Otoño caliente en banca por la negociación de los convenios
El fin del verano promete traer consigo un inusitado incremento de las temperaturas para el sector financiero español. Al menos en términos de conflictividad laboral, que amenaza con protagonizar una escalada histórica en este sector en el marco de la negociación de los nuevos convenios colectivos de bancos, cajas de ahorros, rurales y entidades de crédito.
Las patronales y los representantes de los trabajadores se preparan para retomar el diálogo en las próximas semanas. Los contactos se interrumpieron abruptamente el pasado julio ante la abismal distancia que separaba las posturas de las partes. Mientras las entidades buscan hacer aún más eficientes sus estructuras de costes en un momento en que la rentabilidad del negocio es mínima, sus plantillas opinan que es momento de recuperar parte de los privilegios perdidos en los peores años de la crisis. Una frontal discrepancia que podría derivar ahora en una confrontación abierta.
Fuentes cercanas a la negociación avanzan que el primer intento de deshielo tendrá lugar el próximo miércoles, 9 de septiembre, cuando la Asociación Española de Banca (AEB) se sentará con los sindicatos a negociar el convenio de los bancos. Una semana después, el martes 15, tendrá lugar la reunión de la Asociación de Cajas de Ahorros para Relaciones Laborales (Acarl) con los representantes de sus trabajadores. El jueves 17 será el turno de los negociadores de las cajas rurales y, finalmente, el 1 de octubre se reunirán los representantes del sector de las entidades financieras de crédito.
Si en esta primera toma de contacto no se producen avances de calado, los sindicatos ya advierten de que al sector le espera un otoño caliente. Los responsables de Comisiones Obreras anunciaron en julio que su intención es iniciar un calendario de movilizaciones que culminaría con una huelga sectorial antes de final de año si las patronales del sector financiero no rebajan sus posturas de máximos.
Estas, según las exponen los sindicatos, suponen la congelación de las pagas ligadas a beneficio (ver despiece) así como la supresión de los complementos salariales por antigüedad, lo que arroja una pérdida de poder adquisitivo de entre el 10%y el 20% para los 208.000 trabajadores del sector financiero. Además, aseveran, las patronales buscan diseñar escalas salariales más bajas para facilitar que el salario de entrada a las entidades baje de 22.000 a 17.000 euros anuales.
“Están diseñando un sector low cost para todos los trabajadores y también para los clientes”, criticaba el pasado julio Juan José Giner, secretario general del sector financiero de CC OO. Otro de los motivos de confrontación en las negociaciones, especialmente en el caso de las cajas de ahorros, ha sido el de la flexibilización de los horarios. La pretensión de Acarl de desregular el horario comercial de las sucursales, para extender la actividad a las tardes, ha sido motivo de enfrentamientos desde que se inició el diálogo a comienzos de año. Paradójicamente, el acuerdo de conciliación por el que Bankia renunció a extender horarios unilateralmente terminó propiciando ciertas aproximaciones entre las partes, revelan fuentes de la negociación en relación a los breves contactos que se han mantenido durante el verano para tratar de desbloquear la situación.
Los convenios colectivos de bancos y cajas vencieron con el fin de 2014. Aunque tradicionalmente los marcos laborales seguían en vigor hasta que las partes llegaban a un nuevo acuerdo, la última reforma laboral limita a 12 meses la ultraactividad de los convenios y facilita a las empresas imponer su criterio en materia laboral en caso de dificultades económicas. Así, el reloj de arena se agotará el próximo 31 de diciembre. Está por ver si se pone en marcha un nuevo contador hasta la cele