Desigualdad entre los clientes de VW
Los conductores estadounidenses de vehículos diésel de Volkswagen hacen cola para recibir un benevolente paquete de 1.000 dólares (unos 916 dólares) cada uno. También puede que el fabricante de automóviles alemán compre algunos de los vehículos que manipuló para que pasaran las pruebas de emisiones. Los conductores europeos no deben esperar ninguna golosina.
A la Comisión Europea no le hace gracia la disparidad. En una carta a la que tuvo acceso Reuters, la comisaria de Industria, Elzbieta Bienkowska, insta al jefe de Volkswagen, Matthias Mueller a compensar a los clientes europeos de forma similar que a los estadounidenses.
La petición de Bruselas está a la vez bien intencionada y equivocada. Sobre todo, confunde causa y efecto. La respuesta a dos niveles de Volkswagen al escándalo simplemente refleja el débil régimen sobre las emisiones de los políticos europeos amantes del diésel. Los reguladores estadounidenses pueden, en teoría, poner multas de más de 45.000 millones de dólares por las infracciones de Volkswagen a la Ley de Aire Limpio. Además, la avalancha de demandas colectivas de clientes crece. Dar de forma preventiva y voluntaria algún tipo de compensación puede ayudar a suavizar el camino con reguladores y tribunales.
En Europa, los riesgos legales y las potenciales sanciones son mucho más bajos. Al mismo tiempo, un reembolso al estilo estadounidense sería significativamente más caro. Hay alrededor de 8,5 millones de clientes afectados en todo el continente en comparación con los 580.000 en Estados Unidos.
Vale la pena señalar la existencia de la discrepancia trasatlántica, pero merece una respuesta diferente. Perseguir una sanción injustificada e igualitaria es ingenuo a estas alturas. Buscar una normativa más estricta y una aplicación más severa de la misma es lo que marcaría diferencia tanto para Volkswagen como para otros fabricantes de automóviles –al menos para la próxima vez–.