Un hombre conciliador
El pasado 27 de julio, el presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Fernando Marti Scharfhausen, convocó un pleno del organismo con el objetivo de abordar una cuestión particularmente sensible: la instalación del Almacén Temporal Centralizado (ATC) de combustible nuclear y residuos radiactivos en la localidad de Villar de Cañas (Cuenca). La reunión se saldó con el acuerdo –por cuatro votos a favor y uno en contra, el de Cristina Narbona, consejera del organismo– de respaldar el proyecto con condiciones y de remitir al Ministerio de Industria un informe preceptivo y vinculante sobre la cuestión.
Marti Scharfhausen conoce muy bien los antecedentes que rodean el futuro almacén, puesto que era secretario de Estado de Energía en el momento en que se adjudicó su ubicación a la pequeña localidad conquense. Precisamente por ello, cuando el 28 de diciembre de 2012 asumió su nuevo cargo al frente del Consejo de Seguridad Nuclear, sabía que uno de los retos que debería afrontar sería la instalación del almacén de residuos en Villar de Cañas.
El respaldo del CSN, sin embargo, no supondrá que las obras comiencen ya. Una vez que el Ministerio de Industria otorgue la preceptiva autorización administrativa, el organismo que preside Marti tendrá que decidir sobre la aprobación de la construcción, si se cumplen una serie de condiciones. No será una tarea pacífica, dada la fuerte oposición que el proyecto ha generado por parte del nuevo Gobierno de Castilla-La Mancha, así como de diferentes grupos de presión e incluso de colectivos como el representado por el Colegio Oficial de Geólogos. En su empeño por frenar la creación del silo, el Gobierno castellano-machego ha decidido ampliar de 1.000 a 25.000 hectáreas la zona medioambiental protegida alrededor de la laguna de El Hito, hogar temporal de grullas y otras aves, para tratar así de bloquear el proceso de construcción en el área. Una oposición numantina que no comparte el alcalde de Villar de Cañas, José María Saiz, municipio gobernado por el PP, quien califica el proyecto como “la salvación” económica para el pueblo, algo que comparte la mayoría de los lugareños. Desde el Ministerio de Industria se insiste en que el almacén estará en funcionamiento en 2018 y en que, si el Ejecutivo de Castilla-La Mancha no ceja en su empeño, se declarará el ATC como de “interés general”. Todo ello hace prever que Villar de Cañas y el cementerio nuclear centrarán todavía buena parte de la hoja de ruta no solo de Industria, sino del propio CSN y de su presidente.
Marti Scharfhausen (Cartagena, 1955) es un hombre de ideas claras. En su opinión, la construcción de un almacén de residuos de alta radiactividad es necesaria e importante para España, una afirmación que realizó ya en 2012. Unas instalaciones que poseen países como Francia, Reino Unido, Bélgica, Holanda, Suecia y Suiza y cuya ausencia obliga a España a transportar los residuos radiactivos a almacenes del vecino francés, mediante un contrato de alquiler cuyo coste es de hasta 60.000 euros al día. Según Enresa (Empresa Nacional de Residuos), desde 1989 España paga al año 22 millones de euros por este concepto.
Antes de capitanear el Consejo de Seguridad Nuclear, Marti Scharfhausen fue el primer secretario de Estado de Energía del Ejecutivo de Mariano Rajoy, un puesto que ocupó durante algo menos de un año. Como ha manifestado en alguna ocasión, su llegada al CSN le ha otorgado una posición privilegiada, un nombramiento al que ha contribuido su amplia trayectoria tanto en el sector público como en el privado.
El presidente del CSN ha desarrollado parte de su carrera profesional como vicepresidente en la desaparecida Comisión Nacional de Energía (CNE), un organismo en el que permaneció durante 12 años y una experiencia que considera fundamental. Desde ese entorno, se le recuerda como un hombre que valora las opiniones de sus colaboradores a la hora de tomar decisiones. De fuertes convicciones religiosas, destaca por su habilidad para tratar de sacar lo mejor de quienes le rodean y por su capacidad para buscar el consenso, aunque él mismo reconoce que eso no siempre resulta fácil y en algunas situaciones puede ser hasta imposible.
Desde su entorno, se le recuerda como una persona que valora las opiniones de sus colaboradores a la hora de tomar decisiones
Su experiencia en el sector privado le ha permitido conocer el mundo de la empresa desde dentro. Desde que obtuvo su licenciatura como ingeniero de Minas por la Universidad Politécnica de Madrid y cursó un MBA en Economía y Dirección de Empresas por el IESE, Marti Scharfhausen ha trabajado en el grupo Inisel (actual Indra), empresa en la que pasó por diferentes cargos, además de en Gyconsa y en Repsol.
En los próximos meses, el presidente del Consejo de Seguridad Nuclear tendrá que asistir a la batalla por sacar adelante el proyecto de almacén de residuos de Villar de Cañas, un conflicto que podría acabar en un arbitraje europeo y costar cantidades ingentes de dinero a los contribuyentes. Quienes le conocen tienen claro que sabrá atenerse a la misión que aceptó cuando asumió el puesto de la CSN: “Velar por la seguridad nuclear y la protección radiológica y que las instalaciones funcionen de forma segura”.