Reglas de juego claras para los cielos europeos
Bruselas decidió ayer actuar frente a la creciente y agresiva competencia de las aerolíneas de los países del Golfo Pérsico en el mercado europeo. La Comisión Europea pedirá permiso a los Estados miembros para negociar acuerdos internacionales con los Gobiernos de esta región con el fin de regular las condiciones con las que compiten sus compañías en Europa. El objetivo de esas negociaciones es acordar unos estándares claros y exigentes en áreas como la seguridad, el medioambiente, las infraestructuras, los derechos laborales y, especialmente, las ayudas de Estado. Con ello Bruselas responde a las quejas de varias compañías, es el caso de Lufthansa, por ejemplo, que acusan a sus rivales del Golfo de incurrir en competencia desleal por operar con fuertes subvenciones estatales, lo que les permite fijar precios por debajo del mercado.
Las cifras que maneja la Comisión Europea muestran un crecimiento exponencial de la presencia de estas aerolíneas en los aeropuertos de Europa. En la última década, el sector aéreo de los seis países del Golfo ha multiplicado por tres el número de pasajeros que transporta desde el Viejo Continente. La cifra actual, 39 millones de pasajes al año, equivale a todo el tráfico europeo con destino a China, India y Japón. Un repunte que se explica por las competitivas tarifas que estas compañías ofrecen para volar a Asia, algo que les ha permitido ganar rápidamente cuota de mercado y que ha convertido a los países árabes en escalas esenciales en los trayectos desde la UE a esa región.
Las denuncias de presunta competencia desleal relacionada con los petrodólares no provienen únicamente de las compañías aéreas de Europa. Las grandes aerolíneas estadounidenses han reclamado que Washington actúe tras acusar a sus rivales de Oriente Medio de haber recibido más de 40.000 millones de dólares en los últimos diez años. Una acusación muy seria a la que la CE ha decidido responder, de momento, por vía negociadora en un intento de acordar un marco internacional al modo del que mantiene con Estados Unidos.
Bruselas ha optado así por defender la competencia europea sin hacer uso de su potestad coercitiva. Dada la lentitud de los procesos de sanción de la CE, elegir la negociación puede abrir un camino alternativo, siempre que las conversaciones no se prolonguen más allá de lo razonable. Europa tiene el deber de hacer cumplir la legislación sobre competencia a todos las compañías que operan en su mercado. En el caso del sector aéreo, ese deber pasa por crear un marco regulatorio claro, transparente e inequívoco, que destierre cualquier sospecha de ayuda ilegal o práctica anticompetitiva y coloque en igualdad de condiciones a todos los operadores del mercado.