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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una pausa en los beneficios empresariales

Las cuentas de resultados de las grandes empresas españolas, las que conforman el indicador selectivo de la Bolsa, han tenido un comportamiento contractivo en los tres primeros meses del año, aunque este tiene un carácter meramente coyuntural. Y aunque la crisis política puede haber impactado limitadamente en la demanda privada de los españoles y deteriorado los números de ventas de las empresas, los motivos de esta evolución son principalmente externos, debidos a los movimientos económicos generados en los países emergentes principalmente. En concreto, la subida de los tipos de interés en Estados Unidos y la fortísima bajada de precios de las materias primas han llevado a las divisas de los países emergentes a un proceso depreciatorio que ha deteriorado las cuentas de las compañías que operan allí. Y lo han hecho en tal intensidad que han cambiado el sesgo tanto de ventas como de beneficios, hasta el punto de que casi en dos de cada tres empresas de las que conforman el Ibex 35 se han modificado a la baja las expectativas de beneficios para este año.

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La fuerte presencia de Latinoamérica en el negocio de las empresas españolas en general, especialmente en Brasil, así como la que determinadas entidades financieras tienen en Turquía, y el elevado peso que compañías como Repsol, muy afectada ahora por la caída de precios del crudo, han arrojado un primer trimestre del año con caída tanto de ingresos (7%) como de ganancias (18%). Pero en condiciones normales, si los volúmenes de facturación no descienden en el próximo año, será entonces cuando aflore el crecimiento del negocio y de los beneficios. Tiene, por tanto, un carácter temporal esta especie de pausa en el crecimiento de los beneficios de las grandes compañías. De hecho, un buen número de sociedades del índice han sorprendido por los buenos resultados y los analistas han mejorado sus estimaciones para final del ejercicio.

Seguirá, sin embargo, la cautela sobre la banca, que se ha visto afectada tanto por la depreciación de las divisas de origen en las que trabaja como por la reducción de los márgenes de intermediación, que serán decrecientes en los próximos años, a medida que la renovación de las carteras de crédito permute préstamos con márgenes amplios por los que se negocian ahora, con los tipos de interés directores en el 0%. Y dado que el índice español está muy condicionado por la actividad financiera (ocho compañías, contabilizando también la aseguradora Mapfre), el agregado de resultados estará igualmente condicionado y seguramente la evolución del propio índice bursátil, también.

En todo caso, haciendo abstracción de divisas y tipos de interés, el negocio de las empresas sigue conservando su solidez fuera de las fronteras y consolida la recuperación en el territorio nacional. Los últimos indicadores sobre el comportamiento de los países emergentes abundan en la idea de que el ajuste de los precios de las materias primas habría terminado y que los fundamentales macroeconómicos habrían vuelto a la normalidad, a la misma situación en la que estarían los negocios de las empresas allí radicadas. Y aquellas con actividad en zonas maduras y con alto grado de seguridad jurídica (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o la Europa continental) dependerían exclusivamente de la estabilidad de las divisas para recuperar los niveles de ventas y beneficios que se han visto dañados en los tres primeros meses del año.

El mercado español ha perdido presencia en las grandes empresas en los últimos lustros, una circunstancia que en su momento suponía estar al margen de los efectos recesivos sobre las compañías en el país. Pero ahora es un activo disponer de presencia en España, dado que el fuerte crecimiento de su economía se trasmite a los números de las corporaciones con intensidad, dado que la estabilidad del coste financiero (cuando no su reducción) permite que todo el crecimiento del negocio tenga un reflejo directo en los beneficios de la empresa. Así las cosas, la expectativa de resultados de las grandes compañías sigue siendo positiva para el medio plazo y mejorarán más cuanta más estabilidad haya en los precios de las materias primas, en los tipos de cambio de las divisas y en el control de los costes en el mercado nacional.

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