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El lunes de los fondos

Alternativas de inversión (II)

Ante los elevados riesgos de las inversiones clásicas existen activos interesantes para capear la volatilidad, como la renta variable, la deuda norteamericana y el oro.

Reuters

El mes pasado en un primer artículo en estas mismas páginas les argumentábamos nuestra visión sobre la situación actual a nivel económico y de mercados financieros que nos lleva a ser escépticos sobre el buen desempeño futuro de las inversiones clásicas que componen la práctica totalidad del ahorro español: bonos del Estado y de empresas europeas y acciones. Valoraciones delicadas cuando no extremas y un contexto de estancamiento aparecen como un cóctel poco atractivo.

Precisamente en ese punto entrábamos en el terreno de unos nuevos e inquietantes elementos añadidos. Concretamente, nos encontramos en una situación de “aguas sin cartografiar” como dicen los anglosajones en la que los bancos centrales están realizando verdaderos experimentos como tipos de interés cero o negativos y compras de todo tipo de activos que se extienden ya durante bastantes años tras el final de la gran recesión entre 2007 y 2009. Lo preocupante es la respuesta al porqué se ha llegado a este punto y los resultados hasta el momento.

Así, según su propia argumentación, directa o velada, el mundo tiene un problema de (bajo) crecimiento y exceso de deuda y deflación, por lo que estas políticas están destinadas a combatirlo. Desgraciadamente, en primer lugar su experiencia y conocimiento sobre la eficacia de las mismas está ausente de la ecuación por lo que pueden producirse resultados no deseados. Por si esto fuera poco, hasta la fecha, lo que ha sucedido es que estas políticas no parecen funcionar. Los principales países han seguido añadiendo deuda a lo que ya es una montaña de la misma y los crecimientos son bajos (USA) o muy bajos (Europa y Japón). Además, desde hace un año o más, dependiendo de cada país, nos encontramos en una persistente desaceleración cíclica de la actividad económica. Sin embargo, se sigue insistiendo cuando no redoblando dichas políticas mientras que al mismo tiempo las reformas estructurales llegan con cuentagotas.

Otro llamativo elemento es que actores del mercado y la economía del máximo prestigio y credibilidad han comenzado a mostrar su preocupación en público cuando no a avisar de graves consecuencias. Por el lado “oficial” les destacamos la intervención de Kevin Warsh, miembro del consejo ejecutivo de la Reserva Federal entre 2006 y 2011 y uno de los colaboradores más estrechos y reconocidos de Ben Bernanke y al que algunos apuntan como futurible presidente de la misma.

Pues bien, el señor Warsh escribió un artículo hace un par de semanas en el Wall Street Journal en el que se mostraba muy crítico con la política monetaria expansiva llevada a cabo durante los últimos años y sus potenciales consecuencias así como la falta de reformas reales. Por el lado privado, los gestores de fondos hedge más reconocidos a nivel mundial y que ostentan los mejores historiales de rentabilidad de la industria de inversión (con rentabilidades anualizadas de doble dígito amplías durante más de dos décadas), como Dalio, Tepper o Soros, de forma unánime y con diversa intensidad, están avisando de fuertes e inminentes pérdidas en los mercados de renta variable y renta fija.

Ante este panorama, brevemente les vamos a sugerir algunas inversiones que pueden estar al margen o incluso florecer en escenarios como los planteados por estos gestores. Una evidente es la volatilidad de la renta variable que se encuentra en mínimos históricos de muchos años. Se trata de un activo invertible que cotiza en mercados organizados y que es uno de los más líquidos del mundo. En un escenario de turbulencias y caídas generalizadas estos activos debieran disfrutar de destacadas alzas como así han hecho ya en los últimos y cortos episodios de aumento de volatilidad (brexit, comienzo de año, agosto de 2015).

Otra posible inversión es el bono del tesoro norteamericano a largo plazo que paga rendimientos del entorno del 2%, el doble que el español por ejemplo. Estos bonos además suben de valor en las crisis ya que actúan como valor refugio, gracias a que el Tesoro estadounidense emite la moneda de reserva mundial (el dólar) y se valora que siempre atenderá sus obligaciones de repago de la deuda. Hasta ahora en más de 200 años de historia siempre lo ha hecho.

Otro activo que es un clásico es el de los metales preciosos con el oro a la cabeza. Además de ser un activo refugio clásico, en esta ocasión, donde los países se encuentran en una batalla de devaluación de sus divisas y de extrema monetización por parte de sus bancos centrales que está poniendo en cuestión el sistema monetario internacional, realza su valor fiduciario de última instancia. Adicionalmente, desde que comenzaron las turbulencias en los mercados, ha venido respondiendo positivamente cada vez que se desataba un episodio de volatilidad.

Estos tres activos son algunos de los más evidentes pero no los únicos. Desafortunadamente en el mercado español apenas existen vehículos de inversión o carteras disponibles que sigan este tipo de inversiones de carácter discrecional y alternativo. Aunque asignar la mayoría del patrimonio financiero de un ahorrador o inversor a este tipo de carteras y fondos puede no ser recomendable en estos momentos, sí que es razonable y de sentido común dedicar parte del mismo.

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