Suzuki y Toyota, más cerca
Suzuki ha venido del frío para hablar con Toyota. Los fabricantes de automóviles dijeron ayer que están discutiendo un posible “relación de negocios”. Reconocen que es mejor compartir las enormes facturas de I+D de la industria –una verdad que Suzuki ha tardado en aceptar.
La industria automotriz de Japón está fragmentada, lo que no es del todo óptimo, ya que la escala es fundamental para la rentabilidad en este sector. A eso se une que emergentes como Tesla suponen una nueva amenaza. Un yen fuerte es otro problema, igual que los escándalos en los tests, tanto de Mitsubishi como de Suzuki.
Las empresas están empezando a reflejar esa realidad. Toyota ha compensado sus deficiencias en deportivos y coches pequeños asociándose con Mazda y comprando las acciones de los minoritarios de su filial Daihatsu. Mientras, la crisis de Mitsubishi la empujó a brazos de Nissan, que se hizo con una gran participación.
"Un requisito previo para un acuerdo sería continuar compitiendo “de manera justa e independiente”"
La falta de envergadura de Suzuki hace que sea la que más pueda ganar en una sociedad. Toyota destinará 9.600 millones, equivalentes al 4% de las ventas, a I+D en 2017. Suzuki prevé que su gasto llegue a 1.800 millones, más del 5% de sus ingresos, en 2019.
Por ahora, las dos partes están pisando con cuidado. Dicen que un requisito previo para un acuerdo sería continuar compitiendo “de manera justa e independiente”, y podrían unirse otros socios. Los 174.000 millones de Toyota no querrán asustar a los 14.500 millones de Suzuki, que no salió de un largo litigio con VW hasta el año pasado. Pero las diferencias culturales con Toyota son probablemente menores que entre la Baja Sajonia y Shizuoka, base de operaciones de Suzuki. Y los puntos fuertes de esta, incluida una participación mayoritaria en la líder del mercado indio Maruti Suzuki, podrían llenar otra laguna de Toyota. Sí que podría haber un acuerdo en el camino.