Cómo cayó el gigante petrolero de Suramérica
La petrolera estatal brasileña, Petrobras, publicó el pasado miércoles sus resultados financieros a la sombra de uno de los más grandes escándalos de corrupción desde su fundación en 1953. Sus pérdidas fueron millonarias, pero sus directivos consideran que la revelación de esas cifras ayudará a su recuperación.
La auditoría reflejó un cambio radical sobre lo que se conocía hasta ahora de la petrolera: perdió 6.702 millones de euros en 2014, con lo que volvía a los números rojos por primera vez desde 1991, frente a una ganancias neta de 7.260 millones de euros en 2013. Petrobras atribuyó estos resultados a la pérdida de 13.837 millones de euros por la devaluación de sus activos y a los perjuicios causados por la red de blanqueo de capitales practicada desde la compañía, calculados en 1.923 millones de euros.
Aldemir Bendine, presidente de la petrolera, enfatizó que la publicación de la auditoría “supone un paso fundamental hacia la recuperación de credibilidad por parte de accionistas, proveedores, el mercado y la sociedad”.
La expectativa por los citados resultados produjo alzas en la Bolsa de São Paulo. Las ganancias en el mercado en lo que va de año suman ahora en torno a un 30%.
La corrupción interna de Petrobras fue descubierta en julio de 2013, cuando la policía brasileña descubrió una red de lavado de dinero que operaba desde Brasilia y São Paulo. Las investigaciones llegaron hasta el directivo Alberto Youseff, quien negoció beneficios a cambio de delatar a otros implicados.
El caso saltó a la opinión pública en marzo de 2014, cuando 24 personas fueron detenidas. Ocho meses más tarde, la investigación empezó a golpear a las empresas locales y fueron detenidos directivos de diez compañías relacionadas con Petrobras. En este punto ya estaban implicados algunos de los principales empresarios constructores de Brasil quienes conformaban una especie de club de 16 entidades que tenían contratos con Petrobras. Estados Unidos abrió entonces una investigación.
Efectos generados por la corrupción
Petrobras es el responsable del 87% de la producción de petróleo en Brasil.Sus ingresos anuales representan el 8% del PIB del país.
Después del escándalo por corrupción, Petrobras debió poner a 23 proveedores, incluyendo algunas de las empresas de construcción más grandes de Brasil, en una lista negra de pago, lo que generó pérdidas multimillonarias para la estatal.
Empresas como OEA Engenharia, Galvão Engenharia, IESA Schahin Engenharia y Alusa Engenharia,solicitaron en noviembre protección por bancarrota.
El Complejo Petroquímico de Río de Janeiro ha reducido sus operaciones y eso ha generado que oficinas, hoteles, tiendas y apartamentos de alto standing quedaran vacíos. Ahí trabajaban unos 17.000 brasileños, pero hoy solo lo hacen 3.000. Dos proyectos de refinerías, valorados en 30.000 millones de dólares, fueron cancelados por el escándalo.
Telaraña de corrupción
La red funcionaba así:la petrolera licitaba sus obras más importantes a constructoras y después desviaba sobornos del 3% para empresarios y políticos. El dinero blanqueado se reintroducía en el sistema mediante negocios de gasolineras, lavanderías u hoteles. Los implicados transferían los fondos al extranjero a través de una red de empresas y cuentas bancarias que despachaban millones de euros hacia China o Hong Kong. Para ello, empresas fachada simulaban importaciones y exportaciones.
Con el escándalo aún no destapado en 2014, Petrobras se veía como una de las empresas latinomericanas más poderosas. El año pasado, la publicación especializada América Economía Intelligence situó a la estatal brasileña en el primer puesto de las 500 mayores empresas de América Latina, con unas ventas de 130.150 millones de dólares en 2013, un beneficio neto de 9.992 millones de dólares, un patrimonio de 149.122 millones de dólares y un porcentaje de 10,6% de exportaciones con respecto a las ventas.
Pero la corrupción generó otros efectos económicos. En diciembre de 2014, la privada Fundación Getúlio Vargas, especialista en administración pública y privada, evidenció una reducción en las inversiones brasileñas de los sectores industrial, servicios, comercio y construcción, en comparación con 2013. A esto se sumó una avalancha de desempleo en todo Brasil.