La mitad de los autónomos dan por perdido el 15% de sus deudas
Los profesionales por cuenta propia llegan a soportar deudas de hasta 3.000 euros de media al trimestre
La morosidad es una de las grandes lacras a las que se enfrentan los autónomos. De hecho, en algunos casos pueden llegar a convertirse en el desencadenante de los ceses de actividad. Más de la mitad de los trabajadores por cuenta propia reconocen que dan por perdido el 15% de las deudas que registran al año, que puede elevarse hasta los 1.500 euros de media, como recogen en IClred. Con un poco de suerte podrán cobrar sus facturas y el 70% de lo adeudado lo cobrarán en un plazo de seis meses.
Otros datos de interés que se extraen de este fichero de morosos es que dos de cada cinco autónomos soportan una deuda acumulada de 3.000 euros mínimo al trimestre. El problema afecta a más del 80% de pymes, micropymes, emprendedores y autónomos, que son mayoría dentro del tejido empresarial español. No sólo hace referencia, como acabamos de ver, en los autónomos que trabajan solos, ya que también incluyen a aquellos que tienen a su cargo hasta cinco asalariados.
Aseguran que la escasa financiación por parte de las entidades bancarias ha dejado de ser el principal problema que soportan las empresas y autónomos, que están más pendientes de cobrar esa deuda media de 3.000 euros trimestrales. Suelen contar con un fondo de maniobra que por lo general lo agotan con las facturas reclamadas.
Evitan la vía judicial
La mayor parte de los autónomos, en concreto algo más del 90%, no confía en la vía jurídica para cobrar las facturas que tienen pendientes. Lo consideran un trámite que lo único que conseguirá es alargar el pago por encima del año y por lo general no prosperan gracias a las distintas estrategias que aplican los morosos.
Consideran todo un problema que los deudores se hayan convertido en figuras profesionales, causando un grave perjuicio a los autónomos y pymes. Lamentan que en ocasiones se considere como un buen financiero al que es capaz de retrasar el pago de las facturas, sin pensar en los daños que puede provocar a otra empresa.