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Tecnología VS seguros

¿Quién asume responsabilidades en un coche autopilotado en caso de daños?

Coche autopilotado

Durante años los grandes fabricantes de la industria del automóvil nos han vendido las maravillas de la conducción. “¿Te gusta conducir?” fue un referente y el placer de estar al volante un elemento cultural. A los 18 nacían innumerables placeres para el nuevo titular de un carné y, sin duda, la asociación conducción-independencia está arraigada.

  • Pero el hecho es que algo está cambiando

Hoy una gran parte de los jóvenes urbanos ya no piensan en un coche en propiedad. Crecen los desarrollos empresariales dirigidos a compartir auto o viaje. El conductor no consigue desconectarse de sus redes sociales mientras conduce. Se constata que, haciendo recorridos mixtos urbanos y por carretera, la velocidad media es de unos 40 km/h y pasamos la mitad del tiempo en pequeñas retenciones, semáforos o buscando aparcamiento ¿Placer? Pues solo a ratitos, en confianza. Los gastos fijos de un coche son una parte importante del gasto corriente familiar y la adquisición de un vehículo supone endeudamiento, algo difícil e inconveniente en tiempos de incertidumbre.

Las marcas le vieron las orejas al lobo con el enorme parón que se produjo en la demanda durante la crisis. Sumemos a esto alianzas tecnológicas de alto valor y con excesos de liquidez y tendremos un escenario atractivo para los cambios de modelo de negocio.

Además, una razonable calidad de las infraestructuras viales y el interés en controlar al máximo el coste social de las víctimas de tráfico implican también a los Estados en nuevas líneas de trabajo que nos conducen, invariablemente, a un futuro de coches autoguiados.

Hoy tenemos coches conectados (solo Vodafone Group, controla 700.000 unidades en la actualidad) que están aportando datos a sistemas de análisis de comportamientos si bien solo el 17% de los propietarios conocen esa circunstancia, según la consultora TNS. Esos datos sirven para que los futuros autoguiados aprendan nuestras reacciones junto con algunos millones de kilómetros realizados ya por autoguiados en todo tipo de recorridos, especialmente en USA.

Corren noticias de que UBER podría haber encargado 100.000 Mercedes Benz clase S autónomos para sustituir a sus actuales socios de negocio. En otros medios se presentan dispuestos a comprar un millón de unidades de TESLA autopilotados. Mientras Obama ha propuesto una ayuda de 4.000 millones USD para acelerar el desarrollo de coches autónomos.

  • Ante daños, ¿quién se responsabiliza, fabricante o propietario-seguro?

No cabe duda de que en los inicios de la nueva década estarán entre nosotros. También de que se integrarán en la cultura de una gran parte de la población y que la resistencia de los amantes de la conducción se asemejará mucho a la que despertaron los cajeros automáticos.

Pero hay un lado potencialmente oscuro en todo esto y es la toma de decisiones de la máquina. Un software guiará el hardware en el que vamos a ser transportados. Nos limitaremos a fijar un destino o una ruta. MB y Volvo han anunciado que se harán responsables de los errores que puedan cometer sus autopilotados. Tesla rechaza asumir esa responsabilidad, de momento.

Pero mucho me temo que el algoritmo que tome las decisiones no sea empático con la posible víctima sino frío y calculador, capaz de valorar el coste de opciones en fracciones imposibles de segundo y eligiendo aquella que sea menos costosa. ¿Para quién? Fabricantes, operadores, productores de software, etc, tendrán que ponerse de acuerdo acerca de quién paga los daños o de quien fue la culpa. Pero no será de un “conductor” humano que ya no decide nada. Los seguros, inevitablemente, van a cambiar y – posiblemente - de forma radical.

¿Parará en seco para evitar la colisión, aunque eso lastime a los ocupantes? ¿Embestirá al obstáculo (un ciclista o un niño) por ser más rentable que pagar lesiones a los que viajan a bordo. ¿Seremos guiados por un psicópata frío y calculador o por un empático C-3PO? ¿Odias conducir?

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