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Los ministros de Finanzas pasan el testigo a la cumbre de los líderes

La zona euro mantiene la amenaza de expulsar a Grecia

Donald Tusk desconvoca el Consejo Europeo para dar más tiempo a las negociaciones

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, conversa con el ministro de Finanzas griego, Euclid Tsakalotos.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, conversa con el ministro de Finanzas griego, Euclid Tsakalotos.EFE

Los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro terminaron su reunión de hoy sin cerrar un acuerdo que permita abrir las negociaciones para conceder un tercer rescate a Grecia, cuestión que dejan en manos de los jefes de Estado y de Gobierno de la zona del euro. “El Eurogrupo se ha terminado. Pasamos el testigo a la Cumbre de líderes del euro”, dijo el ministro de Finlandia de Finanzas, Alexander Stubb, quien aseguró también que se han logrado “progresos”.

Los mandatarios no lograron anoche un acuerdo sobre el rescate de Grecia, por lo que sigue en pie la amenaza de una bancarrota en el país de Alexis Tsipras y su expulsión temporal o definitiva de la Unión Monetaria.

Las negociaciones se retomaron hoy a las 11 de la mañana, como paso previo a una cumbre extraordinaria de la zona euro que podría dar la luz verde a un tercer rescate o convertirse en la antesala del Grexit. “Creo que es relativamente poco probable que la CE obtenga hoy un mandato para empezar las negociaciones formales sobre un tercer programa o un programa del MEDE, pero creo que el Eurogrupo puede preparar y dar su contribución a las discusiones de los líderes de después”, dijo el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro, Valdis Dombrovskis.

"Todavía es muy difícil, pero el trabajo continúa avanzando", señaló ayer el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, tras casi nueve horas de reunión. Pierre Moscovici, comisario europeo de Asuntos Económico y Monetarios también ha insistido hoy en la dificultad de cerrar un acuerdo y ha instado al Gobierno heleno a "hacer más a corto y medio plazo”. “La posición de las instituciones, tal y como fue expresada ayer y fue trasmitida a los ministros es que existe globalmente una base para abrir las negociaciones con Grecia, entendiendo que el Gobierno griego tiene que hacer más tanto a corto plazo como a largo plazo”, subrayó.

“No puedo imaginarme una Europa sin Grecia”, aseguró Matteo Renzi

Por su parte, el ministro de Finanzas austríaco, Hans-Jörg Schelling, ha indicado esta mañana a la entrada del Eurogrupo que aunque existen desacuerdos se muestra “optimista” de que pueda alcanzarse un acuerdo antes del 20 de julio, día en el que Atenas debería devolver al BCE 6.700 millones.

La cita, según fuentes europeas, estuvo marcada por continuas críticas a las propuestas de Grecia, no tanto por su contenido como por la desconfianza hacia el Gobierno de Tsipras. "Se ha abordado el tema de la credibilidad y la confianza", reconocía Dijsselbloem en su breve declaración. 

Precisamente, la confianza fue ayer uno de los asuntos cruciales en la reunión que mantuvieron los responsables de Finanzas de la eurozona. No obstante, lo que algunos ven detrás de este tipo de declaraciones es la intención de determinados miembros de cobrarse la cabeza de Alexis Tsipras. Conseguida la destitución de Yanis Varoufakis, ahora el siguiente en la lista es el primer ministro griego. La razón que alegan para esto no es otra que el hecho de haberse sentido traicionados después de la convocatoria del referéndum que se celebró el pasado 5 de julio y en el que los griegos mostraron su apoyo masivo a Syriza.

Este domingo, el primer ministro italiano, Matteo Renzi ha vuelto a insistir en la de devolver la confianza. En su opinión este es tema es más importante incluso que el de la deuda. “El desafío real de Grecia ahora es dar un mensaje de cambio estructural en el país”, agregó Renzi quien añadió que no se imagina una Europa sin Grecia.

El conflicto gira una vez más en torno al alcance y la profundidad de los ajustes y recortes. El plan griego obtuvo el visto bueno preliminar de la troika (CE, BCE y FMI), que cifró en 74.000 millones de euros la financiación necesaria para un rescate hasta 2018.

Pero algunos países, entre ellos Alemania, hicieron caso omiso de las conclusiones de la troika y exigieron recortes más extensos. Y otros, como Finlandia, incluso se resisten a aprobar un rescate sea cual sea la contrapartida que ofrezca Atenas. 

En caso extremo, el rescate podría aprobarse con el voto favorable del 85% del capital de fondo de rescate (Mecanismo Europeo de Estabilidad), de modo que ni Finlandia ni otros socios reticentes (como Estonia o Eslovaquia) dispondrían del peso suficiente para sumar un 16% de votos de bloqueo.

