La alargada sombra de Mario Conde
La figura de Mario Conde viene proyectando una alargada sombra desde el día de los Santos Inocentes de 1993, cuando el Banco de España, pilotado entonces por Luis Ángel Rojo, intervino Banesto, la otrora poderosa entidad financiero-industrial desde que la que el abogado gallego había pretendido su particular asalto al poder, para después intentar convertir en su fortín. De una sobreexplotada imagen de éxito, jaleada por una generosa y heterogénea corte de admiradores, al final, y tras la serie de procesos judiciales resumidos como caso Banesto, el banquero de moda desde mediados de los ochenta a principios de los noventa pasó a cumplir condenas de cárcel por diversos delitos económicos. Pero siempre siguió en el ambiente la pregunta de dónde estaba el dinero. Ayer, 22 años después de su primera detención por el caso Banesto y ocho después de su última salida de la cárcel, Conde fue detenido, una vez más, esta vez junto dos de sus hijos y otras cuatro personas, por blanquear desde 1993 unos 13 millones de euros presuntamente saqueados en Banesto. En un clima como el que se vive en España, repleto de acusaciones sobre corrupción y delitos económicos, urge separar el trigo de la paja. Y para ello hacen falta las herramientas legislativas más poderosas, como el reciente perfeccionamiento de las normas antiblanqueo, que ha ayudado a dar este paso. La Justicia lenta es menos justa, pero nunca es tarde.