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Las huelgas acorralan los cálculos franceses

Las modificaciones en las leyes laborales del Gobierno socialista galo están haciendo que salten chispas en refinerías, puertos y ferrocarriles.

Protestas de los trabajadores de una refinería en Francia contra la reforma laboral.
Protestas de los trabajadores de una refinería en Francia contra la reforma laboral.Reuters

La reforma laboral francesa está despertando una ola de malestar social que podría dar al traste con los cálculos del presidente Francois Hollande. Se suponía que las medidas mejorarían las perspectivas económicas de un país que ha caído en los rankings de competitividad global del Foro Económico Mundial en la última década hasta el puesto 22. La reacción podría, sin embargo, ahogar sus beneficios.

Las huelgas en contra de la reforma se han extendido a los puertos franceses, refinerías de petróleo y los ferrocarriles. Cuanto más se prolonguen, mayores serán los riesgos a corto plazo para el crecimiento de la segunda mayor economía de la zona euro. Sería un precio que merecería la pena pagar por una profunda reforma que haría que los empleadores estuvieran más dispuestos a contratar. Pero no está claro si este es el caso.

El Gobierno de Hollande impulsó una serie de reformas en el parlamento, incluyendo disposiciones para que los acuerdos sobre los horarios se negocien dentro de empresas individuales en lugar de hacerlo a escala sectorial. Sin embargo, se descartaron otros elementos de la propuesta inicial. Por ejemplo, no está tan claro como lo estaba inicialmente cuánto va a costar a los empleadores a despedir trabajadores, lo que podría diluir el impacto de la reforma en la disposición de las empresas para contratar.

Si crece el descontento laboral, desalentaría la inversión, sobre todo desde el extranjero. Francia es uno de los 10 mejores destinos de inversión en Europa, pero el único de la clasificación que ha experimentado una disminución en número de proyectos en 2015 en comparación con el año anterior, según un informe de EY.

Por último, hay riesgos políticos. El creciente descontento con Hollande y su Gobierno socialista exacerbará una mayor insatisfacción con dos principales partidos de Francia. Esto podría empujar a más votantes a los brazos del Frente Nacional de extrema derecha. Puede que Hollande tenga buenas intenciones, pero está jugando con algo más que su futuro político.

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