El vino de Rioja preferido de Clint Eastwood
A Benjamín Romeo siempre le gustaron las películas del Oeste, y sobre todo las que protagonizaba Clint Eastwood. Era un gran fan del actor. “Hubo un momento en el que le perdí la pista hasta que en 1985 montó Malpaso Productions y volví a estar al tanto de todo lo que hacía”, recuerda el propietario de la Bodega Contador, de La Rioja. En 1990 vio en televisión la película El jinete pálido, producida, dirigida y protagonizada por el actor estadounidense. “Era un lunes, me acuerdo perfectamente, y después hubo un coloquio en el programa Qué grande es el cine, y me quedé con todas las explicaciones que allí se dieron sobre la película”, prosigue Romeo, impresionado con el andar y los silencios del actor.
El protagonista era un predicador que antes había sido pistolero, y al que no le queda más remedio que volver a coger el arma para defender a un pueblo. Todo esto lo fue rumiando Benjamín Romeo, hasta que en 2004 decidió dar un giro a su bodega y lanzar al mercado un “vino mucho más democrático”.
En ese momento le vino a la cabeza el recuerdo del predicador de la película. “Además era un nombre que iba bien con el de la bodega, Contador; además sonaba bien en cualquier idioma”, continua el bodeguero, que con el lanzamiento de ese nuevo vino pretendía quitarse una espina que tenía clavada desde hacía tiempo. “En todos los foros de debate y los críticos me tachaban de hacer vino caro, y eso me dolía”.
La Bodega Contador cuenta con vinos que sobrepasan los 200 euros, como es el caso de Contador; o La Cueva de Contador, que ronda los 60 euros. “Quise cambiar todo esto y decidí hacer un vino que me abriese muchas puertas, que tuviera calidad a muy buen precio”. Así fue como nació Predicador, un vino que no llega a los 20 euros. “Quise juntar la justicia de la película de Eastwood con la mía, de querer hacer un producto bueno y asequible. Ahí fui un visionario, ya que después llegó la crisis y ese era el futuro”, afirma Romeo, que vende más del 55% de su producción fuera, en países como Estados Unidos, Japón, Reino Unido, México, China y Brasil. Reparte 200.000 botellas de vinos, además de los anteriormente citados, como La viña de Andrés, Carmen o el blanco Qué bonito cacareaba, entre 35 países.
En el caso de Predicador, prácticamente toda su producción, aunque esta varía de año en año, se vende en España. Así, por ejemplo, en 2013 no embotelló ninguno de sus grandes vinos, debido a que ese año la cosecha no reunía la calidad deseada, y las 100.000 botellas de Predicador se convirtieron en 150.000 unidades.
La etiqueta del vino está diseñada por el propio Benjamín Romeo, y es un fotograma del sombrero del predicador sobre la tierra. “No cambié nada de la imagen de la película, yo sabía que cuando se lo explicara a Eastwood lo entendería”, recuerda.
Por esas casualidades de la vida, un día llegó a la bodega, situada en San Vicente de la Sonsierra, en pleno corazón de la Rioja, un amigo estadounidense de Eastwood, “que es un fan de mi bodega”. Le confesó todo y le hizo llegar al director de cine sus vinos. Este le escribió para decirle que le gustaba mucho, que era un vino equilibrado. “La verdad es que nunca me ha pedido royalties ni se ha ofendido porque yo utilizara su imagen, todo lo contrario. Me consta que consume mis vinos y que le ha gustado toda esta historia”, explica el bodeguero.
Todavía no se conocen. Tenían un encuentro apalabrado para el próximo 14 de noviembre en Los Ángeles, pero el actor se ha excusado porque en esa fecha le han dado un permiso para rodar Sully, una película sobre el piloto que obró en 2009 el milagro de salvar la vida del pasaje y de la tripulación al acuatizar el avión sobre el río Hudson.
La cita ha quedado pospuesta al mes de abril 2016. Para entonces, Benjamín Contador, además de sus vinos, le tiene preparado otro regalo: una pelota, ya que es aficionado al béisbol, realizada por un fabricante de pelotas vasca
Cien puntos Parker
La historia de la Bodega Contador comienza en 1995, cuando el enólogo Benjamín Romeo adquiere una cueva centenaria, bajo el castillo de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja). En 1996 elabora la primera cosecha de su vino La Cueva del Contador. En 2001, acondiciona el garaje de la casa de sus padres para seguir elaborando vino. El crítico estadounidense Robert Parker la ha otorgando la máxima calificación (100 puntos) a algunas de sus cosechas.