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Directivos

Carreras profesionales truncadas por el ‘brexit’

Varias empresas con sede en Reino Unido ya gestionan la repatriación de sus empleados

Thinkstock / R.S.

"Llegué a Glasgow hace casi cinco años para aprender el idioma y trabajar. Tras pasar por un par de restaurantes y la recepción de una residencia de mayores, encontré trabajo en un hotel. Dos años después, el brexit me está haciendo plantearme regresar a España”. Quién habla desde esta ciudad escocesa es Álvaro Marti, valenciano de 31 años y licenciado en Turismo, a punto de hacer las maletas y abandonar la tercera ciudad más grande de Reino Unido, al norte de la isla. Explica que desde la dirección de la empresa, una conocida cadena hotelera británica, reconocen que “no saben en qué va a deparar el proceso de separación de la UE”, y no ocultan la incertidumbre de la situación. “Siempre me han tratado bien y la relación es buena, pero si el brexit se consuma sin acuerdo, han admitido que lo más seguro es que finalicen el vínculo laboral con los trabajadores extranjeros”.

Parecido es el caso de Nuria Sánchez, afincada en Londres desde hace cuatro años, donde trabaja en una empresa británica de desarrollo web. De 30 años, nacida en Salamanca y psicóloga de formación, explica su situación: “Yo soy de las inmigrantes que se fueron por necesidad, para poder tener empleo, por lo que siempre he querido regresar a España”. No obstante, a pesar de sus deseos y de que ya son cuatro los años en la City, el brexit ha supuesto el impulso definitivo para esta expatriada. “El director de la compañía nos ha mandado a todos los extranjeros un mensaje para que no nos preocupemos, pero nadie sabe nada, está todo en stand by. Si siempre he querido regresar, esta incertidumbre puede ser el paso decisivo”.

Los de Marti y Sánchez son dos de los casos de los cerca de 102.000 españoles que residen en Reino Unido, según los datos que ofrece el INE respecto a 2016. Los resultados del referéndum de junio del pasado año han puesto en vilo a muchos de ellos, y aunque algunos prefieren no tomar decisiones precipitadas, otros ya están gestionando su vuelta, bien por decisión propia o impulsados por las empresas para las que trabajan: “En lo que va de año ya hemos gestionado la salida hacia España de 15 directivos de una compañía del sector bancario”, cuenta la presidenta de Steps Relocations, consultora de movilidad internacional, Lydia Martínez. “Además, se espera que vayan saliendo más, porque en un 80% de los casos, estos ejecutivos se traen, a los dos o tres meses, a sus respectivas manos derechas”. No es el único caso que gestiona esta firma. “Otra multinacional de bebidas trasladó hace un año a Londres a un alto directivo con previsión de tenerle allí durante tres ejercicios. Ya lo han traído de vuelta”, añade Martínez, que incide en que el desplazamiento masivo aún no ha empezado, pero llegará en pocos meses: “Gigantes como UBS vendrán a Madrid. Eso supone el traslado de cientos de personas”.

La bajada de la libra y la pérdida de las cotizaciones es lo que más preocupa a los expatriados que residen en Reino Unido

La palabra que define la situación, en la que coinciden todos los expertos -muchos de los cuales participaron en la Feria Internatonal HR Meeting, organizada por ABG Personas- es incertidumbre. “A nosotros ya nos han pedido presupuestos acerca de lo que supondría realizar movimientos masivos. Hay empresas muy grandes que se plantean seriamente cambiar su sede y eso implica fuertes costes”, narra el director general de Eres Relocation, José Antonio de Ros, quien cuenta además cómo la alternativa para muchas empresas está siendo “adoptar medidas transitorias hasta que el acuerdo entre Reino Unido y la UE, con todo lo que ello implique, sea definitivo”. Una de ellas es recurrir al trabajo a distancia.

Este es el caso de Alba Monfort, madrileña de 29 años que lleva cinco viviendo en Londres y trabajando para una de las empresas que gestionan las depuradoras del agua de la ciudad. Explica que está haciendo las maletas, por decisión de la compañía, para volver a Madrid en dos meses y trabajar desde esta ciudad con su ordenador. “Lo han hecho para evitar sobrecostes, en caso de que el pacto se materialice en dos años y no sea positivo. Es una forma de evitar posibles sustos”. Estas decisiones, prosigue Lydia Martínez, pueden erigirse como alternativa: “No creo que ninguna sede vaya a cerrar, porque siempre viene bien tener una filial en Reino Unido, pero sí se puede ir moviendo a gente con cuentagotas e ir poco a poco”. “A nivel logístico es más fácil trasladar a los profesionales progresivamente que hacerlo de golpe”, afirma desde Londres el responsable de relocation de Sterling Relocation, Alberto Hernández.

Eso sí: estas opciones, continua la directora general de Relocations Spain, Paz Muguerza, están dándose únicamente en aquellas organizaciones que tienen recursos, tanto en Gran Bretaña como en otros países de Europa. “Si en Madrid tienes sede, el coste del desplazamiento es muy bajo. Por eso, hasta que el acuerdo no sea definitivo, ninguna compañía va a construir oficinas en otro país”.

