Se busca financiero, contable, comercial... y artista invitado
La conexión entre el mundo del arte y las compañías es cada vez más fuerte Son trabajadores acostumbrados a mirar todo desde otra perspectiva
Estudió Bellas Artes y trabaja desde hace más de 18 años en Ibermática, una empresa de consultoría informática. Iratxe Gallo forma parte de ese círculo de profesionales de formación artística que ha terminado militando en las filas de compañías que nada tienen que ver con aquello que estudiaron.
Son los conocidos como artistas en residencia, perfiles que a priori no se parecen en nada a los del resto de la plantilla de la empresa, pero que, precisamente por eso, aportan un punto de vista totalmente diferente en el lanzamiento de un producto o servicio. “Cuando en un equipo trabajan personas que provienen del mismo sector, han estudiado lo mismo, y durante toda su trayectoria han llevado a cabo los mismos proyectos, todos suelen tener, a grandes rasgos, la misma opinión”, explica González Bree, director del Máster Innovation Business de Deusto Business School.
Por eso, ya es frecuente ver a este tipo de empleados en compañías como Facebook o Adobe. “La conexión entre el arte y el mundo de la empresa es cada vez más fuerte”, afirma González Bree. Durante muchos años, explica este docente, las grandes compañías se han centrado únicamente en las ciencias, dejando de lado la rama artística. Sin embargo, hay algo que ha provocado que las cosas cambien. La enorme competencia entre las empresas y la necesidad de lanzar al mercado productos y servicios novedosos, ha llevado a que los perfiles que pueden dar ese toque innovador y diferente, sean cada vez más demandados.
Es en este momento cuando la figura de un artista, con un punto de vista totalmente diferente y original, se manifiesta. “En un equipo de ingenieros, los cálculos y los presupuestos van a ser muy precisos, pero la creatividad va a ser muy baja. Si a la plantilla se le suman pintores, músicos, filósofos o escultores, va a haber una explosión de ideas”, apunta el profesor, que añade que es en estos casos cuando el artista actúa como un pegamento que junta todas los planteamientos y reflexiones que se han puesto sobre la mesa.
Esta es, precisamente, una de las funciones de Iratxe Gallo, de Ibermática. Esta profesional, que estudió Bellas Artes en la Universidad del País Vasco, entró en contacto con el sector de la informática sin buscarlo. “Mis inquietudes siempre habían estado relacionadas con el arte y nunca me había interesado la tecnología”, explica. Pero hace 20 años, gracias a una beca promovida por Euskalnet, en la que estudiantes de artes e ingeniería comenzaron a trabajar juntos, entró por primera vez en contacto con este sector.
Ahora, pese a que continúa con la pintura como afición, su trayectoria profesional se enmarca en el departamento de creatividad, diseño y consultoría de la empresa informática. “No es que el artista descubra nada nuevo al tratar un proyecto, simplemente aporta una forma de ver diferente que la del resto de los profesionales”, apunta. Esta originalidad se percibe, tal y como explica Gallo, a la hora de enfrentar una idea, “sobre todo en temas de usabilidad y servicios centrados en el usuario. Normalmente las soluciones técnicas son muy buenas en lo teórico, pero en la práctica muchas veces no están adaptadas al público”, explica. Gallo cuenta cómo, recientemente, aplicó este método en el desarrollo de una aplicación digital. “Las pantallas que había que utilizar para trabajar con la herramienta no eran cómodas, así que dibujamos unas nuevas con lápiz y papel, y conseguimos hacerlas mucho más prácticas. Es cambiar el chip ante una situación”.
Precisamente a esto se refiere otro de estos profesionales. Lluís Sabadell, fundador de Cocreable, es un artista multidisciplinar que trabaja para empresas y organizaciones. Una de sus últimas aportaciones llegó en la compañía de bicicletas Orbea, para ayudar a comunicar a los usuarios de este transporte las novedades en una nueva gama de modelos. “Hicimos varias reuniones conjuntas con representantes de la marca, trabajadores y clientes, y de ahí surgieron varias propuestas que luego unimos”. Sabadell explica cómo es más fácil acompañar un proceso desde el exterior. “Cuando vienes de otro mundo es mucho más sencillo tener ideas diferentes y juntar elementos distintos. Es nuestra forma de trabajar: enfrentar todo desde otra perspectiva”, añade.
Unos efectos a largo plazo
La especialización del empleado es una constante del ámbito empresarial, y cuando llega el momento de lanzar novedades, estas carencias comienzan a notarse. Por eso, muchas compañías, relacionadas sobre todo con el sector digital y de internet, han comenzado a introducir este perfil de trabajadores en sus plantillas, “ya que este sector da mucho más juego que otros en la innovación”, explica Francisco González Bree, de Deusto Business School.
Sin embargo, este proceso aún es lento, ya que, como apunta el docente, el mundo corporativo se fija mucho más en el corto plazo que en el futuro, y este tipo de métodos, al tener una historia mucho más reciente, tardan en hacer efecto y sus consecuencias se perciben al cabo de cierto tiempo.