Y ahora, todos... a investigar el pasado de las cajas
Una comisión de investigación del Parlamento analizará el colapso del sector
Mucho ruido y pocas nueces. Parece que se han conjurado todos los acontecimientos para que políticos, supervisores, jueces y banqueros saquen de los cajones los trapos sucios de las cajas de ahorros para airearlos después de varios años olvidados o mejor dicho escondidos. La decisión de la Audiencia Nacional de condenar a prisión a los expresidentes de Caja Madrid Miguel Blesa y Rodrigo Rato y a otros 63 exconsejeros y exdirectivos por apropiación indebida por el uso de las tarjetas black, o la imputación por la salida a Bolsa de Bankia a la cúpula del Banco de España y a los exresponsables de la CNMV ha destapado la caja de los truenos.
Como si fuera una maldición, todos los partidos políticos han logrado ponerse de acuerdo para crear una comisión de investigación sobre la caída y posterior rescate de las cajas de ahorros, incluida la salida a Bolsa de Bankia. Se analizará el proceso de deterioro de la mitad del sector financiero entre los años 2000 a 2015, la gloria y la muerte de las cajas de ahorros.
El Banco de España, a su vez, ha decidido hacer autocrítica. Publicará un libro blanco en el que recogerá, según su visión de supervisor, lo que sucedió en el sector financiero desde 2008, cuando el crédito aún sufría la resaca de haber alcanzado crecimientos desde 2003 de más del 30%, y las oficinas bancarias cubrían todo el mapa español. No había esquina en la que no hubiese un banco o una caja. A partir de ahí se inició una dura caída.
Como vaticinó el título de un informe de BBVA en esos años, las cajas morirán de éxito. Y así fue, su éxito rompió el saco de la avaricia, y esas entidades creadas para ayudar a evitar la exclusión financiera y a financiar a las familias más necesitadas se convirtieron en el retiro dorado de los políticos. Sus tentáculos se alargaban hacia todas las ramas del tejido industrial del país. Tenían posiciones en las principales empresas españolas. Su papel era el equivalente en la actualidad a los fondos de inversión, controlaban las fuentes de creación de riqueza.
Pero la conjunción del poder, la banca, el dinero y los políticos fue una muy mala combinación. Más aún cuando cada comunidad autónoma tenía su propio chiringuito, su propia caja de ahorros que ejercía de financiador, e incluso se podía decir de mecenas de los agujeros, obras, construcciones (muchas faraónicas) que los presupuestos autonómicos no podían cubrir. Hacían y deshacían al antojo de los consejos de administración y las comunidades autónomas, o al revés, porque al final eran los mismos.
El político de turno quería su puesto de poder en la caja, su caja, como algunos pensaban. En ciertos casos, de hecho, los cargos parecían vitalicios y que podían pasar de padres a hijos. Y rodaban. Hoy estoy por impositores, hoy por la fundación que ha dado origen a la entidad, hoy como persona de reconocido prestigio, ahora me toca... Y así hasta un largo etcétera.
Ejemplos: José Antonio Moral Santín en Caja Madrid, profesor universitario y político que un día logró entrar en el consejo de Caja Madrid y no salió hasta años y años y años después, con una caja, ya Bankia, intervenida. Ahora es el tercer condenado con más pena de cárcel, cuatro años, por el uso de las tarjetas black. O Julio Fernández Gayoso, quien fue director general de Caixa Vigo desde 1965 hasta 2006, para más tarde pasar a ser presidente y posteriormente copresidente de Novacaixagalicia con José Luis Méndez (fue también director general de Caixa Galicia), cargo que abandonaron casi a la fuerza en 2012. La entidad fue intervenida.
Pero la lista es mucho más larga, y algunos aún resisten en sus puestos, algo que ahora puede ser incluso digno de estudio y una señal positiva, ya que han superado hasta el paso de la troika y en la actualidad del BCE. El viernes dejó su cargo uno de estos directivos, Amado Franco, presidente de Ibercaja.
Un destacado presidente del sector aseguró en esos años que ahora va a investigar una comisión en el Congreso: “El consejo de administración de las cajas es el más democrático que existe, representa a toda la sociedad, todos los estamentos y partidos políticos tienen su representante. Hasta el ama de casa puede sentarse en él si sale por sorteo, aunque sería mejor que no lo hiciera. No creo que sepa de banca”. Ahora su declaración puede llamar la atención más que entonces, y no precisamente por lo acertado de su razonamiento.
La primera pieza en caer, Caja Castilla La Mancha (CCM), tenía tintes socialistas. Pero a partir de ahí gran parte de las que cayeron tenían como principal grupo de poder al Partido Popular, aunque es cierto que la que más agujero parece que ha dejado ha sido CatalunyaCaixa, en la etapa en la que el socialista Narcís Serra fue presidente. Ha sido la que proporcionalmente ha recibido más ayudas si se tiene en cuenta su tamaño. Pero en los consejos de estas entidades, como bien decía el destacado presidente del sector, en los consejos de estas entidades se sentaban vocales del PP, del PSOE, de IU, de CC OO, de UGT, profesores, empresarios y pocas, muy pocas, amas de casa. Nunca salían por sorteo. Los afortunados eran siempre los mismos.
Ahora parece que todos quieren juzgar a estas entidades y a sus cúpulas, algo que puede resultar muy positivo, pero también puede convertirse en una medida populista, donde cada grupo político aproveche para tirar los trastos a su contrario y olvidarse del objetivo de estas investigaciones. Ha pasado casi una década desde que se inició el ocaso de las cajas.
Parece un poco tarde analizar ahora por qué se llegó al declive de este sector que ha causado un agujero en el bolsillo del Estado de más de 50.000 millones de euros, pero hay que confiar en que se pueden aprender lecciones, y que algún que otro directivo, político o vigilante que se haya podido ir de rositas cumpla su condena, aunque sea moral.
Y cambiando de asunto. Solo un pequeño apunte. Cada día aumentan las críticas sobre los errores que contiene el auto de la Audiencia Nacional del pasado día 13 de febrero por el que se imputa a la cúpula de supervisión del Banco de España y al expresidente y exvicepresidente de la CNMV, Julio Segura y Fernando Restoy, respectivamente. Según expertos en la materia, los errores son numerosos, pero sobre todo hay uno que destaca sobre el resto. ¿Dónde está tipificado el delito por el que la Audiencia imputa a la cúpula del Banco de España, a Restoy y a Segura? Habrá que esperar a que se inicien la instrucción.
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