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Elecciones presidenciales en EE UU

Bruselas tiembla tras la puntilla de EE UU al orden del siglo XX

La UE teme que la victoria de Trump dé alas a los movimientos euroescépticos El giro proteccionista de EE UU resquebraja las estructuras internacionales, incluida la UE

Manifestantes en una protesta contra Trump.
Manifestantes en una protesta contra Trump.STEPHEN LAM (REUTERS)

El histórico terremoto electoral en EE UU del 8 de noviembre de 2016 ha sacudido los cimientos de la Unión Europea. Bruselas ha despertado hoy conmocionada por la victoria del republicano Donald Trump, interpretada en la capital europea como la probable puntilla al orden internacional nacido tras la Segunda Guerra Mundial.

Bruselas teme que la presencia de Trump en la Casa Blanca acelere el proceso de desintegración de las estructuras internacionales nacidas en el siglo XX, entre las que la Unión Europea destaca como “el proyecto político más ambicioso”, según el elogio del presidente saliente Barack Obama.

"Las relaciones de la UE y EE UU son una pieza clave de la estabilidad internacional. La UE está dispuesta a mantener esa relación y esperamos que lo mismo pueda decirse del futuro presidente de EE UU", ha señalado el presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, tras conocerse la victoria de Trump.

Pero Trump ha prometido durante la campaña electoral romper con todos los lazos de la política internacional que el republicano y sus votantes parecen interpretar como insoportables ataduras. Si su programa electoral se lleva a cabo, la UE se encontrará en un escenario en el que la principal potencia económica del planeta da la espalda a la globalización y en el que el proceso de integración europea puede ser cuestionado desde dentro hasta el punto de hacerlo inviable.

La primera gran grieta del club europeo tronó el pasado 23 de junio, cuando los británicos optaron mayoritariamente por salirse de la Unión en el referéndum sobre el brexit. La apuesta de los estadounidenses por un líder partidario de romper con Washington confirma la tendencia de la opinión pública hacia una ruptura con el orden tradicional y los líderes u opciones que lo representan.

La tendencia de ruptura ha ganado enteros en casi todos los países europeos desde el comienzo de la crisis del euro en 2010. En cada país ha brotado de acuerdo con su caldo de cultivo local. Pero en casi todos los casos, desde Francia a Holanda, o de Hungría a Finlandia, los partidos “alternativos” defienden la ruptura con Bruselas, a la que acusan de excesos burocráticos, de falta de legitimidad democrática y de regular sólo a favor de las multinacionales y las clases pudientes.

Las instituciones europeas temen que la victoria de Trump dé alas a los grupos partidarios de romper la UE, que encabezan los sondeos en las próximas elecciones en Francia (con Marine Le Pen al frente) y Holanda (con Geert Wilders) e, incluso, ganan fuerza en Alemania (con Frauke Petry).

Berlín ya ha calificado el resultado de EE UU como “un tremendo schock”, en palabas del ministro alemán de Defensa. Y París anuncia su intención de seguir colaborando con EE UU gane quien gane, aunque Trump se encuentra en las antípodas políticas del actual presidente francés François Hollande y mucho más cerca de su rival de extrema derecha Marine Le Pen. La líder del Frente Nacional se ha apresurado a felicitar a Trump "y al pueblo americano, libre".

El eje franco- alemán, que rueda desacompasado desde hace años, se queda aún más descolocado tras la victoria de Trump. Tanto Hollande como la canciller alemana Angela Merkel afrontan elecciones generales en 2017 y hasta que no pasen la cita con las urnas, difícilmente podrán Berlín y París impulsar iniciativas que resitúen al club europeo en el nuevo escenario internacional.

La victoria de Trump, además, debilitará aún más a un eje que ya es cuestionado abiertamente dentro de la UE, sobre todo, por los países de Europa central y del Este que se niegan a aceptar un directorio europeo. Merkel ha abierto en los últimos meses el sanedrín comunitario para incluir a la Italia de Matteo Renzi. Y la semana que viene ha convocado también al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, a la primera minicumbre tras las elecciones de EE UU.

Pero la UE, con el brexit por delante, no parece en condiciones de plantear una posición común ante la ruptura internacional que anuncia Trump.

Trump suspenderá las negociaciones con la Unión Europea del mayor acuerdo comercial de la historia (el llamado TTIP); reducirá drásticamente la participación estadounidense en la OTAN, la alianza militar que desde hace casi 60 años se encarga de la seguridad del Viejo Continente; revisará la participación de EE UU en la Organización Mundial de Comercio, la moribunda institución que ha intentado regular la competencia a nivel mundial; retirará la firma del acuerdo alcanzado en París el año pasado para prolongar la lucha contra el cambio climático iniciada con el Protocolo de Kioto… Una sacudida histórica que coge a la Unión Europea en uno de los momentos más débiles de su historia y con la primera escisión del club a la vista.

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