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La banca exigirá todo tipo de garantías para dar los 1.000 millones

Gonvarri escolta a Abengoa para reabrir sus líneas de liquidez

Abengoa está trabajando intensamente para cerrar con éxito su ampliación de capital y proseguir su recorrido en esta nueva etapa. Hoy se reunirá con los grandes bancos del país excepto BBVA –Santander, CaixaBank, Bankia, Popular y Sabadell–, y con HSBC y Crédit Agricole, con el objetivo de poder seguir normalmente con su actividad. Gonvarri, nuevo inversor en Abengoa, ha solicitado más de 1.000 millones de euros para los dos próximos dos años a las entidades para que la firma liderada por Santiago Seage estabilice su situación financiera.

Esta es la condición que Gonvarri ha puesto de cara a su inversión de 350 millones en la ampliación de capital (con la que Abengoa pretende levantar 650 millones), que le otorgará el 28% de los derechos de voto. Gestamp es un caballero blanco poderoso, pero no todo el sindicato está completamente convencido de abrir el grifo de la liquidez, pese a que ese dinero no sería nuevo, o al menos no en su totalidad, sino que consistiría en reactivar los círculos del cash.

La condición es suspensiva para Gonvarri: si no, no entrará en el capital. Las entidades financieras que deben desembolsar el dinero se muestran proclives, pero la solución no está firmada. La de hoy es la primera reunión después de que el domingo Abengoa comunicara la intención de Gonvarri de incorporarse al capital, pero ha habido reuniones previas. Ya les han pedido 1.000 millones de euros para el grupo de ingeniería y no es descartable que soliciten más. El principal escollo está en las garantías de Abengoa, a juicio de las entidades financieras muy esquilmadas.

El desenlace de la negociación, previsiblemente, no se conocerá hoy salvo sorpresa de última hora. “El asunto puede alargarse hasta la próxima semana e incluso más allá”, según fuentes conocedoras de la operación.

Las entidades financieras quieren todas las garantías para saber que se va a devolver ese dinero. Y solicitan a Gonvarri que haga todo lo posible para avalar ese dinero. La banca también pedirá la intervención, aunque sea simbólica, del Instituto de Crédito Oficial (ICO).

La fórmula con la que se hilará toda la operación está todavía por determinar, pero el futuro nuevo socio de Abengoa se niega en redondo a poner su propio balance como garantía; una eventualidad, además, técnicamente complicada. Gonvarri y Abengoa tienen que contentar y convencer a los bancos, que son los que deben regar de efectivo al grupo andaluz para que siga adelante con su reestructuración y sus operaciones. A cambio, tendrán a un socio de total credibilidad en el capital de la compañía como primer accionista. En paralelo, Gonvarri también ha solicitado su propio crédito para aportar parte de los 350 millones, aunque en este caso no habrá ningún problema, gracias a la solidad financiera de Corporación Gestamp, que facturó más de 9.000 millones en 2014.

Mientras, la compañía de ingeniería y bioenergía andaluza tiene una deuda y un calendario de vencimientos que debe cumplir. Eso sí, uno de sus mantras ha sido el de mejorar su estructura de deuda. Es decir, reducirla y optimizar su perfil de duración.

Así a 30 de junio, Abengoa en cuanto a deuda corporativa tenía vencimientos por 633 millones de euros en el presente ejercicio. De ellos, 284 millones correspondían a financiación bancaria y 349 millones, a bonos. De 2016 hasta más allá de 2021, la firma tiene vencimientos por unos 4.600 millones a través de diferentes fórmulas (véase gráfico).

Las acciones B, las que cotizan en el Ibex y cuentan con un derecho de voto de Abengoa, cerraron ayer a 1,06 euros, tras caer un 2,8%. El lunes se dispararon un 10,9%. Las acciones A, con 100 votos, bajaron un 1,5%, hasta los 1,379, después de que en la jornada previa se dispararan un 11,8%.

La cotización de los bonos siguió ayer mejorando, aunque la diferencia entre los vencimientos a corto y largo plazo es notable. Los que expiran el próximo marzo cotizan al 93,4% del nominal –en septiembre cayeron hasta el 41%–, mientras que los que vencen en abril de 2020 se pagan al 57%. El avance es notable desde el 46% del viernes, pero está todavía muy lejos del 98% al que se vendieron en abril de 2020.

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