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Brasil se arrastra hacia el Gobierno zombi

Temer podría aferrarse a la presidencia pero disminuiría cualquier impulso de los esfuerzos necesarios de austeridad fisca

El presidente brasileño, Michel Temer.
El presidente brasileño, Michel Temer.EFE (EFE)

Brasil se tambalea hacia un Gobierno zombi. El presidente Michel Temer podría aferrarse a su trabajo pese a las acusaciones por corrupción. Sin embargo, si se centra en sobrevivir, disminuirá cualquier impulso de los esfuerzos necesarios de austeridad fiscal.

Temer tiene en este momento otras prioridades. Necesita el apoyo de un tercio de los legisladores de la Cámara baja del Congreso de Brasil para impedir que la Corte Suprema lo juzgue, después de que el fiscal general Rodrigo Janot le haya acusado de sobornos. Con el esperado respaldo de la Cámara de Diputados, podría continuar como presidente hasta que termine su mandato a finales de 2018. Él niega cualquier delito. Los mercados brasileños han ignorado este ultimo episodio de escándalo de corrupción, que ha involucrado a amplias filas del Gobierno y la industria, lo que sugiere que los inversores dudan de que se produzca un revuelo mayor.

No obstante, todo esto podría tener un coste. El tiempo y la energía necesaria para asegurar el apoyo significa que la parte más ambiciosa de su programa de reformas languidecerá. El líder conservador ha estado presionando para más recortes en los beneficios de las pensiones. No será capaz de lograrlo en el Congreso en la forma actual. Incluso si lo reduce, no lo aceptarán. Sí podrían tener una opción algunos pequeños cambios en las leyes laborales o la reducción de la burocracia.

Todo ello añade poco al frente político hasta que los brasileños vuelvan a votar. La economía debería seguir adelante, con el lento crecimiento previsto por los economistas para este año del 0,4%. La inflación y los tipos de interés de referencia también están en el camino de seguir bajando.

Asombrosamente, las encuestas colocan al expresidente de centroizquierda Luiz Inácio Lula da Sila, que también ha sido acusado de corrupción, entre los posibles candidatos más fuertes. No podría presentarse si es declarado culpable siempre que el veredicto sea ratificado en apelación. El desdén generalizado hacia los políticos puede abrir la puerta a que populistas de fuera desafíen a los candidatos más establecidos. Hasta entonces, Brasil vivirá bajo las reglas de los muertos vivientes.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción es responsabilidad de Cinco Días.

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