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El 'headrenting' nació en EE UU y está conquistando Europa

Contrate a su ejecutivo por horas

El pago por uso se afianza también en el ‘management’ Las empresas lo ven como una opción asequible para contar con el mejor talento

Manuel G. Pascual

Corren nuevos tiempos en las relaciones laborales. El 30% de los jóvenes empleados en EE UU son autónomos, proporción que va en aumento cada año que pasa, según datos del grupo Adecco. El consejero delegado de esa compañía, Alain Dehaze, aseguró en una entrevista a CincoDías que, “sin ninguna duda”, Europa seguirá esta tendencia. Lo que quizá no sea tan visible es que la contratación temporal, por proyectos o incluso por horas, también ha llegado al mundo de la alta dirección. Se ha bautizado como headrenting, un juego de palabras entre headhunting (cazatalentos) y renting (alquiler).

Un trabajo apto para pefiles sénior

El perfil del directivo mercenario varía mucho. El grupo Reimatel recibe anualmente más de 2.000 solicitudes de profesionales que quieren apuntarse a su bolsa de trabajo. Cuando se inscriben deben indicar, además de su experiencia y última remuneración como directivo, su disponibilidad o no a viajar, si quieren trabajar a tiempo parcial o completo y de cuántos días a la semana disponen, entre otros aspectos.

“Suelen tener entre 45 y 55 años y mucha experiencia en alta dirección. Están en ese momento en el que atesoran mucha sabiduría y todavía tienen energía para implicarse de lleno en proyectos”, explica Jorge Nogués, socio director de la firma.

Es común también que el candidato tenga otra ocupación (profesor de universidad, consultor o pequeño empresario son las más frecuentes). “También los hay que están en un nivel que pueden permitirse no trabajar todo el día y hacer lo que les gusta: tomar decisiones y saltarse la parte más burocrática y de controlling”, explica.

Estos perfiles son los que apuestan por ofrecer sus servicios por horas (headrenting part time). También pueden optar por una implicación total durante la duración del proyecto (interim management) o incluso postularse como directivo en prácticas (try and hire).

La idea se ha importado, una vez más, de EE UU. “Siempre habíamos buscado para nuestra compañía un grupo de directivos que no estuviese en nómina. Nos dimos cuenta de que en España no estaba cubierta la figura de intermediación entre las empresas y los directivos freelance y decidimos lanzarnos a ello”, explica Jorge Nogués, socio director del Grupo Reimatel de headhunting y headrenting. La firma catalana empezó a prestar este servicio en 2010, convirtiéndose en pionera de una práctica que ya entonces se dejaba ver en países como Holanda y Reino Unido.

“El management no estratégico no tiene por qué pertenecer a la empresa”, opina Nogués. “Eso permite que las empresas tengan acceso al talento de primer nivel”. De un director comercial, por ejemplo, se espera que controle a su equipo, le motive y establezca rutas. “En la mayoría de pymes, un responsable comercial acaba visitando a los grandes clientes. ¡Ese no es su auténtico trabajo!”, señala Nogués. De la misma manera, un director financiero debe centrarse en elaborar un buen plan financiero, sacar buenas condiciones de pago, maximizar los activos y rentabilizar los recursos. “Ese trabajo no implica estar ocho horas al día en una oficina. Una vez diseñado el plan, solo hay que seguirlo”, indica Nogués.

A eso se dedica Jordi Dorado, gerente de la también barcelonesa Estudis d’Hom. A través de su empresa presta servicios de director financiero a otras compañías. “Hay clientes con los que me siento cuatro horas al mes para hacer un repaso de la situación. Con otras trabajo varios días seguidos, hasta acabar un proyecto determinado. Tener directivos es un coste fijo importante para las empresas. Es más barato recurrir a esta figura cuando realmente se la necesita”, apunta.

Los clientes potenciales de los directivos de alquiler son generalmente pequeñas y medianas empresas. Suelen tener una facturación de entre cuatro y 40 millones de euros. Y necesidades muy concretas.

Thinkstock

Raimón Nosás, de 53 años, se ha dedicado durante la mayor parte de su vida a trabajar en su empresa familiar de producción de rodillos y cepillos industriales. Con la crisis la compañía lo pasó mal: entró en concurso de acreedores y, pese a que sobrevivió, se quedó reducida. “Tiene 20 trabajadores y factura dos millones de euros. Decidí irme porque se me quedó pequeña. Yo busco proyectos más interesantes”, apunta Nosás.

Fue entonces cuando decidió apuntarse en la bolsa de headrenting de Reimatel. Acaba de finalizar un proyecto con ellos que duró año y medio. “Trabajé para una empresa de 75 trabajadores que facturaba siete millones y que entraba en preconcurso de acreedores”, explica. Entró como director general de la compañía, sustituyendo durante el tiempo que permaneció allí a uno de los hermanos propietarios. “Llevé a cabo el proceso entero: negociar con los proveedores, reestructurar la empresa, negociar los ERE... Al final la compañía se salvó y sigue empleando a 40 personas, aunque factura la mitad”, explica. En cuanto el juez adjudicó la sociedad a parte de los socios originales, su trabajo concluyó. Por el camino cobró 6.000 euros brutos mensuales como autónomo.

Nogués ve mucho futuro en esta forma de management. “Los directivos no están dirigiendo durante toda la jornada laboral. ¿Por qué tenerles indefinidos?”.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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