La India busca al malo de la deuda
La persecución de la India al barón de los licores, Vijay Mallya, es una advertencia tardía a los magnates locales. Tras años empleando su influencia con los bancos estatales del país, los líderes de los negocios están a la defensiva. Los desbordados prestamistas están teniendo problemas –y, finalmente, parecen contar con el apoyo de los políticos–.
Los acreedores, encabezados por el Banco Estatal de la India, afirman que tienen derecho a un pago en efectivo de 75 millones de dólares (67 millones de euros) que Mallya recibió de Diageo. La compañía británica acordó pagar al maganate para que dimitiera como presidente de su filial bebidas espirituosas en la India. Las entidades consideran que el dinero debería destinarse a pagar el millón de dólares que debe su quebrada aerolínea.
El ministro de Finanzas Arun Jaitley ha intervenido, asegurando al parlamento que los prestamistas recuperarán lo que Mallya y otros morosos les deben. Un tribunal ordenó que el pago se bloqueara temporalmente. No hace mucho, esa coordinación era impensable, lo que hace que la campaña del banco central de la India contra los morosos cobre fuerza.
El llamativo estilo de vida de Mallya lo convierte en un blanco fácil para los políticos para mostrar al frustrado público que reprimen a los acusados de abusar del sistema. Él es miembro del Parlamento, dueño en parte de un equipo de Fórmula 1, y presidente de United Breweries –donde Heineken tiene una participación del 42%–.
El problema es que la India está actuando demasiado tarde. Mallya ya ha recibido 40 millones de dólares de Diageo y aparentemente se ha marchado del país. En un comunicado, insistió en que tenía ninguna razón para darse a la fuga y que está en conversaciones para llegar a un acuerdo con los bancos. También se quejó de la campaña le estaba representando injustamente como el símbolo de la morosidad de la India.
El recién descubierto valor de la banca llega demasiado tarde para arreglar sus balances. Sin embargo, es mejor tarde que nunca. Ello ofrece alguna esperanza de que, en el futuro, los magnates serán más responsables con las deudas que acumulan.