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La UE, del revés

El 'roaming' de nunca acabar

Thinkstock

La Comisión Europea lleva meses prometiendo la definitiva desaparición del roaming a partir de junio de 2017. Pero a medida que se acerca el plazo, Bruselas empieza a reconocer que ese objetivo no está garantizado.

Por lo pronto, los recargos se prolongarán más allá del próximo verano si antes no se logra un pacto sobre la regulación de las tarifas mayoristas que se cobran entre sí las operadoras. E incluso si se alcanza ese acuerdo, Bruselas se resigna a permitir los recargos en ciertos casos para que las compañías se blinden frente a una potencial “migración” masiva de clientes desde unos países a otros. Ante esta rocambolesca situación, muchos se preguntan cómo ha llegado el roaming a convertirse en el cuento de nunca acabar.

¿Qué es el roaming?

El roaming o itinerancia se produce cuando el cliente de una operadora de telefonía móvil utiliza la red de otra compañía. En el mercado europeo, ese salto es inevitable porque ninguna compañía tiene una red que cubra todo el continente. Y cuando están fuera de su país, los clientes sólo pueden hablar o navegar por internet si su operadora de origen ha llegado a algún acuerdo con una operadora del país de destino.

Los recargos se mantendrán si no se logra un acuerdo para limitar las tarifas que las operadoras se cobran entre sí

¿Quién hace roaming?

Como media, el 26% de los clientes europeos tienen un contrato que permite el roaming, según los datos de BEREC (grupo europeo de reguladores). A la cabeza están Reino Unido y Luxemburgo, donde más del 60% cuentan con la posibilidad roaming. En Italia, en cambio, apenas el 8% de los clientes han suscrito un contrato que incluya el roaming. En España, el 11,1%.

¿Dónde van con el móvil?

Depende del país de origen. Los españoles utilizan el móvil con más frecuencia en Francia (el 31% del roaming español), en Reino Unido, Alemania y Portugal (12% cada país). En España, los portugueses copan el 34% del roaming, seguidos británicos, noruegos y franceses.

¿Quién lo paga?

En primer lugar, las operadoras, que deben negociar entre sí los términos de la itinerancia. Las grandes compañías intercambian capacidades y dan cobertura mutua a sus clientes y compran los minutos restantes si ese acuerdo no basta. Las operadoras pequeñas y las virtuales apenas tienen minutos para intercambiar así que deben comprarlos casi todos.

¿Por qué era tan caro?

Según la Comisión, porque la mayoría de las operadoras aplicaban a sus clientes finales unas tarifas totalmente desproporcionadas con los costes reales del servicio de itinerancia. Desde la primera intervención reguladora de Bruselas en 2007, el precio del roaming internacional ha caído un 92%, según datos de la CE. En 2016, la UE permite un recargo de cinco céntimos sobre la tarifa nacional en voz y datos (un mega) y de dos céntimos por el sms. En junio de 2017, esos recargos deberían desaparecer.

¿Se acabará en 2017?

No es seguro todavía. La CE reconoce que la supresión de los recargos en junio de 2017 no será posible si para entonces no se ha aprobado una nueva limitación de las tarifas mayoristas. Bruselas calcula que sin ese nuevo Reglamento la supresión de los recargos sería insostenible, al menos, para un 20% de las operadoras europeas, que se verían atrapadas entre la necesidad de ofrecer roaming sin recargo a sus clientes nacionales y la obligación de comprar minutos en otros países a un precio que no podrían recuperar.

¿Quién se beneficia más?

En el pasado, todas las operadoras obtenían un elevado beneficio por cada minuto de roaming, que cobraban a un precio muy por encima del coste. En la actualidad, con la limitación de las tarifas minoristas, Bruselas considera que las grandes beneficiadas son las operadoras de los países de recepción, con cuatro grandes destinos turísticos a la cabeza: España, Grecia, Chipre y Malta. Bruselas asegura que las operadoras de esos países consideran que no hace falta seguir rebajando la tarifa mayorista, mientras que los países emisores (Reino Unido, Holanda o Irlanda) reclaman un abaratamiento.

¿Requiere más inversión?

Las operadoras de los países receptores argumentan que la cobertura de los clientes de fuera (más de 70 millones de turistas previsiblemente este año en el caso de España) requiere grandes inversiones en la red para garantizar la calidad del servicio y evitar la saturación. La CE minimiza el impacto e insiste en que “las tarifas mayoristas del roaming internacional están todavía muy por encima de las nacionales y el exceso no se puede justificar en relación con los costes de ese servicio”. Bruselas asegura, además, que la explosión del internet móvil ha obligado a las operadoras a aumentar la inversión para atender a sus clientes nacionales y la nueva infraestructura permite cubrir la demanda de los usuarios foráneos. La CE calcula que el mercado nacional de los países receptores tarda sólo cuatro meses en igualar los picos de demanda de las vacaciones, por lo que la inversión sería necesaria con o sin clientes extranjeros.

¿Cuánto debería valer?

La CE ha propuesto una tarifa mayorista máxima de 4 céntimos por minuto en voz, un céntimo por SMS y 0,85 céntimos por Mega. El organismo europeo cree que con ese techo tanto las compañías receptoras como las emisoras podrán garantizarse un beneficio cuando ofrezcan a sus clientes la posibilidad de llamar en el extranjero al mismo precio que en su país de origen (en principio, en junio de 2017).

¿Puede haber abusos?

Parece difícil, a pesar de las diferencias de precios de un país a otro (Grecia es el más caro y Estonia el más barato). Las operadoras suelen revisar anualmente sus contratos mayoristas y podrán endurecerlos o incluso rescindirlos si detectan un flujo masivo procedente de los países más baratos. Además, la CE ha propuesto un mecanismo de protección que permitirá restablecer los recargos del roaming si detectan que un cliente usa permanentemente una tarjeta adquirida fuera de su país.

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