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Columna
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Una batalla que se libra en Wall Street

Hillary Clinton y Donald Trump se han convertido en los más probables candidatos presidenciales de sus partidos tras las elecciones primarias celebradas en 12 estados en el llamado Super Martes. Ambos tienen vínculos con las altas finanzas que los hacen vulnerables. Eso será leña para los encendidos ataques e incluso las caprichosas promesas de campaña.

El rival de Clinton, el senador de Vermont Bernie Sanders, ya la ha atacado por dar discursos pagados para Goldman Sachs y otros bancos –afirmando que ello muestra que sería suave con Wall Street si ganara la carrera al Despacho Oval–. Sus torpes intentos para explicar por qué recibió 225.000 dólares (207.500 millones de euros) por una sola intervención no ayudaron. Es probable que Trump sea mucho más despiadado.

Los banqueros de EE UU se han resignado a ser víctimas de las palizas entre los políticos de ambos partidos

Hay más que suficiente munición para que Clinton dispare de nuevo. Después de todo, Trump ha confiado en Wall Street durante la mayor parte de su carrera en los negocios –incluyendo los fondos que recibió cada una de las cuatro veces que sus empresas se declararon en quiebra–. Deutsche Bank le ha prestado 170 millones de dólares para su último proyecto –un hotel de lujo en Washington, D.C. …–

Lo más probable es que esto se extienda hasta golpear al negocio de las finanzas en sí. Tanto Trump como Clinton ya han apuntado a Wall Street. El multimillonario se ha centrado en comentarios ingeniosos en lugar de en aspectos específicos de política, mientras que Clinton ha dicho que ningún ejecutivo financiero debería ser demasiado grande como para no ir la cárcel y tiene como objetivo evitar que los bancos en la sombra se cuelen por las grietas regulatorias.

Los banqueros, por supuesto, se han resignado a ser las víctimas de las palizas entre los políticos de ambos partidos en los últimos años –aunque les preocupa que puedan ponerse en marcha nuevas normas meramente por conveniencia electoral–.

La incertidumbre es precisamente lo que los mercados odian. La perspectiva de que Trump se convierta en un candidato viable puede haber contribuido a la reciente caída del mercado, según Reuters. Puede haber más problemas en el futuro.

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