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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rentabilidad generosa a buen precio

Efe

La gestión pasiva, que engloba aquellas estrategias de inversión que replican la evolución de los índices bursátiles, es todavía una fórmula minoritaria en España, pero con un desarrollo creciente. Muy potente en el mercado estadounidense, donde un tercio del dinero en fondos de inversión está asociado a este modo de gestión, lo es menos en Europa –roza el 20%– y aún incipiente en España, donde comienza a despegar y va ganando terreno. Como alternativa a la gestión activa, en la que el profesional especializado realiza el análisis y selección de los sectores y empresas que considera más sostenibles en el tiempo, los fondos indexados tienen dos grandes ventajas: sus bajas comisiones y la dificultad que supone batir la rentabilidad de los índices de referencia. Mientras existen productos que ofrecen muy buen resultado durante un año, proporcionar rentabilidades interesantes de forma sostenida es bastante más complejo. Los datos apuntan a que menos del 10% de los fondos de inversión logra batir a su índice de referencia.

Los gestores altamente especializados coinciden al asegurar que la gestión pasiva no es ninguna amenaza para su negocio, como sí ocurre, sin embargo, con lo que estos profesionales denominan “falsa gestión activa”: fondos con rentabilidades mediocres que, pese a ello, cobran altas comisiones. Cuando un ahorrador se decanta por la gestión tradicional asume que deberá abonar unos gastos mayores, que se justifican por la alta especialización del profesional y los recursos que dedica a la hora de seleccionar los activos. Así, mientras los fondos indexados y los EFT (fondos negociables en mercado) cuentan con unas comisiones cercanas al 1% (en EE UU se sitúan incluso por debajo del 0,5%), los fondos tradicionales tienen un coste para el inversor de entre el 2% y el 3% anual. Una factura, sin embargo, que deja de tener sentido cuando el producto apenas se separa de su indice de referencia.

La explicación del incipiente desarrollo de la gestión pasiva en España está en un mercado en el que la banca tiene un peso considerable en el ámbito de los fondos de inversión y prima productos con comisiones más elevadas. Pese a ello, en los últimos años la gestión pasiva se ha ido abriendo paso también en este tipo de entidades y actualmente grandes gestoras como CaixaBank Asset Management, Santander, BBVA o Bankia ofrecen ya en sus catálogos también fondos indexados. A ello hay que sumar, nombres como Finizens o Indexa Capital, que están introduciendo de forma específica la gestión pasiva en España. Al otro lado de la trinchera, además de las gestoras de la banca, figuran entidades como Bestinver, Mutuafondos, Metagestión, Renta 4 o Gesconsult, altamente competitivos en el mercado de gestión activa y que dedican la mayor parte de sus recursos y de su tiempo al análisis. Además de los fondos de inversión, hay otros vehículos –como las sicavs– que ofrecen buenas rentabilidades y cuyas características se adaptan también a las preferencias de cada inversor.

El mercado ofrece interesantes oportunidades tanto en uno como en otro modelo de gestión. Las comisiones y la rentabilidad son las dos grandes claves que el inversor debe manejar para decidir por cuál se decanta, puesto que la gama de productos es muy amplia y se adapta a todos los perfiles de inversión. A la hora de valorar la gestión pasiva hay que tener en cuenta también la fiscalidad, menos ventajosa en los EFT (que tributan como una acción) que en los fondos que replican índices, en los que es posible el traspaso de un fondo a otro sin tener que pagar impuestos.

Dada la creciente competitividad en el mercado y la continua salida de nuevos productos, la gran oportunidad de la gestión pasiva pasará probablemente por lograr ofrecer unas comisiones todavía más ventajosas que las actuales. Aunque la especialización y el talento seguirá siendo la baza de la gestión tradicional, las operaciones de adquisición de firmas de gestión pasiva por parte de grandes gestoras y la apuesta de la banca por estos productos dibuja un nuevo horizonte de negocio con un amplio recorrido.

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