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El referéndum europeo que dividió un país

Un puñado de votos, apenas 500.000, decidió la suerte de millones de ciudadanos y de varias generaciones en un referéndum en el que la mayoría de las regiones votaron en sentido contrario a la poderosa capital. Ese referéndum permitió el nacimiento del euro. Pero dividió a Francia en 1992.

Fue el 20 de septiembre de 1992. La consulta en Francia sobre el Tratado de Maastricht sajó a la mitad el país. El Sí se impuso con el 51,04% al 48,96% del No con una participación del 69,70% (ici). Una diferencia mucho menor que la lograda por el brexit este pasado jueves en el Reino Unido, donde también hubo más participación que en Francia.

Más de 12 millones de franceses votaron en contra de un Tratado que sentaba las bases para la Unión Monetaria Europea. Pero eso no impidió que el presidente de la República, François Mitterrand, se aferrara al cargo y rubricara un texto que tendría consecuencias tan drásticas e irreversibles como el final del franco francés y de la soberanía monetaria del pais.

La consulta, como ha ocurrido en Reino Unido, difuminó las diferencias ideológicas tradicionales en el reparto de voto. Buena parte del electorado socialista votó en contra de la propuesta de Mitterrand mientras que Jacques Chirac y Valéry Giscard d'Estaing movilizaron el voto conservador a favor del Tratado.

El voto también se dividió por estratos sociales y laborales. Obreros, operarios, pequeños comerciantes, artesanos o agricultores votaron contra un texto que identificaban con el triunfo del liberalismo y del dominio económico alemán (aunque tal vez sean términos contradictorios). A favor votaron las clases más pudientes, profesiones liberales y población más urbana. Un patrón similar al del 23J de 2016 en Reino Unido.

París también votó muy diferente al resto del pais como ha ocurrido en Londres. Sólo que la capital francesa votó a favor (el Sí ganó por más de 300.000 votos en París) mientras que casi todas las regiones votaron en contra (Aquitania, Borgoña, Provenza, Picardía, Calais, Normandía, Languedoc...). También votó en contra Córcega, una isla que en aquel entonces albergaba movimientos independentistas.

Muchas coincidencias entre Maastricht 1992 y brexit 2016. Pero una gran diferencia. En aquel entonces los euroentusiastas celebraron la victoria aunque fuera por la minimísima. Hoy ponen en duda un referéndum en el que más de 17 millones de británicos han elegido leave (salir de la UE), millón y medio más que los partidarios de remain (quedarse).

Con los referéndum hay tres opciones. Prohibirlos, como en Alemania. No convocarlos. Convocarlos con o sin umbrales mínimos de participación y margen de victoria...

Sólo hay una opción que no parece muy democrática. Convocarlos y menospreciar o, peor aún, no respetar su resultado porque no coincide con lo previsto.

Foto: Escultura en las calles de Etterbeek (Bruselas) (B. dM., 25/6/2016).

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