Las fórmulas del Banco de España para garantizar las pensiones
Apunta a reformas que controlen el gasto; aumentar la edad de jubilación o endurecer los requisitos de la pensión Pide buscar nuevos ingresos del lado de los impuestos Estima "atractivo" considerar un sistema con el que se cobre estrictamente por lo que se aporte
¿Qué es lo primero que deberán hacer los encargados de diseñar la próxima reforma de pensiones? El Banco de España ha publicado hoy un exhaustivo documento --El sistema público de pensiones en España: situación actual, retos y alternativas de reforma-- en el que explica que las últimas reformas de 2011 y 2013 “ya han reforzado sustancialmente la sostenibilidad del sistema”, pero “sin modificaciones adicionales de los ingresos”, el principal ajuste se hará a través de un fuerte recorte de la pensión media.
Por ello, este documento –firmado por su director General de Economía y Estadística, Pablo Hernández de Cos y los investigadores de este organismo Juan Francisco Jimeno y Roberto Ramos– apunta que, ante la próxima reforma, lo primero que hay que hacer es delimitar qué cuantía de pensiones se quiere pagar en el medio y largo plazo y, en función de eso, buscar los ingresos suficientes para ello. Estas son las posibilidades de reforma que desarrollan estos expertos:
1. Controlar el gasto
Si los encargados de diseñar la próxima reforma optaran por mantener el gasto actual en pensiones, sin hacer ninguna reforma, la creciente tasa de dependencia (ratio de jubilados sobre las personas en edad de trabajar) y las actuales previsiones de evolución del empleo (principal fuente de ingresos del sistema por las cotizaciones), provocarán “una disminución significativa de la tasa de sustitución (porcentaje del salario que representa la pensión)”. Esto es, una fuerte reducción de la cuantía de las pensiones futuras.
Esta caída de las pensiones llegará, si no se mitiga con nuevos ingresos, por la aplicación del factor de sostenibilidad prevista para 2019 –que recortará la cuantía de las nuevas prestaciones–. Pero “sobre todo”, según estos expertos, por el factor de revalorización. Este, aplicará subidas mínimas de las pensiones del 0,25% en un escenario con una inflación del 2% anual, lo que hará que los pensionistas pierdan poder adquisitivo hasta que se restaure el equilibrio del sistema. Algo que el documento, apunta que ocurriría, sin medidas adicionales, en la segunda mitad de la década de 2020, pero se habría llevado por delante casi el 20% del poder de compra de las pensiones en poco más de diez años.
Pero aseguran que habría otras formas de generar la misma reducción de la cuantía de las pensiones, de forma más contributiva: ampliar a toda la vida laboral el periodo para calcular la prestación; reduciendo el porcentaje de pensión al que se tiene derecho con el periodo mínimo de cotización (actualmente el 50% con 15 años cotizados);o incrementando el número de años de cotización que se necesitan para recibir el 100%. Igualmente se podría retrasar la edad de jubilación más allá de los 67 años y desincentivar más las jubilaciones anticipadas. Los expertos citan casos en los que el país vincula la edad de jubilación a la esperanza de vida. Asimismo hacen un cálculo de la tasa de dependencia si los jóvenes se incorporaran al mercado laboral a los 20 años, en lugar de a los 16, y se jubilaran a los 70, en lugar de a los 67. En ese caso la tasa de dependencia del 30% se retrasaría diez años, del 2020 al 2030.
2. Aumentar ingresos
La alternativa a una reducción de la cuantía de las pensiones (tasa de sustitución) sería, según estos expertos, “la obtención de ingresos adicionales”. Y apuntan que esto se haría mediante “un aumento de las transferencias” de una generación a otra. Esto se podría conseguir, o bien incrementando los tipos de cotización a la Seguridad Social (que suponen el 85% de los ingresos), o utilizando otros impuestos para financiar las pensiones. El informe considera que no hay margen para subir los tipos de cotización sin dañar la creación de empleo. Por ello plantean otras opciones.
La primera eliminar los topes de cotización mínima y máxima (destope) y disminuir las bonificaciones de cotizaciones a la contratación. Dicho destope incrementaría los costes laborales y, sin no se limita la pensión máxima, también incrementará el gasto en el futuro.
Podría pagarse también con impuestos generales como en Francia, donde hay una “contribución social generalizada” porque la pagan todos los contribuyentes (incluidos los pensionistas), en forma de suplemento del IRPF. Asimismo, se podría optar porque las pensiones de viudedad y orfandad se paguen con impuestos. Pero esto requeriría “aumentar la presión fiscal o reducir otros gastos presupuestarios” para financiar estas prestaciones.
