La robótica quiere acabar con las sillas de ruedas
Empresas y centros de investigación de todo el mundo desarrollan exoesqueletos cada vez más capaces
La tecnología hace posible que las personas con discapacidades motoras puedan empezar a soñar. Existen prototipos de exoesqueletos capaces de levantar de la silla de ruedas al paciente e incluso hacer que puedan andar. Estos sistemas tienen limitaciones (necesitan bastones y avanzan de forma lenta), pero, como todas las tecnologías, mejorarán.
La feria Global Robot Expo 2017 reunió este mes en Madrid algunos de los proyectos más relevantes del mundo en la materia. Destaca entre ellos el modelo desarrollado por la compañía japonesa Cyberdryne, una referencia mundial en robótica. El sistema ideado por el equipo del doctor Yoshiyuki Sankai no solo cuenta con mecanismos notablemente más ligeros y pequeños que otros, sino que sus movimientos son guiados por la mente. El software de su modelo HAL es capaz de leer a través de sensores los estímulos mandados por el cerebro a las piernas y traducirlos en movimientos mecánicos. Las aplicaciones de este revolucionario ingenio no solo son médicas: existe una versión pensada para ayudar a las personas que lo usen a cargar peso y realizar tareas peligrosas.
En España también hay proyectos que tratan de sacar modelos de exoesqueletos biónicos. Marsi Bionics, por ejemplo, una spin-off del CSIC, mostró en la feria una versión para niños. “Hemos hecho pruebas clínicas en el Hospital San Juan de Dios con siete niños diagnosticados de atrofia muscular espinal (AME)”, explica uno de los miembros del equipo. Pensados para rehabilitar las funciones musculares, las baterías del prototipo, por el que “ya han mostrado interés algunos hospitales”, duran unas cinco horas.
El Grupo de Ingeniería Neuronal y Cognitiva (GNEC), creado también en el CSIC, y el Instituto de Biomecánica de Valencia cuentan con su propio prototipo, CPWalker, una plataforma diseñada para dar soporte a técnicas de rehabilitación para personas que sufran parálisis cerebral. Su diseño es más aparatoso que los anteriores, en tanto que se trata de un proyecto todavía experimental.
Gogoa Mobility Robots, por su parte, una empresa europea nacida como spin-off del Instituto Cajal (también del CSIC) y del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, presentó tres modelos de exoesqueletos, cada uno de ellos diseñado para contribuir en la rehabilitación de una parte distinta del cuerpo, siempre para quienes hayan sufrido parálisis. Así, cuentan con un modelo con forma de guante para trabajar los músculos de la mano y dos versiones de exoesqueletos completos capaces de levantar a una persona de 100 kilos de hasta 1,95 metros de altura.
Alta tecnología para diagnósticos más precisos
Aura, una spin-off de la Universidad Politécnica de Madrid, también trabaja con exoesqueletos, aunque se ha especializado en la parte de los brazos. Su prótesis robótica Orte, diseñada para acoplarse al miembro superior, está pensada para apoyar al terapeuta de rehabilitación. Con su ayuda, el médico puede evaluar la condición del paciente, obteniendo así información adicional para el proceso de diagnóstico y poder confeccionar una rutina de rehabilitación específica.
La firma, que ha financiado parte del prototipaje con un proceso de crowdfunding, también tiene en cartera una plataforma de diagnóstico con el aspecto de unas gafas opacas que combina el análisis de movimientos oculares con otros, como el historial médico, para mejorar el diagnóstico en etapas tempranas de distintas enfermedades neurológicas y mentales.