Las empresas se suben al tren de la biodiversidad
Un Informe del Club de Excelencia en Sostenibilidad incluye un método en cinco pasos El estudio muestra ejemplos de buenas prácticas en sostenibilidad de empresas
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible incluye 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) para poner fin a la pobreza, luchar contra las desigualdades y la injusticia y hacer frente al cambio climático. Para su consecución, se ha apelado a la implicación activa de todos los agentes de la sociedad y la importancia de estrechar los lazos entre sector privado y sector público, haciendo un especial énfasis en la corresponsabilidad de las empresas.
Para iniciar a las empresas en la gestión de la biodiversidad (ODS número 15), el Club de Excelencia en Sostenibilidad acaba de publicar, en colaboración con la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, la segunda edición del Informe del Observatorio de Gestión Empresarial de la Biodiversidad.
Compromisos
Según el Pacto por la Biodiversidad, una empresa que se compromete a desarrollar su actividad de manera compatible con la protección y conservación de la biodiversidad debería evaluar el impacto de su actividad sobre la biodiversidad y el capital natural; incluir la protección de la biodiversidad en sus manuales de gestión; definir objetivos realistas y medibles; publicar las actividades y los logros en sus memorias anuales; informar a los proveedores de los objetivos; explorar las posibilidades de coo_peración en este ámbito, y designar en la empresa un interlocutor responsable de la consecución de los objetivos.
El estudio incluye una recopilación de buenas prácticas empresariales en restauración de ecosistemas, investigación, sensibilización y conservación de especies de flora y fauna. Y como novedad presenta una metodología que explica cinco sencillos pasos que una compañía puede dar para iniciarse en la gestión de la biodiversidad. Estos pasos son: situar a la biodiversidad en el contexto empresarial (business case); asegurar el apoyo interno; desarrollar una política; desarrollar una estrategia de biodiversidad corporativa, y definir un plan de acción de biodiversidad estratégico.
En el primer paso, gestionar el capital natural en el mundo empresarial supone realizar una identificación, cuantificación y/o la valoración de las dependencias y de los impactos ambientales de su negocio, para después informar en la toma de decisiones del negocio y en la presentación de informes. Esta aproximación ayuda a la empresa a reconocer el business case, a entender en qué áreas de gestión debe centrar sus esfuerzos para reducir los impactos de su actividad empresarial en la naturaleza, es decir, cómo puede evitarse todo consumo innecesario de recursos naturales o toda afección al medio natural en los procesos de producción. Una vez realizado el business case se podrá entender, explorar y reconocer qué vínculos tiene la empresa con la biodiversidad.
Determinar los impactos
Las empresas cuentan para este paso con la herramienta Biodiversity Check: un check-list que sirve como primer paso para determinar los impactos de los negocios sobre la biodiversidad. Se basa en los objetivos del Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas: conservación de biodiversidad; uso sostenible de recursos, y reparto justo y equitativo de los beneficios que emergen del uso de recursos genéticos.
El segundo paso es asegurar el apoyo interno, identificando un defensor de la biodiversidad y contando con el apoyo de los órganos directivos de la empresa, para pasar al tercer nivel: el desarrollo de una política de biodiversidad. Esta deberá ser definida al más alto nivel, con una revisión periódica, conocida y comprendida por la organización, documentada, implantada y actualizada, base para establecer y revisar los objetivos y metas ambientales, con un compromiso de mejora continua y de prevención, accesible al público.
Para el desarrollo de una estrategia de biodiversidad, el cuarto paso, es necesario integrar el concepto de impacto neto positivo en el negocio a través de la jerarquía de mitigación, que se define como evitar, minimizar, restaurar y compensar. La jerarquía de mitigación es una herramienta para alcanzar la no pérdida neta de biodiversidad de una empresa.
Finalmente, el plan de acción de biodiversidad estratégico (PABE) es una herramienta corporativa orientada a la conservación y gestión de la biodiversidad y servicios ecosistémicos de forma sistematizada y auditable. Este requiere un enfoque coordinado, que articule objetivos y acciones, así como los medios humanos y económicos disponibles para lograr su consecución, e indicadores para verificar.
Recuperación de praderas de posidonia
El informe del Club de Excelencia en Sostenibilidad recopila ejemplos de buenas prácticas empresariales nacionales e internacionales de protección de la biodiversidad. Uno de ellos es el de Red Eléctrica de España, cuyo proyecto es definir y desarrollar las acciones necesarias para mitigar el impacto sobre praderas de posidonia a causa de la ejecución sobre el lecho marino de las zanjas necesarias para la realización del tendido de cables eléctricos.
“En 2012, iniciamos el proyecto de I+D cuyo objetivo era analizar la viabilidad de la restauración de praderas de posidonia degradadas mediante el cultivo de semillas y fragmentos de la planta en un entorno controlado. En el tercer año de evaluación, ya fuimos capaces de asegurar que el proyecto de investigación había resultado un éxito. Inmediatamente vimos la posibilidad de aplicación de esta técnica y decidimos hacerlo lanzando una nueva línea de actuación dentro de nuestra política de sostenibilidad: El bosque marino de Red Eléctrica”, explica Daniel Pérez Varela, director de sostenibilidad e innovación de REE.
“La primera actuación que se desarrollará consiste en la recuperación de praderas de posidonia en una superficie de dos hectáreas. Si todo sale como esperamos, lanzaremos la primera restauración de praderas de posidonia en 2017”, continúa.
“La Posidonia oceanica se reproduce tanto sexualmente como asexualmente. Por este motivo, usamos en la técnica tanto semillas como fragmentos o esquejes. En ambos casos, nuestro método de recolección no es invasivo sobre la planta”, asegura Pérez Varela. Se recolectan los fragmentos desprendidos tras temporales mediante buzos. Las semillas se recogen en la orilla de las playas que llegan por las corrientes del mar. Posteriormente se cultivan en acuario de agua marina. El equipo básico consta de cinco personas, que aumenta en campaña de plantación y recolección. REE cuenta con la colaboración del Centro de Interpretación del Parque Natural de Cabrera.