En este punto, los expertos del Banco de España alertan que “podría ocurrir que un aumento de impuestos generales dirigido a financiar las rentas de la población jubilada recayera, en gran medida, sobre la misma población cuyas rentas se pretenden proteger”.
Así hacen una simulación, en la que incrementan un punto las tarifas generales y de ahorro, que incrementaría la recaudación unos 2.400 millones. Un 50% de este aumento recaería en los contribuyentes de entre 36 y 55 años. Mientras que los mayores de 55 años financiarían más del 35%. Pero serían los que tuvieran entre 56 y 65 años los que verían aumentar más su presión fiscal per cápita y los mayores de 65 años incrementarían su carga tributaria en un nivel cercano a los declarantes de entre 36 y 45 años, explican.
Por este motivo, el informe destaca que la mayoría de los expertos prefieren incrementar la imposición indirecta para pagar las pensiones. Según una simulación similar. El incremento de un punto del IVA también supondría incrementar la recaudación en unos 2.400 millones. En este caso, los mayores de 65 años soportarían algo más del 20% del incremento; mientras que el grupo de entre los 36 y los 55 años costearía la mayor parte del ajuste (el 47%). Si bien precisan que “el incremento de la tributación de los grupos de edad cercanos a la jubilación, sería importante”.
3. Incrementar el ahorro
Pero al margen de la reforma por la que se opte, el documento añade que en un contexto de aumentos de la tasa de dependencia y de reducción de la cuantía de las pensiones, “podría tener sentido también extender el papel del ahorro para la jubilación” para completar las futuras pensiones con activos financieros.
Creen que esta opción es menos vulnerable a los fenómenos demográficos pero, por el contrario, es más sensible a la inflación y a la inestabilidad de los mercados financieros. Ante esto, desde el Banco de España se recomienda que “cualquier avance en esta dirección se acompañe de una definición paralela de los sistemas prudenciales más adecuados para garantizar la transparencia y la protección de los partícipes”.
4. Sistema de cuentas nocionales de prestación definida
El documento publicado este viernes por el Banco de España no se decanta claramente por una reforma del sistema de pensiones, de entre todas las posibles que analiza.
Sin embargo, a modo de conclusión, los expertos que han elaborado este estudio sí hacen hincapié en que tras las últimas reformas, “el sistema público de pensiones español mantiene elementos muy heterogéneos de contributividad”. Con ello quieren llamar la atención sobre el hecho de que el ritmo al que se acumulan los derechos de pensión varía mucho en función de las edades a las que se realizan las cotizaciones y la variabilidad de los salarios a lo largo de toda la vida laboral.
Esto hace –según explican los autores del informe– “que la pensión de jubilación dependa desproporcionadamente del desempeño laboral durante las edades más avanzadas de la vida laboral”.
Ante este hecho, desde el Banco de España consideran que “una vía que puede resultar atractiva” para mejorar la transparencia y la contributividad del sistema sería “completar la transición hacia un sistema de cuentas individuales nocionales de contribución definida”.
Este modelo consistiría en la creación de cuentas virtuales individuales para cada cotizante donde irían a parar sus cotizaciones. En el momento de su jubilación, se estimaría el tiempo de vida que tiene por delante, según un modelo actuarial, y se distribuiría todo lo aportado en su vida laboral en los años que se estime que le quedan por vivir.
En este sentido, argumentan que es un sistema que ha sido adoptado por “varios países de nuestro entorno”. Si bien, este modelo de cuentas nocionales, no resuelve, sin embargo, la polémica sobre la generosidad del sistema y su relación con la búsqueda de los ingresos necesarios para su financiación, precisan los firmantes del documento.
Más allá de la próxima reforma
No obstante, expuestas todas estas posibilidades, los investigadores del Banco de Esapaña dan un paso más allá y apuntan que independientemente de los cambios que se apliquen al sistema de pensiones para mitigar el efecto del envejecimiento. Cualquier modificación "deberá afrontarse desde una estrategia amplia de política económica".
Recomiendan así retomar la senda de la consolidacion fiscal y recuperar la tendencia de reducción de la deuda pública y propiciar una evolución favorable del empleo y la productividad. Para esto último aconsejan "reformas estructurales en el mercado de trabajo, los mercados de bienes y servicios, además de en la educación y formación de los trabajadores".
Glosario: términos para entender la reforma de pensiones
Tasa de dependencia: Es el volumen de población pensionista sobre la población trabajadora. Cuando aumenta la primera y disminuye la segunda, sube la tasa de dependencia.
Tasa de sustitución: Porcentaje del salario medio que supone la pensión media. Desde el punto de vista individual, es el porcentaje que representa la cuantía de la pensión respecto del último salario.
Destopes: Eliminación de los límites (máximo y mínimo) de cotización a la Seguridad Social.