de la rivalidad entre Messi y Neymar en las filas del Barça. Aunque el primero en advertir la sombra, que podían hacerse ambos jugadores, fue el visionario Johan Cruyff, que durante la presentación del brasileño en el Camp Nou en 2013, aseguró que él habría vendido primero al argentino, augurando el choque y apelando a todos los factores que entran en juego en el fútbol: “un equipo, sus jugadores, sus entornos, sus intereses, por eso es tan difícil dirigir una plantilla, hay muy poca gente que sirva para hacer esto”. Y concluía que él no se habría atrevido a fichar a Neymar, un jugador que podría llegar a incomodar a Messi. Y viceversa.
Durante su presentación a los medios de comunicación en París, el jugador intentó quitar hierro a la supuesta rivalidad con la indiscutible estrella blaugrana. Fueron todo palabras de agradecimiento: “Uno de los motivos por los que fui al Barça fue para jugar con Messi. Es el mejor del mundo. Solo en la primera semana sentí presión. Es mi ídolo. Agradezco mucho a Leo, que me recibiera tan bien y que me enseñara tanto”.
"Tiene que dar ejemplo a la gente joven, que lo mismo que le imita un pase o un control también le puede imitar en el comportamiento" Vicente del Bosque
Para Neymar comienza una nueva vida deportiva en el PSG, donde espera que nadie le haga sombra. Aunque ayer aseguró que no le mueve ningún afán protagonista: “Deseaba venir a París porque buscaba un nuevo reto, no por falta de protagonismo o porque me haya sentido incómodo. No es lo que quiero, tampoco lo he buscado en mi vida, lo que quiero son títulos y nuevos retos”.
Tiene una oportunidad de oro, afirma el profesor del IESE y experto en comportamiento organizacional, Santiago Álvarez de Mon. “Puede construir un proyecto interesante, que hasta ahora, teniendo al lado a Messi, era algo que tenía difícil de conseguir”. Puede convertirse en el epicentro del PSG, pero corre el riesgo, advierte el docente, de que le pueda el egoísmo y acabe convertido en un juguete roto. “Debería ser prudente, que no le ciegue el brillo y sobre todo tiene que invertir en él como persona”. En este sentido, apunta que la mejor gestión que se puede hacer del ego de un profesional en cualquier campo, desde el mundo de la empresa, a la música, el deporte o la investigación, es ponerlo a trabajar al servicio del equipo. Tiene que dar ejemplo a la gente joven, que lo mismo que le imita un pase o un control también le puede imitar en el comportamiento
Y si alguien sabe de esto, de gestionar a estrellas del fútbol, es Vicente del Bosque, quien, durante su etapa como entrenador, consiguió grandes logros: con el Real Madrid, una Copa Intercontinental, dos ligas de Campeones y dos campeonatos de Liga; y con la selección española, el Mundial de 2010 y la Eurocopa 2012. “No existe una receta para manejar un vestuario, todo depende de la formación y de la experiencia del entrenador”, señala Del Bosque, en conversación telefónica con Cinco Días, a quien no le gusta hablar de egos. Prefiere referirse a los caprichos de los jugadores. “Nunca se puede generalizar porque no todos son iguales, unos cobran más que otros, y unos son caprichosos y otros no lo son. Además, hay otra singularidad en el mundo del fútbol, que en otros sectores no existe, y es que solo juegan 11, el resto no. Gestionar un grupo así es difícil”.
El secreto de Emery
El exentrenador salmantino asegura que a él siempre le ha ido bien manejando una táctica: “no tratar a todos por igual, esa es la mayor injusticia, porque cada uno tiene su propia personalidad”. Hombre poco dado a imponer ni a impartir doctrina, Del Bosque sí aconseja a Neymar, como a todo jugador, que sea respetuoso con lo que significa su profesión. Y entre esas obligaciones, asegura, está el respeto a su entrenador, que en este caso será el vasco, Unai Emery. Precisamente, en una entrevista concedida a este periódico, el exentrenador del Sevilla ensalzaba los valores que hacen que un profesional triunfe en el fútbol. “La solidaridad, la dedicación, la humildad, la ambición, el respeto y el valor del equipo por encima de lo individual”, afirmaba Emery. Ahora tiene ante sí otro gran papel: entrenar y dirigir al futbolista más mediático del momento, en el que están puestas todas las miradas. “Lo principal es saber ganarte la confianza de los jugadores para liderar, dando ejemplo, aplicando lo que tú le exiges a ellos, la dedicación, el compromiso, el respeto, un trato equitativo... todo eso es el liderazgo”, opinaba en la citada entrevista el míster, quien cree que el líder no se impone sino que debe generar confianza en el día a día.
Un verdadero jefe es el que es admirado, no solo por su juego, sino por su comportamiento. Ha de dar ejemplo. En este sentido, Álvarez de Mon cita el caso del tenista Rafa Nadal, al que su tío Toni Nadal formó como deportista, pero al que sobre todo “enseñó a comportarse en la pista, por eso es tan admirado”. Lo mismo sucede con el baloncestista Pau Gasol, “son estrellas pero tienen un comportamiento normal, que se convierte en un hábito y no reclaman ninguna atención para ellos”, señala el profesor del IESE.
A Neymar le queda un interesante camino por delante, apunta Vicente del Bosque: “Tiene que dar ejemplo a la gente joven, que lo mismo que le imita un pase o un control también le puede seguir en el comportamiento”. Cree, por tanto, que los jugadores, más que nunca, deben ser muy cuidadosos, además de con su rendimiento deportivo, con sus conductas personales.
El jugador brasileño debe mimar, tanto como sus millones, su carrera, creando su propio estilo y marcando su hoja de ruta. Así opina Daniel Sá, director de la escuela de marketing portuguesa IPAM: “Es muy joven todavía, y a la sombra de Messi lo tenía muy difícil”. En París ya brilla como una estrella. Tiene cinco años de contrato y su jefe, Al-Khelaïfi, cree que “es el mejor jugador del mundo”.