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Desde 2008 se han desinvertido tres billones de euros en el petróleo, gas y carbón en el mundo

Nuevas inversiones al calor del CO2

La Bolsa se abre a los índices de bajo carbono, solo para las empresas que comuniquen su impacto climático.

Thinkstock

El mundo financiero sigue dando pasos en el camino que ha abierto el Acuerdo de París contra el Cambio Climático. A pesar de que aquella cita se saldó sin compromisos obligatorios de reducción de emisiones, sí parece haber dejado un mensaje claro de que la economía está avanzando hacia un modelo que dependa cada vez menos del petróleo, del gas y del carbón. Y los mercados han cogido el testigo sacando nuevos productos al calor de esta transición energética en marcha.

Los últimos recién llegados son los índices de bajo carbono, una especie de guía bursátil para aquellos inversores que pongan la vista en compañías con menor huella de CO2 y, por tanto, menos expuestas al riesgo que pueden suponer las energías fósiles en las carteras.

e igual modo que el Ibex 35 representa a las mayores compañías españolas por su valor en Bolsa, o su equivalente francés, el Cac 40, estos nuevos índices incluyen únicamente a aquellas firmas que informan sobre la huella de carbono que genera su actividad.

Solactive cuenta con 200 índices, de los que 25 son de compañías menos contaminantes

El consenso científico marca que para evitar superar un aumento de temperatura del planeta de dos grados, el límite también asumido por los 195 países más la Unión Europea en París, será necesario dejar bajo tierra dos tercios de las reservas de petróleo y gas. Y en ese esquema, las energías fósiles ya no son una inversión tan segura como han representado hasta ahora.

De esta nueva percepción han nacido iniciativas como el movimiento mundial Divest, que promueve la desinversión en fósiles; o los bonos verdes, un nuevo instrumento de inversión enfocado a reducir el impacto de la huella de carbono en las carteras.

“París ha sido sin duda un catalizador de nuevos productos financieros, como los índices de bajo carbono. Nosotros lanzamos el primero hace un año y medio y para ser sincero no despertó gran interés. Ahora, sin embargo, vemos que sí hay demanda”, comenta Steffen Scheuble, presidente de Solactive, un proveedor de 200 índices con sede en Fráncfort que el mes pasado lanzó una nueva familia de índices bajos en carbono, compuesto por 25. Estos llegan nueve años después de que Deutsche Bank lanzara un producto similar, pero entonces el mundo financiero estaba mucho menos abierto al reto del cambio climático y apenas tuvo recorrido.

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¿Cómo funciona esta nueva guía bursátil? En el caso de la firma alemana, una de las primeras en llegar ahora a este mercado, una condición se impone: solo entran aquellas compañías que informen sobre la huella de carbono que deja su actividad. Para realizar ese filtro, se toman todo tipo de empresas, por sectores, y de ellas se eliminan aquellas que no comunican su impacto en el cambio climático.

“Consideramos que esas empresas no tienen muy presente el calentamiento global, pues si estás realmente interesado, lo conoces”, matiza Scheuble. A partir de ahí, la firma germana realiza una segunda criba: elimina a la mitad que peor nota saque dentro de cada sector; banca, telecomunicaciones o la industria petrolera pueden haber pasado el primer filtro, pero no el segundo.

Preguntado sobre la paradoja de que la industria del crudo tenga cabida en un índice que persigue listar a aquellas compañías con menor impacto del dióxido de carbono, matizan que únicamente se elige a las mejores, pero puede ser que, efectivamente, alguna empresa del petróleo se quede fuera de un segundo índice, más novedoso, que la firma germana dio a conocer el mes pasado. 

La industria petrolera figura entre los sectores con más riesgo de volatilidad para este tipo de índices

En el índice de alto dividendo y baja volatilidad figuran aquellas 50 acciones que mayor retribución al accionista ofrezcan y se seleccionan solo las 30 con menor volatilidad. Entre las españolas figuran: Abertis, Gas Natural, Iberdrola, Mapfre o Red Eléctrica. Y entre las europeas resaltan: Vivendi, Sanofi, Siemens, ING, Mediaset, Axa, Allianz o Schneider. “Aquí, sí puede ser que las compañías petroleras queden fuera, porque su volatilidad es muy elevada en este momento”.

¿Puede realmente este tipo de índices asegurar estabilidad en un periodo bursátil tan convulso? La firma alemana menciona a Volkswagen, envuelta en el escándalo del fraude de las emisiones en sus vehículos en EE UU y Europa. “Si pasara algo como lo que ha sucedido y la acción empezara a ser muy volátil, nuestro índice podría ser más inestable que el mercado de referencia a corto plazo. Pero a largo plazo, este mecanismo asegura baja volatilidad frente al mercado de referencia”, matizan en Solactive.

La compañía negocia ahora con una decena de bancos para asociar productos financieros (fondos, planes, bonos, notas) a los índices y ofrecerlos a los inversores en las próximas semanas. Estos instrumentos funcionarían en Europa, en la zona euro y también en Estados Unidos. Por el momento, está activo desde diciembre de 2015 su índice Climate Care, en el que el Banco Mundial tiene asociado un bono verde por valor de 100 millones de dólares (90 millones de euros).

En este país ha nacido el movimiento de desinversión en energías fósiles que se ha extendido al resto del mundo. Sus creadores, la plataforma 350.org, celebraron durante la Cumbre del Clima de París la desinversión de 3,4 billones de dólares (3 billones de euros) en petróleo, gas y carbón desde 2008.

Entre las compañías que se han comprometido a sacar su dinero de las energías fósiles figura nada menos que la Fundación Rockefeller, formada por los herederos del magnate que se hizo rico a base de la extracción del petróleo.

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