Pero fuentes europeas dudan que se recurra a ese sistema de aprobación excepcional, entre otras cosas, porque Alemania (que por sí sola dispone de votos suficientes para bloquear) también se resiste al acuerdo.

Berlín advirtió ayer a Grecia que sólo aceptará el rescate si "mejora rápida y substancialmente" sus propuestas. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, exige en concreto que Atenas cree un fondo con activos públicos (por valor de unos 50.000 millones de euros) que se puedan vender para pagar la deuda y que prevea recortes de gasto automáticos en caso de que no se cumplan los objetivos de déficit. 

Alemania también aireó la alternativa si no hay acuerdo sobre el rescate: una salida temporal del euro de Grecia (de unos cinco años) para que proceda a la reestructuración de su deuda en un marco al estilo del Club de París, el foro de Estados acreedores que ha renegociado la deuda de decenas de países. Esa fórmula permitiría quitas, lo que podria suponer pérdidas para todos los socios de la zona euro. España se expone a perder hasta 25.000 millones de euros.

Este domingo además de la cita del Eurogrupo, que ha terminado alrededor de las 16.00 horas, ha empezado sus trabajos a la misma hora la cumbre de los 19 países que forman parte del euro. El objetivo de esta reunión es continuar las negociaciones que permitan vislumbrar algo de luz al final del túnel. Aunque el acuerdo todavía parece algo lejano, los miembros de la eurozona no han tirado la toalla. Queda desconvocado, no obstante, la cita que reúne a los 28 jefes de Estado y Gobierno. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha cancelado la cumbre con el objetivo de dar "más tiempo" a las negociaciones sobre Grecia, según aparece recogida en su cuenta personal de Twitter.

La decisión adoptada por Tusk es interpretada por algunos como un guiño de esperanza ya que concede más tiempo a los miembros de la zona euro para seguir negociando el futuro de Grecia y ahuyentar, aunque sea de manera temporal, el Grexit.

¿Remodelación del Ejecutivo griego a la vista?

El Gobierno griego decidió pedir al Parlamento su visto bueno al paquete de reformas enviado a la troika. Aunque la votación salió adelante con una amplia mayoría de 251 votos, gracias al apoyo de los partidos de la oposición proeuropea, votaron en contra dos miembros de Syriza, mientras ocho se abstuvieron y otros, como el exministro de Finanzas Yanis Varufakis, decidieron no acudir al pleno. No obstante, Varufakis dejó una carta dirigida a la presidenta de la Cámara en la que aseguraba que hubiese votado sí.

El ministro de Energía y líder de la corriente más izquierdista de Syriza, Panayotis Lafazanis, la presidenta del Parlamento, Zoé Konstandopulu, y el ministro adjunto de Seguridad Social, Dimitris Stratulis, fueron tres de los miembros más destacados que se abstuvieron.

El día de ayer comenzó con una reunión de varias horas del grupo parlamentario de Syriza que dejó entrever las numerosas diferencias. En el encuentro, el primer ministro, Alexis Tsipras, pidió el apoyo “cerrado” de sus filas a las decisiones “importantes” que debe tomar el Gobierno.

Aún así Konstandopulu dejó claro durante el debate parlamentario que iba a abstenerse. “La gente dio la confianza al Gobierno para que la libere de las cadenas del programa de rescate”, dijo el responsable de Seguridad y aseguró que los prestamistas “están chantajeando” al Ejecutivo.

Ante el anuncio de que algunos de los diputados de Syriza no iban a secundar el mandato, Tsipras llamó de nuevo a la unidad. Afirmó que el procedimiento era necesario para que el ministro de Finanzas, Euclid Tsakalotos, tuviese el máximo apoyo de cara a obtener el mejor resultado posible y calificó el voto de los miembros del Ejecutivo como “el mínimo de confianza que se puede mostrar hacia el Gobierno y el primer ministro”.

Pero sus palabras no sirvieron para frenar a los más descontentos. Lafazanis justificó su decisión en querer evitar la aplicación de más medidas de austeridad. “Apoyo al Gobierno pero no apoyo un programa de austeridad neoliberal, desregulación y privatizaciones, que, de ser aceptado por las 'instituciones', y en la práctica, va a alimentar el círculo vicioso de la recesión, la pobreza y la miseria”, dijo en un comunicado publicado tras la sesión.

Fuentes gubernamentales reconocieron que se ha creado una situación problemática a raíz de los votos de los diputados díscolos, por lo que es previsible que los desacuerdos den paso a una remodelación del Gobierno en los próximos días. 

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