Las ambiciones de Tesla pasman a los inversores
Elon Musk se refiere a su firma como a una "compañía de energía sostenible", pero a los accionistas no les ha impresionado su plan para comprar SolarCity.
Elon Musk, fundador y consejero delegado del fabricante de automóviles eléctricos Tesla, se refiere ahora a su firma como a una “compañía de energía sostenible”. Pero a los accionistas no les han impresionado las recientes medidas en esa dirección. La presentación el martes de una batería mejorada para sus modelos actuales tampoco.
No es raro que los ejecutivos intenten dar un giro a lo que hace su empresa. Tesla que ofrece al menos una visión sostenible de la energía, aunque sea vaga, y algunos productos relacionados con, como sus grandes baterías domésticas. Si el acuerdo de Musk para comprar por 2.600 millones de dólares (unos 2.300 millones de dólares) el instalador de paneles solares SolarCity se cierra, será un paso más en la misma dirección. Pero no hará mucho por los ingresos o el balance de la empresa.
La realidad es que la mayor parte de las credenciales relacionadas con la energía sostenible de la compañía se deben a que sus coches funcionan con baterías recargables. Por supuesto, son impresionantes. El nuevo dispositivo de 100 kWh permite al Modelo S acelerar de cero a 60 millas por hora en 2,5 segundos.
Eso suma al precio de venta 27.000 dólares, lo que eleva el coste del modelo S hasta alrededor de 135.000 dólares, un precio que difícilmente se puede considerar apto para el mercado de masas. Y todavía marca a Tesla como una empresa de coches.
Eso ayuda a explicar por qué los accionistas se apagaron tras el anuncio del martes, acabando con más de la mitad de las ganancias del 2% que cosecharon las acciones al inicio del día. Para los inversores, Tesla sigue siendo lo que dijo que era en 2011 de cara a su oferta pública de venta: una empresa que quiere finalmente producir en masa coches relativamente baratos. Cualquier otra cosa es una distracción.