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Tribuna
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Innovar desde las aulas

Innovación ha sido una palabra muy en boga en los últimos años; algo a lo que debemos aspirar como sociedad para ser más competitivos y que debe impulsarse desde las aulas. La recuperación económica es una realidad que se consolidará a lo largo de los próximos semestres. Sin embargo, el propio sistema educativo debería proponer herramientas para motivar al desarrollo de proyectos de mejora, que incentiven a ser ambiciosos y dar un impulso a nuestra educación.

La educación sin tecnología es algo impensable. Actualmente, es difícil encontrar un niño que no interactúe a diario con la tecnología, porque nos movemos en un mundo tecnológico, un entorno interconectado. Si bien es cierto que en el terreno de la educación hay muchos temas urgentes a tratar, esto no tiene que ser una excusa para retrasar la implementación de la enseñanza tecnológica. Con ella se contribuirá a mejorar la posición de España en el conjunto de la Unión Europea, equiparando las oportunidades de nuestros estudiantes con las de otros alumnos europeos. El hecho de que el ministro de Cultura y Educación, Íñigo Méndez de Vigo, provenga del ámbito europeo, le permitirá tener una visión más amplia sobre la situación de la educación española en relación con otros países. Europa 2020 es la estrategia de crecimiento de la UE para los próximos años, en base a cinco ambiciosos objetivos de mejora en diversos ámbitos, entre las que se encuentran: empleo, innovación y educación, además de acciones destinadas a la mayor integración social y un uso sostenible de la energía. Prioridades de la UE que se refuerzan mutuamente y que contribuirán a mejorar la competitividad, el empleo, la cohesión social y la sostenibilidad en los países miembros.

Esta estrategia se apoya en medidas concretas tanto de la Unión como de los propios Estados, por lo que el reto será lograr cambios sustanciales que nos permitan hacer realidad este importante proyecto de mejora. La educación apoyada en un uso más generalizado de la tecnología contribuirá a tener generaciones mejor preparadas, listas para afrontar las exigencias futuras de un mercado laboral global. Nuestros estudiantes y profesores, cada vez más, realizarán intercambios en otros países, estancias para reforzar determinadas áreas de conocimiento, posgrados para especializarse en un campo concreto, etc. Por ello, apoyarse en la tecnología será cada vez más necesario en el nuevo escenario educativo. Las clases estáticas y unidireccionales en las que un profesor se servía únicamente de un libro y una pizarra darán paso al uso de los proyectores táctiles interactivos, las videoconferencias, las masterclass en tiempo real para tratar una materia desde centros educativos ubicados en lugares remotos, el uso de tecnologías avanzadas, como las smartglasses, para aprovechar el inmenso potencial de la realidad aumentada, entre otros.

Numerosas investigaciones muestran que la tecnología en el aula aumenta la motivación, potencia una mayor participación de los alumnos en las clases y fomenta su autonomía en el ejercicio de aprender. Si bien es cierto que la tecnología no puede ser la única motivación, ya que el papel del formador seguirá siendo clave en la metodología y transferencia de conocimientos, el hecho de contar con ella como un elemento dinamizador será un incentivo más para nuestros alumnos.

Uno de los objetivos del plan Europa 2020 es reducir la cifra de abandono educativo temprano al 15% (en 2013 en España se situaba por encima del 23% en la población de entre 18 y 24 años), por lo que esta modernización del sistema, esta apuesta por innovar puede ser decisiva para generar un mayor interés por la formación. Para conseguir estos objetivos a largo plazo se necesitan proyectos ambiciosos, cambios estructurales en cada comunidad autónoma, no basta con dotar las aulas de conectividad, algo que en determinados casos sigue siendo una utopía.

El futuro de nuestro país se sustenta en las generaciones que actualmente acuden a las aulas, en los niños, adolescentes y estudiantes universitarios que están formándose para afrontar con garantías su acceso al mundo laboral, en un contexto económico favorable que les permita desarrollarse y crecer profesionalmente, que permita que España sea una economía más competitiva. Una regeneración económica necesita no solo de creación de empleo, sino de formación de creadores de empleo, es decir, empresarios. Innovemos en educación para motivar a un futuro socioeconómico avanzado.

Ernest Quingles es presidente ejecutivo de Epson Ibérica.

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