Málaga, un paseo entre museos
La ciudad ha encontrado su lugar rodeada de arte La inauguración del Picasso dio inicio a la regeneración del centro
Hace no mucho Málaga era solo la sede del aeropuerto desde el que los turistas viajaban a Marbella, Fuengirola o Torremolinos. Hoy tiene cuatro millones de visitantes al año y va a más. Por algo será. Pasito a pasito se ha convertido en capital cultural del sur, no tanto por su patrimonio monumental –que también lo tiene–, como por el cultural en el amplio sentido de la palabra. La ciudad ha encontrado su lugar y lo ha hecho rodeada de arte.
“Ir hoy a Málaga supone, además de buen tiempo y playa, encontrarse con Picasso, una sede en miniatura del Centro Pompidou –la única fuera de Francia–, descubrir la colección de Carmen Thyssen, asistir al Festival de Cine –la última edición tuvo lugar hace unas semanas–, pasear por restos históricos musulmanes como la alcazaba o disfrutar de la filial del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo, entre otros reclamos.
Todo empezó con el Museo Picasso allá por 2003. Su inauguración supuso el germen de la regeneración del centro de la ciudad. Pocos años después comenzaban dos desembarcos importantes: los de otros museos de relieve y el de turistas a bordo de cruceros que antes no hacían escala en la ciudad.
En Semana Santa
Se vive con alegría, vítores y aplausos ante las imágenes de cristos y vírgenes que, por cierto, no van sobre pasos, sino sobre tronos de espectaculares dimensiones. Los momentos más emocionantes son al mediodía del Jueves Santo, cuando los legionarios traen a hombros el Cristo de Mena desde el puerto, la procesión de Jesús el Cautivo, el más venerado en la ciudad, o la de la Virgen de las Penas, que cada año luce un manto de flores distinto.
Antonio Banderas es ya un reclamo más de la ciudad. No solo la promociona allá donde va, sino que se ha comprado un ático en plena calle de la Alcazabilla, junto al Pimpi, el restaurante más típico de Málaga y el más visitado de Andalucía.
En Málaga la principal referencia es la calle Marqués de Larios, arteria comercial por la que pasear para ver y ser visto. A su alrededor se articula el centro. Una pequeña encrucijada de estrechas calles peatonales llenas de bares y tiendas.
En uno de sus extremos, otro punto de referencia en el corazón de la ciudad: la plaza de la Constitución. Desde allí podemos ir al Palacio de Villalón, donde encontramos el Museo Carmen Thyssen, la muestra de pintura andaluza del siglo XIX más completa de España, aunque cuenta con casi 250 obras de artistas de toda España: Zuloaga, Romero de Torres, Sorolla...
Otra plaza que no nos podemos perder es la de la Merced. Allí está la casa natal de Picasso y su Fundación. Rodeada por restaurantes con terraza, en el centro del espacio se encuentra el monumento a Torrijos, general liberal que protagonizó el último intento por derrocar al régimen absolutista de Fernando VII.
A partir de este punto, imprescindible coger, ya en la zona peatonal, la calle Alcazabilla. En ella se encuentran la impresionante alcazaba musulmana –que se puede visitar– y a sus pies, el Teatro Romano. Parada obligada es el Palacio de la Aduana, que alberga desde hace unos meses las colecciones de Bellas Artes y Arqueología del Museo de Málaga.
Si tomamos la calle Císter, pronto daremos con el Patio de los Naranjos de la catedral y comunicaremos con la calle San Agustín, donde se encuentra el Museo Picasso, el más visitado de Andalucía y que acaba de renovar su colección. Muy cerca del inicio de la calle Larios, entre el sur de la Alameda y el Muelle de Heredia, está el Soho. Así han llamado a este barrio de moda, en plena expansión, en el que se ubica el Centro de Arte Contemporáneo.
Un poco alejado del centro, el museo ruso, situado en el impresionante edificio de La Tabacalera, alberga piezas del siglo XV al XX, de Chagall, Rodchenko o Kandinsky, sin olvidarse de las vanguardias cubistas y el arte soviético.
En nuestro paseo por la ciudad no podemos perdernos el Muelle Uno. La rehabilitación de parte del puerto de Málaga ha dado lugar a un centro comercial y de restauración al aire libre muy visitado por los malagueños, con un protagonista claro, un cubo de cristal de 16 metros de alto que alberga obras de Frida Kahlo, Bacon, Magritte, Chirico, Giacometti, Miró, Tàpies… Es el colorido Centro Pompidou.
Y todo junto al mar. En ambos lados de la playa de la Malagueta la ciudad se extiende en paralelo al litoral. Camino de Almería, los barrios de Pedregalejo o El Palo reúnen en sus restaurantes a pie de playa a los malagueños los fines de semana. Y es que aquí se sigue dando buena cuenta de las especialidades locales. El pescaíto frito o los tradicionales espetos de sardinas, aptos para todos los bolsillos, han evolucionado para ensartar pescados más finos y tostarlos en las típicas barcas varadas en la arena. ¡Buen provecho!