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Charles Sawyers, Premio BBVA Fronteras del conocimiento

“Cada tumor es único; la forma de tratarlo, también”

Sawyers cree que “se acabará venciendo la batalla contra el cáncer" "Debemos entender mejor cómo se desarrolla el sistema de defensa de los quistes”

Pablo Monge
Manuel G. Pascual

El futuro de la lucha contra el cáncer pasa por preparar combinaciones de fármacos específicas para cada paciente. De esta forma se conseguirá que la enfermedad pueda convertirse en crónica. Así lo asegura Charles Sawyers (Nashville, EE UU, 1959), director del programa de Oncología Humana y Patogénesis del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York. Sawyers recibió a finales de junio el Premio BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biomedicina, galardón que compartió con el británico Tony Hunter, catedrático y director del Cancer Center del Salk Institute, de La Jolla, California; y Joseph Schlessinger, director del departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, New Haven.

El jurado de los premios considera que la aportación conjunta de los tres científicos supuso el nacimiento de la medicina personalizada contra el cáncer, el camino que a día de hoy centra la gran mayoría de investigaciones sobre esta enfermedad. La aportación de Sawyers fue basarse en el trabajo de Hunter (que a su vez bebe de la investigación básica de Schlessinger), según el cual cada tumor es genéticamente único, para sintetizar fármacos específicos para cada paciente.

“En España escasean los fondos para investigar”

Sawyers compagina su labor en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York con el trabajo en la industria farmacéutica. Es miembro del comité de dirección de la suiza Novartis, que adquirió el año pasado el portfolio de oncología de la británica Glaxo SmithKline en esta materia.

Pese a ello, Sawyers no tiene reparos en hablar del buen trabajo que hace la competencia. “Roche está logrando importantes avances en cáncer. Bristol-Myers Squibb y Merck son las dos primeras compañías con medicamentos de inmunoterapia aprobados. Aunque no tengan un portfolio tan extenso, han logrado desarrollar fármacos importantes”.

Aunque también barre para casa. “Novartis invierte más que ninguna otra en I+D: en torno al 20% de los ingresos. Lo que hacen muchas empresas en vez de apostar por investigación básica es comprar compañías con tecnología testada”.

Sawyers alaba también el buen trabajo que están realizando pequeñas compañías biotecnológicas. Aunque opina que su investigación no se traducirá en medicamentos concretos hasta que sean absorbidas por compañías más grandes. “La realidad es que desarrollar y producir un medicamento cuesta tanto dinero que solo está al alcance de unas pocas”.

El científico tiene buena opinión del trabajo que se hace en España. “Estoy en contacto con algunos oncólogos españoles. Conozco el CNIO de Madrid y el departamento de Oncología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. Y el director médico de mi hospital, José Baselga, también es español. Creo que es impresionante el trabajo que llevan a cabo. Aunque también sé que es muy difícil lograr fondos para investigar. No sé cómo arreglarán eso, pero hasta entonces los científicos seguirán emigrando”.

“Hemos visto que si solo se aplica un medicamento, los tumores consiguen resistir el ataque”, explica Sawyers. “La solución es entender mejor cómo se desarrolla el sistema de defensa de los tumores. Hemos progresado mucho en este aspecto, y hemos aprendido que necesitamos preparar combinaciones de fármacos para superar esa resistencia”. Lo mismo pasó en su momento con el tratamiento de la tuberculosis o el VIH.

“El segundo problema es que para algunos tipos de cáncer todavía no hemos sido capaces de diseñar fármacos que logren frenar el crecimiento de los tumores. La mayoría de medicamentos se diseñan para atacar las enzimas [un tipo de proteína], pero todavía no tenemos una estrategia universal para todas ellas. Aunque también es verdad que hace 15 años no sabíamos cómo atacar las enzimas quinasas [un tipo de enzima que modifica otras proteínas], cuando hoy es cosa de niños”, explica.

La solución, por el momento, consiste en configurar cócteles de fármacos para bloquear el desarrollo de los tumores. “Hemos aprendido que las mutaciones en las células cancerígenas, que ahora podemos detectar fácilmente gracias a las tecnologías de secuenciación genómica, son las causantes del cáncer. Y que, en más casos de los que imaginábamos, podemos bloquear algunas de esas mutaciones con fármacos para que empequeñezcan los tumores”, resume. “Esa es ahora la estrategia principal en el desarrollo de medicamentos contra el cáncer”.

Sawyers se muestra convencido de que la medicina acabará venciendo su batalla contra esta enfermedad. “Creo que es cuestión de tiempo”, sentencia. “El problema es que no tenemos clara la dirección en la que investigar. Hay que apostar por varias áreas de investigación básica, pero estoy seguro de que encontraremos la solución. Todavía hay que aclarar si se pueden administrar de forma segura esos cócteles de medicamentos. Seguro que habrá más efectos secundarios. Llevará tiempo buscar la manera de administrarlos. Y, por supuesto, ver que su administración no sea demasiado costosa”.

Hacia la cronificación del cáncer

Tampoco queda claro qué sucederá cuando se logre cronificar el cáncer. “Para algunos pacientes ya es una enfermedad crónica. Pero esto acaba de empezar. La respuesta a largo plazo dependerá de la edad del paciente. Está claro que una persona joven sufrirá más efectos secundarios que un anciano porque vivirá más años”, explica el científico.

También es seguro que el cáncer no llegará a erradicarse. “La gente seguirá sufriéndolo, pero se tratará con éxito. Nunca hubiera imaginado que el melanoma se podría curar con inmunoterapia. El cáncer de pulmón también se está tratando con éxito. Irónicamente, los fumadores son quienes mejor están respondiendo a los tratamientos de inmunoterapia. Debemos ser optimistas”.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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