Un buen comienzo para Ghosn
El CEO saliente de Nissan debería dejar más cargos, y si es posible centrarse en la alianza
Apartarse del día a día de Nissan es un buen comienzo para Carlos Ghosn. Adicto al trabajo, combinaba cuatro presidencias y tres puestos de CEO: demasiado para incluso el jefe más infatigable. Ahora cederá la dirección de Nissan al veterano Hiroto Saikawa, que era co-CEO desde octubre. Es loable, pero sería mejor que abandonara algunos puestos más.
Ghosn lleva años haciendo malabarismos: especialista en reestructuraciones, se convirtió en CEO de Nissan en 2001, y de Renault en 2005. Es presidente y CEO de Renault, de Nissan y de la Alianza entre ambas. Y en octubre asumió la presidencia de la nueva incorporación, Mitsubishi. Para ser justos, eso tenía más lógica que tratar de dirigir empresas no relacionadas, como está haciendo Jack Dorsey con Twitter y Square. Renault y Nissan están ligadas por participaciones cruzadas y por sinergias (4.300 millones de euros en 2015).
Ha hecho un trabajo meritorio, pero las empresas suelen beneficiarse de tener un consejero delegado exclusivo
Y Ghosn ha hecho un trabajo meritorio en una industria difícil. Los retornos totales para los accionistas de Nissan desde 2001 son del 102%, ligeramente por detrás del 113% de Toyota, pero cómodamente por delante de Honda y del índice japonés Topix. Así que parecía un ejemplo de gobierno corporativo cuestionable en principio, pero que de alguna manera funciona en la práctica.
Sin embargo, las empresas suelen beneficiarse de tener un consejero delegado exclusivo que se centre en cumplir los objetivos, trabajando junto a un presidente independiente que mire más hacia adelante. Esto es especialmente útil en la industria automovilística, un sector complejo asediado por todo, desde las turbulencias tecnológicas hasta las amenazas proteccionistas.
Con el tiempo, Ghosn podría dejar también el puesto de CEO de Renault. Más adelante, tal vez podría incluso prescindir de las presidencias de algunos o de los tres fabricantes de automóviles para centrarse en la alianza. Sería una sabia decisión ejecutiva.