La liga de la fantasía en China
El campo de fútbol chino de los sueños toma forma. Magnates y gigantes corporativos están invirtiendo mucho en clubes locales y estrellas extranjeras. Medios de comunicación y grupos web pujan al alza por los derechos de retransmisión. Sin embargo, a la liga china le falta un elemento clave para ser viable: el pago de los espectadores.
El presidente y aficionado Xi Jinping ha hecho del fútbol una prioridad de reforma nacional a la que las empresas se han unido con entusiasmo. La aseguradora Ping An pagó 600 millones de yuanes (82,5 millones de euros) durante cuatro años para convertirse en el patrocinador principal de la Superliga china (CSL). El grupo de comercio electrónico Alibaba y el minorista de productos electrónicos Suning han invertido en clubes chinos. Ahora bien, los equipos van al ataque a por el talento extranjero. Los clubes de la CSL, cuya temporada 2016 arrancó el 4 de marzo, gastaron un récord de 337 millones de euros en los traspasos de invierno, según Transfermarkt.
Lo que falta es beneficio. Los clubes de la CSL incurrieron en unas pérdidas de 1.500 millones de yuanes en 2015, calcula un informe. El defensor del título, el Guangzhou Evergrande Taobao, perdió 265 millones de yuanes en los primeros cinco meses del año pasado. Su bonanza debería atraer a más aficionados.
El premio real, sin embargo, es la promesa de riquezas en televisión. El año pasado China Media Capital pagó 8.000 millones de yuanes por el contrato para emitir la CSL durante cinco años. Recientemente, revendió los derechos para los dos primeros años a la compañía de internet LeSports por 2.700 millones de yuanes.
Pero eso no muestra que los grupos online puedan recuperar esas sumas de los usuarios de internet chinos, que parecen poco dispuestos a pagar por los contenidos online. Las grandes sumas de dinero que han entrado en el fútbol europeo en las últimas dos décadas se basaron en gran medida en el reclutamiento de espectadores. Por ahora, puede que una base similar esté fuera de la liga de China.