Bruselas se rinde y acepta tratar a China como a cualquier otra economía
Bruselas asegura que, a pesar del cambio, mantendrá la vigilancia sobre las exportaciones chinas y reforzará los controles
Bruselas suprimirá la lista de países a los que no reconoce como una economía de mercado y tratará a China como un país más. Al mismo tiempo, la CE asegura que endurecerá y acelerará los aranceles antidumping cada vez que detecte una avalancha de exportaciones chinas anticompetitivas.
La Comisión Europea confía en que esta salomónica decisión contente tanto a Pekín, que se sentía discriminada, como a la industria europea, que acusa a la china de inundar el mercado con producciones por debajo de costes y alimentadas por subsidios públicos casi ilimitados.
La propuesta de la CE, que se hará oficial antes de fin de año, parece inclinarse a favor de las demandas de China, que se librará del estigma de no ser considerada como una economía de mercado por un socio comercial tan importante como la UE. Desde 1955, la OMC introdujo esa categoría para que los países puedan defenderse mejor de la competencia desleal de países donde el Estado respalda de manera general a sus empresas.
EE UU no reconocerá a China como una economía de mercado, lo que le permitirá poner aranceles más altos
Pekín presiona desde hace meses para que los socios occidentales reconozcan a China como una economía de mercado más a partir de diciembre de este año, cuando se cumplen los 15 años de su ingreso en la Organización Mundial de Comercio. Las condiciones de ingreso en la OMC fijaron que China sería considerada economía de mercado una vez que sus socios comerciales la reconozcan como tal o a finales de 2016 si no toman ninguna decisión.
EE UU ya ha anunciado su intención de no reconocer a China como una economía de mercado, lo que permitirá a Washington poner aranceles más altos para defenderse del posible dumping de las exportaciones chinas, como ocurre actualmente con el acero.
Las patronales europeas defienden que Bruselas siga la estela de Washington para no quedarse indefensos ante Pekín. Pero la Comisión, que hoy ha celebrado un debate de orientación previo a la decisión final, parece decidida a distanciarse de EE UU.
La propuesta de Bruselas llega sólo un día después de que el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, asistiera en Pekín a la cumbre UE-China. En esa cita, el gobierno chino se comprometió a crear una “plataforma bilateral” para abordar el problema de sobreproducción de la siderurgia china, cuyo exceso de capacidad (350 millones de toneladas) es el doble que a toda la producción de acero europeo (170 millones de toneladas). Bruselas confía en que la plataforma resuelva el problema pero la siderurgia europea se teme lo peor.