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Columna
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Solo promesas

Reino Unido está siguiendo los pasos en falso de Estados Unidos. Los acuerdos de culpabilidad negociados con Barclays y otros bancos podrían estar en su mesa por primera vez. En el país norteamericano, este tipo de promesas han resultado estar vacías. Los ejecutores estadounidenses han empezado a empujar a entidades de la talla de JPMorgan a admitir crímenes.

Los fiscales del Reino Unido no fueron capaces de resolver casos penales contra compañías hasta el año pasado. Pocos, si es que hay alguno, se han firmado, pero Barclays y la Oficina de Fraudes Graves podrían estar discutiendo uno para resolver los cargos de la arriesgada financiación catarí.

Los acuerdos ahorran tiempo y dinero al gobierno y libran a las empresas del estigma de la acusación. En Estados Unidos, sin embargo, los jueces tienden a poner el sello, permitiendo que los fiscales persigan un comportamiento que no es necesariamente ilegal. Y las empresas ávidas de ofertas a veces admiten a delitos que no pueden ser probados.

El mayor problema es que a menudo estos acuerdos parecen ineficaces. HSBC aceptó una multa 1.900 millones de dólares (unos 1.733 millones de euros) y un análisis exhaustivo en 2012 para resolver los cargos de blanqueo de dinero. Sin embargo, un informe reciente arremetió contra el prestamista británico por resistirse a las reformas y sus evasivas al revisor designado.

Una disuasión fallida y un público indignado han llevado a los fiscales a extraer declaraciones de culpabilidad a entidades de la talla de Citigroup, BNP Paribas y Royal Bank of Scotland. Pero los responsables del cumplimiento dejaron de aplicar algunas normas.

Enjuiciar a altos ejecutivos podría disuadir de malas prácticas corporativas, pero son casos difíciles de ganar, (requieren pruebas de mala conducta intencionada o imprudente). Los funcionarios de la Oficina de Fraudes Graves han subrayado que estos acuerdos son solo una “herramienta más”. Por la experiencia estadounidense, hay que usarla con moderación.

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