TTIP, segunda oportunidad
La idea de una zona de libre comercio entre Europa y Estados Unidos se ha encontrado tales obstáculos que ha caído en el bloqueo, pero sigue siendo un proyecto estimulante y no debe ser desechado. La pasada semana, el ministro alemán de Economía, Sigmar Gabriel, habló abiertamente de un “fracaso de facto”, y el presidente francés, François Hollande, urgió al final “puro, simple y definitivo” de la negociación. En el trasfondo está el temor de la opinión pública europea a una rebaja generalizada de las garantías laborales o medioambientales para las empresas norteamericanas. Al otro lado del Atlántico, el fin del mandato de Barack Obama, gran impulsor de esta política aperturista, vaticina un escenario también más complicado, que se cruza con las resistencias al Tratado del Pacífico. El republicano Donald Trump es un feroz proteccionista y demoniza estos acuerdos; incluso en el bando demócrata se percibe una actitud más tibia en su tradicional defensa del libre comercio.
La relación transatlántica avanzaría notablemente con un acuerdo económico justo, y con las garantías necesarias, entre los dos grandes bloques de Occidente. Por desgracia el TTIP tendrá que esperar. Ojalá, una vez resueltos los procesos electorales en EE UU y Francia, pueda reactivarse desde bases más sólidas.