Varias firmas adoptan medidas transitorias, como el trabajo a distancia, hasta que el proceso culmine y se sepan las consecuencias

La posibilidad de que se logre un pacto entre Reino Unido y el resto de países es el deseo de la mayoría de los expatriados. “Lo más seguro es que en marzo se aplique el artículo 50, abriendo un periodo de dos años de negociaciones. Es ahí donde esperamos que todo se arregle”, desarrolla Alberto Hernández, que reconoce que la situación le preocupa a él y a todos los españoles que conoce en la City: “Nuestro sueldo está en libras, y todos los días estamos pendientes del cambio de divisas y de la fluctuación de la moneda”, apunta. Es esto lo que inquieta también a la expatriada Nuria Sánchez: “Los acuerdos actuales entre países de la UE permiten que las cotizaciones cuenten por igual en uno que en otro, pero como no sabemos en qué quedará, no me gustaría perder dinero tras cuatro años trabajando”.

En este sentido, la incertidumbre también revolotea sobre las empresas. “Dependiendo de cómo finalice el acuerdo es posible que por causas fiscales las organizaciones se decanten por contratar solo a nacionales británicos. Esto supone un problema, porque si se escoge por fiscalidad y no por capacidad, el talento de las empresas también se verá dañado”, insiste Hernández. “Esto afectará en mayor medida a los trabajos menos cualificados, como son los camareros, dependientes o recepcionistas”, matiza De Ros.

De todo ello también son conscientes los propios grupos españoles. El cofundador de volvemos.org, plataforma online que pone en contacto a expatriados con empresas españolas que buscan empleados, Raúl Gil, lo explica: “No es una conclusión científica, pero sí una percepción importante. De los 5.200 españoles con los que trabajamos, el 79% está en Reino Unido, y desde los resultados del brexit han aumentado un 29% las búsquedas de los profesionales afincados en el país de la City”. El problema radica en que, sin acuerdo definitivo, muchos profesionales, aunque estén sumidos en la inseguridad, optan por quedarse: “Los sueldos siguen siendo mucho más altos en Reino Unido, y el brexit también ha traído pequeñas ventajas: El precio de la vivienda ha bajado desde el mes de junio y parece que la tendencia es que siga reduciéndose”, dice Hernández.

Pero no todos los dilemas se resuelven en clave de retribuciones y cotizaciones. Raquel Gómez, cacereña de 42 años y abogada de profesión, reside en Liverpool desde hace más de un lustro, donde trabaja en Peregrine: “Mi marido es inglés y vinimos aquí por la crisis y por otras ventajas que suponía Reino Unido, como la libre circulación”. Desde junio de 2016, Gómez vive en vilo. El brexit le está haciendo replantearse regresar a España, pero en su caso, la vuelta contaría con un problema añadido: “Mi marido es inglés, por lo que para regresar a España, necesitaría los visados y permisos correspondientes”. Es una situación complicada porque, en su caso, el regreso a casa o la simple visita de sus amigos y familiares, situaciones que hasta la fecha se han desarrollado con toda la normalidad, serían mucho más difíciles de gestionar, y "supondrían un bloque entre mí y mi familia de España". En dos años, cuando las negociaciones cobren forma, llegará el momento de decidir.

Un punto de optimismo, entre tantas dudas

Entre tanta incertidumbre también hay hueco para el optimismo. “Muchos trabajadores que llevan años en Reino Unido piensan que sus estatus migratorios van a poder seguir vigentes debido a su antigüedad y a que llevan tramitados desde hace mucho”, explica la directora global de inmigración de Expat Advisors, Clarisa Egaña. Es decir, es posible que los cambios “se apliquen a los nuevos trabajadores que quieran migrar al Reino Unido, y no a los que ya están ahí residiendo, que cuentan con permisos de trabajo, que han hecho una familia, o que han intentado forjarse un futuro”. Esa es, de hecho, la intención del gobierno británico, tal y como aseguró esta misma semana la primer ministro del país, Theresa May.

También hay casos totalmente diferentes. Paula López-Gregorio, abogada de inmigración y extranjería de Relocations Spain, narra la situación de muchas pymes y empresas familiares españolas que, justamente por el brexit, “creen que su situación va a mejorar en Reino Unido y su negocio ser más rentable”. Para reforzar su teoría, esgrime las reformas y movimientos que están produciéndose en el seno de la política británica. “Allí es muy común que alguien que trabaje en Londres viva en otras ciudades. Y el transporte es muy caro”. Viajar de Madrid a la City puede ser más barato que hacerlo desde Manchester, ejemplifica.

Por eso, este hecho que en los últimos 30 años parecía no importar a la Administración del país, ha empezado a cambiar: “Esta semana han impulsado proyectos para optimizar el transporte y hacerlo más barato”, cuenta. Es por ello, agrega, hay empresas que ven que Reino Unido se está moviendo e intentando evitar de una forma u otra que el brexit impacte en la sociedad. “Hay quien ve que puede sacar beneficio de esta situación”, sentencia..

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