Carlos Soria: “Sobre la cima de un ochomil solo piensas en bajar”
Quiere ser la persona de más edad en conquistar las 14 montañas más altas del mundo En su vitrina de trofeos ya hay siete de ellas, la última, el Annapurna (Himalaya).
A sus 77 años, su nombre volvió a dar la vuelta al mundo el pasado 1 de mayo, cuando se convirtió en la persona de más edad en escalar el Annapurna (cordillera del Himalaya), de 8.091 metros de altura, y la décima montaña más alta del planeta. Carlos Soria (Ávila, 1939) atiende a CincoDías desde el campamento base del pico Dhaulagiri (Nepal), donde se ha trasladado con su equipo para intentar hacer cumbre y repetir una nueva hazaña.
Pregunta. Tras los intentos de conquistar el Annapurna en 2012 y 2015, a la tercera va la vencida.
Respuesta. Esta vez hemos tenido mucha suerte con el clima, que es lo que nos condicionó en las otras ocasiones. Este año ha nevado mucho menos y eso nos ha permitido poder ascender, aunque con una dificultad añadida porque había mucho más hielo, sobre todo en el tramo que une los dos últimos campamentos. Por eso estoy encantado y muy contento de haberlo podido hacer.
P. ¿En qué se piensa sobre la cima de un ochomil?
R. Al principio se siente una alegría inmensa. Luego, dependiendo de cada montaña y cada momento, todo varía. En el Annapurna, lo primero que sentí al hacer cima fueron unas ganas tremendas de bajar. Hacía demasiado frío y el viento que soplaba te congelaba. Yo he subido ya varios ochomiles, y salvo una ocasión, en Pakistán, donde hacía buen tiempo y estuve casi dos horas, en el resto solo piensas en bajar.
P. A pesar del frío, ¿es el momento de mayor satisfacción?
R. Es uno de los más bonitos, pero no el de más satisfacción. Mucha gente asocia el alpinismo solo con el momento en el que se corona la cima, pero eso solo es la mitad del camino. Después queda la bajada, que suele ser mucho más difícil y peligrosa, más aún en el Annapurna. Por eso, el momento de más alegría es cuando se regresa al campamento base con todos los miembros del equipo sanos y salvos, es cuando se siente que ya está todo hecho.
P. Debe ser complicado organizar y gestionar un ascenso de este tipo...
R. Por una parte, hay que tener muy bien planificada toda la infraestructura, el equipaje y las rutas por las que se va a subir, sabiendo cuáles son los tramos más complicados. Pero lo más difícil de medir es el clima. Dependemos totalmente de él. Por eso, antes de este último ascenso, como el tiempo no acompañaba, estuvimos casi 50 días viviendo en el campo base antes de lanzarnos montaña arriba. Y antes de partir, hay que saber con certeza el clima de los cuatro o cinco días siguientes, por eso siempre estamos en contacto a través de un walkie-talkiecon nuestro meteorólogo. Con todo esto, y con los imprevistos que surgen en el camino, es como se gestiona algo así.
P. Son entonces un equipo totalmente coordinado.
R. La organización es vital en todos los proyectos, pero más en algo así, donde siempre hay más riesgos que en otros mundillos. Además de la gente que nos asesora y acompaña desde la base, sube un médico, un experto que gestiona la comida y cámaras que se encargan de mandar vídeos e imágenes de todo lo que vemos y hacemos. La confianza es vital entre los cinco miembros que componemos el equipo, porque es cierto que ahí arriba nada puede fallar.
P. ¿Nunca ha fallado?
R. A veces alguien se lesiona y no puede pasar de un campamento a otro, o sufre una leve congelación y se ve obligado a volver atrás. Y en alguna ocasión puede haber momentos de bajón y de derrumbe, muchas veces ocasionados por el mal tiempo, en los que toca dar fuerzas y levantar el ánimo.
P. ¿Se considera un líder?
R. Me considero un señor moreno, bajito y normal que tiene el privilegio de hacer lo que más le gusta. Yo tomo las decisiones finales, pero realmente todo lo hacemos de forma conjunta y ahí arriba nos necesitamos unos a otros.
P. 77 años. ¿Cuándo ve su retiro?
R. La edad es siempre un hándicap para cualquier deporte, pero me entreno física y mentalmente para ello. Por el momento me noto con fuerzas y creo que he demostrado que las tengo, así que, mientras aguante y pueda, seguiré con ello.