Frutas y verduras cosechadas con iluminación led
Cultivos que crecen en espacios cerrados sin luz solar son la esperanza para alimentara las generaciones venideras.
La última revisión de las Perspectivas de población mundial realizada por las Naciones Unidas revela que en 2050 la población mundial alcanzará los 9.700 millones, frente a los 7.300 millones actuales, y en 2100 esa cifra aumentará hasta los 11.200. A este fenómeno hay que añadir que si el 60% de la población habita a día de hoy en las ciudades, en 2030 el porcentaje habrá ascendido en un 25%, según ha indicado el Banco Mundial. Ante estos datos, en un futuro no muy lejano habrá que hacer frente a varias cuestiones.
La primera, y más alarmante, es que, según muestran diferentes estudios, no habrá alimentos para suministrar a toda la población. El cambio climático unido a que el 80% del terreno total mundial para la agricultura ya está en uso serán los responsables. La segunda responde a los datos recabados conjuntamente por la ONG Amigos de la Tierra y las Universidades de Sevilla y Vigo.
Este tipo de plantas se desarrollan antes y no difieren de las naturales
Y es que, según estos datos, los alimentos recorren una media de 5.000 kilómetros desde el lugar donde son producidos hasta los hogares, lo que se traduce en una pérdida de un tercio en el camino y conlleva altas emisiones de dióxido de carbono y un modelo de producción y distribución de la comida nocivo no solo para el planeta, sino también para nuestra salud. Y la tercera cuestión tiene que ver con los recursos utilizados en la producción de alimentos, así como con el empleo de pesticidas.
Al calor de esta problemática nace un nuevo sistema de producción: los city farms, también denominados espacios de agricultura urbana, donde la comida se produce localmente en sitios limitados sin luz solar. Se trata de un sistema de agricultura vertical sostenible y de interior que produce vegetales de alta calidad al igual que especias y frutas durante todo el año y en todo tipo de ambientes.
Entre las universidades y empresas que están llevando a cabo esta investigación se encuentra Philips. “Philips GrowWise CityFarming permite a cultivadores –que podrían ser agricultores urbanos, supermercados, cadenas alimentarias e incluso restaurantes– a producir alimentos de manera continua y extremadamente cerca de donde serán consumidos. Esto lleva a una gran disminución en el gasto de transporte y, por ende, a los daños causados en el trayecto”, afirman desde la compañía.
Además, desde Philips aseguran que “al tratarse de un sistema cerrado, Philips GrowWise CityFarming no se ve afectado por tormentas, extremos de temperatura, sequía, las estaciones o los insectos. Por lo tanto, los pesticidas ya no son necesarios.
Asimismo, con este sistema solo se requiere una mínima cantidad de fertilizante y agua, lo que se traduce en mayores cosechas, menores costes operacionales y un mayor sabor y valor nutricional”.
En los nuevos espacios de agricultura urbana, las plantas crecen sin necesidad de suelo a través de un sistema de recirculación de agua y minerales naturales diseñado para proporcionarles los nutrientes que necesitan durante su ciclo de vida.
El proceso de fotosíntesis se provoca a través de la luz que les proporcionan las luces led de diferentes colores de baja potencia, lo que permite ajustar el espectro a las necesidades de las plantas y, dependiendo del tipo de crecimiento que se desee, se puede influir en su morfología y composición.
Mar Larrosa Pérez, investigadora Ramón y Cajal de la Universidad Europea en tecnología de los alimentos, da cuenta de los beneficios del sistema: “Las led producen un alto nivel de luz sin un calentamiento excesivo, lo que posibilita que su colocación pueda ser muy próxima a la planta, evitando la pérdida energética. Además, no contienen mercurio, por lo que son mucho menos contaminantes”.
En cuanto a los cultivos que han crecido bajo estas condiciones, continúa la profesora, “no se difieren en cuanto a composición nutricional de los alimentos cultivados de forma natural, incluso se ha determinado que algunos vegetales, como las lechugas, contienen más compuestos polifenólicos, con efectos beneficiosos para la salud, y vitaminas, como la C y la E”.
Igualmente, las pruebas que están desarrollando en el Instituto Tecnológico de la Universidad de Massachusetts (MIT) sugieren que las verduras cosechadas bajo este sistema crecen en un tercio de tiempo que los cultivos tradicionales.
La agricultura urbana ya es una realidad
La agricultura urbana con luces led ya es una realidad. Muestra de ello son los tomates producidos por la cadena Sainsbury’s en Reino Unido o los guisantes cosechados por la empresa Alaska Natural Organics, en el estado homónimo.
Pero, además, fruto de este sistema están naciendo proyectos mucho más ambiciosos. Dos recién licenciados del Instituto Tecnológico de la Universidad de Massachusetts (MIT) han creado Grove Labs, una empresa que está probando pequeños contenedores de ecosistemas, listos para ser instalados en los hogares, en los que crecen ya todo tipo de variedades de lechugas, tomates, pimientos y especias aromáticas, como la albahaca o el cilantro.
También en el continente americano, concretamente en Alaska, Vertical Harvest Hydroponics, pretende iniciar la instalación de contenedores que pueden ser ensamblados en estacionamientos o bodegas, con capacidad para producir más de 1.800 kilos de verduras en condiciones extremas gracias a esta tecnología.
El pasado mes de julio, y a miles de kilómetros, un experimento de la NASA ha permitido que los astronautas de la Estación Espacial Internacional, ya hayan probado la primera cosecha de lechugas recolectada en el espacio con led.
Un avance muy relevante para la agencia, ya que permitiría a las tripulaciones que en un futuro viajen a lugares tan lejanos de la Tierra como Marte llevar módulos de cultivo en sus expediciones, lo que daría solución al suministro de alimentos en viajes que pueden durar alrededor de mil días.
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