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El Foco
Tribuna
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A gobernar

Rajoy esta semana obtendrá mayoría simple, pero formará el Gobierno más débil de la historia de la democracia

Thinkstock
José Carlos Díez

El Comité Federal del PSOE aprobó una abstención técnica para que empiece la legislatura. Los socialistas ponen fin a uno de los capítulos más negros de la historia de nuestra democracia. Los españoles valorábamos la Transición, pero viendo el espectáculo tan bochornoso al que hemos asistido los últimos diez meses, debemos considerarla un milagro.

La abstención ha sido una decisión dura para los socialistas de corazón, que siguen siendo millones, un gesto de responsabilidad que el PP nunca había hecho. No es casual que el PSOE sea un partido centenario, el único que mantiene intactas sus siglas desde la muerte de Franco y que los españoles le hayan dado la confianza para gobernar España durante 21 años, el partido que más años ha estado en el Gobierno.

En 2008, 11 millones de españoles votaron al PSOE y ahora son 5,3 millones. Muchos de esos 6 millones que negaron su voto son españoles normales a los que les preocupa el desempleo, suyo o de sus hijos, y que habían dejado de confiar en el PSOE para gobernar. Esta decisión vuelve a situar a los socialistas en el centro del tablero, el sitio que desean todos los partidos, ya que es el único que te permite ganar las elecciones. Ahora necesitan renovar su liderazgo y su programa para volver a ser un partido capaz de ganar unas elecciones.

Mariano Rajoy esta semana obtendrá mayoría simple, pero formará el Gobierno más débil de la historia de la democracia. El PSOE ya ha advertido de que, tras la abstención, hará una oposición dura con el fin de revertir muchas de las leyes aprobadas por el PP con mayoría absoluta. La relación de Ciudadanos con el PP también es de desconfianza mutua.

No obstante, para conseguir mayorías que puedan revertir esas leyes y aprobar nuevas será necesario que el PP cambie radicalmente su actitud y ceda significativamente para alcanzar consensos. Pero con un PP con 137 escaños surge la posibilidad, por primera vez desde 1978, de que la oposición liderada por el PSOE consiga acuerdos con Ciudadanos y Podemos para sumar una mayoría suficiente. Ciudadanos y Podemos siguen muy alejados. Y Podemos se encuentra en una profunda crisis interna por el liderazgo entre Íñigo Errejón y Pablo Iglesias que ha llevado a este último a radicalizar su posición pactando con la izquierda anticapitalista. Esta sección radical ha demostrado en Andalucía su incapacidad para llegar a algún acuerdo con el PSOE, al que consideran su principal contrincante político por encima del PP. Lamentablemente, IU, que había sido un pilar de estabilidad del periodo democrático, ha sido fagocitado por Podemos.

"Lamentáblemente, IU, que había sido un pilar de estabilidad del periodo democrático, ha sido fagocitado por Podemos”

La muestra la tuvimos la pasada semana. La prórroga del Presupuesto obliga a las comunidades autónomas a bajar el déficit en 2017 al 0,1%. El Gobierno en funciones pactó con los grupos de la Cámara aprobar una ley convoy que incluya aumentar el límite de déficit hasta el 0,5% para las comunidades, aprovechando que Bruselas ha revisado al alza el objetivo para el conjunto de España en 2017 hasta el 3,1%. Podemos, incomprensiblemente, votó en contra. Por fortuna, la votación salió delante; si el no de Podemos hubiera triunfado, las comunidades deberían aplicar recortes adicionales en sus presupuestos por 4.000 millones, que habrían afectado a sanidad y educación.

La primera prueba de fuego será el Presupuesto de 2017. Luis de Guindos ha reconocido que el nuevo Gobierno tendrá que aplicar recortes adicionales de 5.000 millones, en contra de lo que decía Rajoy en la campaña electoral. Pero Rajoy repite su irresponsable comportamiento de 2012, cuando ocultó los recortes hasta las elecciones andaluzas en abril, lo cual nos llevó al rescate y provocó la destrucción de un millón de empleos. Por fortuna para España, hoy el BCE compra nuestra deuda pública y la prima de riesgo está estable. Parece improbable que Rajoy encuentre apoyos para aprobar recortes, después de que, de nuevo irresponsablemente, el pasado año aprobara una rebaja del IRPF en clave electoral. Si el año se cierra con un déficit próximo al 4,5% del PIB y la economía crece próxima al 2,3%, como anticipan el Gobierno y el consenso de economistas de Funcas, el déficit se reduciría hasta el 3,7%-3,8% del PIB. El objetivo de Bruselas es del 3,1%. En 2017 hay elecciones en Francia con Marine Le Pen y en el país germano con Alternativa para Alemania, y España será la menor de las preocupaciones de la Comisión.

En 2018, incluso prorrogando de nuevo el Presupuesto, España cumpliría el límite del 3% y no sería sancionada por la Comisión Europea ni forzada a aplicar nuevos recortes. Un 3% supone un equilibrio primario antes del pago de intereses. Por eso, España no necesita más recortes, es más prioritario reducir la tasa de paro, especialmente de larga duración y de jóvenes. España necesita un plan de inversión pública europeo para aumentar nuestras exportaciones y el empleo, como piden François Hollande y Matteo Renzi. Las exportaciones españolas no van bien, tal y como dice el Gobierno y repiten la mayoría de medios de comunicación. Desde 2011, el crecimiento promedio ha sido del 4%, y en 2016 crecen un raquítico 1%. En 2007, antes de la crisis, crecían un 9% y en 2010 y 2011, próximas al 15%. La causa no es un problema de competitividad, es un frenazo del comercio mundial que ha entrado en estancamiento secular. Por eso es necesario aumentar la demanda interna europea, elevar las exportaciones españolas, incrementar el empleo y ampliar el consumo interno para reducir el paro, especialmente juvenil y de larga duración.

"España necesita subir salarios, especialmente de los jóvenes, como pide Mario Draghi"

El Gobierno reconoce un déficit público estructural del 3%. Por lo tanto, además de crecer y crear empleo, España tendrá que tomar medidas adicionales. La mitad de ese déficit estructural está en el sistema público de pensiones. España necesita subir salarios, especialmente de los jóvenes, como pide Mario Draghi, para aumentar la recaudación de la Seguridad Social. Aun así, Rajoy tendrá que decidir entre bajar las pensiones que cobran más de 1.000 euros o subir impuestos.

Rajoy volverá a incumplir su promesa electoral y confirmará que en España subir impuestos es de derechas.

José Carlos Díez es profesor de Economía de la Universidad de Alcalá de Henares.

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